Turno Libre

Asecinato de las Mirabal

25 de noviembre: Doña Chea Mirabal y Arlette

Publicado: 26/11/2019

Asecinato de las Mirabal

<h1>25 de noviembre: Do&ntilde;a Chea Mirabal y Arlette</h1>

<p>El 25 de noviembre del a&ntilde;o 2000&nbsp; despert&eacute; a las 4 de la madrugada.&nbsp;&nbsp; Acordamos salir rumbo a Salcedo a las 5:30 para&nbsp; llegar a tiempo y hacer guardia de honor a Manolo&nbsp; y a las Hermanas Mirabal.&nbsp; Sus restos ser&iacute;an trasladados&nbsp; del Cementerio Municipal de Salcedo, al Mausoleo&nbsp;&nbsp; levantado en el jard&iacute;n de la Casa Museo en Conuco.</p>

<p>Pero todav&iacute;a en la cama, comenzaron los recuerdos. Dolorosos, inc&oacute;modos, irritantes, supongo que tambi&eacute;n inevitables, porque a veces los pensamientos parecen tener vida propia y muy especialmente todos los 25 de noviembre.&nbsp; Rafael Tom&aacute;s, el m&aacute;s peque&ntilde;o de mis hijos,&nbsp; muri&oacute; ese d&iacute;a tras un accidente de moto que, conforme transcurrieron las horas, fue deteriorando su salud. Ten&iacute;a 18 a&ntilde;os.</p>

<p>El dolor a veces cambia, muda sus manifestaciones, intensifica sus punzadas, pero siempre es agobiante. Sin embargo, al rato sobreviene el alivio, el consuelo de fundir tu dolor con todos los dolores ajenos, que pasan a ser propios para que duelan menos.</p>

<p>Y rememor&eacute; los abrazos y las palabras de do&ntilde;a Chea Mirabal.</p>

<p>El 20 de mayo de 1965 viaj&eacute;&nbsp; de Puerto Rico al pa&iacute;s a enterrar a Rafael -coronel Fern&aacute;ndez Dominguez- muerto el d&iacute;a anterior en el frustrado ataque&nbsp; al Palacio Nacional durante la Guerra de Abril.&nbsp; Sepultamos su cuerpo en el Cementerio Municipal de Santiago y el d&iacute;a 21 yo estaba en casa de mi abuela Corina, en mi pueblo natal, San Francisco de Macor&iacute;s.</p>

<p>Y una tarde&hellip;&nbsp; &laquo;&iexcl;Arlette, mira qui&eacute;n est&aacute; aqu&iacute;!&raquo;&nbsp; Parada&nbsp; frente a m&iacute;, con los brazos abiertos, esperando que fuera a ellos,&nbsp; estaba do&ntilde;a Chea Mirabal;&nbsp; &laquo;&iexcl;Mi muchachita, mi muchachita!&raquo;, me&nbsp; dec&iacute;a.</p>

<p>Y&nbsp; me abrac&eacute; a ella buscando consuelo en aquel coraz&oacute;n destrozado. Ella me daba besos, y yo le dec&iacute;a: &laquo;delante de usted yo no puedo llorar&raquo;.&nbsp;&nbsp; Y fue exactamente el d&iacute;a del asesinato de sus hijas, un 25 de noviembre, pero del a&ntilde;o 1980,&nbsp; que&nbsp; perd&iacute; a mi hijo Rafael&nbsp; Tom&aacute;s. Y a&ntilde;o tras a&ntilde;o me evoco entre sus brazos&nbsp; para encontrar en ellos&nbsp; las fuerzas y el alivio.</p>

<p>Tengo, pues,&nbsp; la fortuna de ser beneficiaria de su dolor, porque el m&iacute;o disminuy&oacute; con el suyo en mayo del 65 y en cada 25 de noviembre.</p>

<p>Se nos hizo tarde y fuimos directo a la Casa Museo.&nbsp; Me impresion&oacute;&nbsp; ver&nbsp; a los cadetes dispersados&nbsp; en&nbsp; el&nbsp; jard&iacute;n.</p>

<p>Los salud&eacute; con&nbsp; marcada dulzura&nbsp; y contestaron entrechocando sus tacones. Todo&nbsp; en mi se enardeci&oacute; y record&eacute; mi noviazgo con&nbsp; Rafael.&nbsp; &iexcl;Tan atractivo y correcto! &iexcl;Estaba tan enamorada! Nuestras cartas, el colegio, las monjas, los besos y la espera.&nbsp;&nbsp; &iquest;Despu&eacute;s?&nbsp; &iexcl;Dios, cu&aacute;ntas cosas!&nbsp; Vida, lucha, amor, hero&iacute;smo y muerte. &iexcl;Qu&eacute;&nbsp; bueno que a estos muchachos no les toc&oacute; vivir aquellos tiempos!</p>

<p>Nos sentamos&nbsp; frente a los nichos que acoger&iacute;an los restos de aquellos 4 tesoros de la Patria. Llegaron generales, coroneles y oficiales, elegantes&nbsp; con sus kepis y sus caireles tricolor, todos&nbsp; calladitos&nbsp; honrando a Manolo, a Minerva, a Patria y a Mar&iacute;a Teresa.</p>

<p>Entr&oacute; Ded&eacute; con la antorcha en sus manos; le segu&iacute;an&nbsp; los hijos de Manolo y de las muchachas&nbsp; que cargaban las urnas. Los cadetes las&nbsp; depositaron en los nichos y doblaron cuidadosamente&nbsp; las banderas que las cubr&iacute;an.</p>

<p>Ante escena tan sobrecogedora, sent&iacute; inconformidad, pero la rechac&eacute; con rabia. &iexcl;No, no los estamos enterrando,&nbsp; ellos est&aacute;n eternizados!&nbsp;&nbsp;&nbsp; Me sent&iacute; mejor.&nbsp; Se cant&oacute; el Himno Nacional y el himno del 14 de Junio; discursos, aplausos y lloros.&nbsp; El mausoleo fue declarado extensi&oacute;n del Pante&oacute;n de la Patria.</p>

<p>El&nbsp; tiempo&nbsp; produjo canciones y poemas dedicados a Las Mirabal y a Manolo.&nbsp; Entre flores,&nbsp; el colibr&iacute; y las mariposas que liban en el jard&iacute;n que tanto cuid&oacute; Ded&eacute;,&nbsp;&nbsp; Manolo y las muchachas&nbsp; descansan arrullados por el canto patrio y el amor del pueblo.</p>

<p>La madrugada de este&nbsp; 25 de noviembre s&eacute; que&nbsp; do&ntilde;a Chea Mirabal estar&aacute; conmigo y&hellip; ustedes tambi&eacute;n.</p>

<p>El sol se levantar&aacute; y otra vez&nbsp; a dar la batalla&nbsp; por lo posible.</p>

<p>Arreb&aacute;tale a la vida el goce de vivir y, seamos&nbsp; valientes&nbsp; si -como le ocurre&nbsp; a muchos que han perdido a un hijo-&nbsp; anidamos profundos sentimientos que estamos obligados&nbsp; a silenciar&nbsp; y que enterraremos con nosotros, porque en el mundo no hay milagros&nbsp; para&nbsp; lo imposible. Aceptarlo es lacerante, pero nada podemos hacer.</p>

<p><img alt="Al fondo el poema de Rafe a doña Arlette. En las fotos Arlette con Rafe de bebé. A la derecha Rafe, de joven, y debajo doña Doña Chea." src="http://www.photoshelter.com/img-get/I0000DmoLwRPkLOs/s/1000?1416841087.jpg" style="border-style:none; height:auto; width:433px" />Al fondo el poema de Rafe a do&ntilde;a Arlette. En las fotos Arlette con Rafe de beb&eacute;. A la derecha Rafe, de joven, y debajo do&ntilde;a Do&ntilde;a Chea</p>

<p>No&nbsp; todo se pierde ni termina.&nbsp; Mi hijo Rafael Tom&aacute;s me escribi&oacute; un poema inspirado&nbsp; a partir del momento en que&nbsp;&nbsp;&nbsp; &laquo;descubri&oacute;&raquo; a su padre estando frente a un juez.</p>

<p>Ten&iacute;a 17 a&ntilde;os.&nbsp; Era media noche. Recib&iacute;&nbsp; una llamada desde el Palacio de la Polic&iacute;a. Rafael Tom&aacute;s estaba detenido&nbsp; por liarse&nbsp; a los pu&ntilde;os con un periodista.</p>

<p>El oficial me pidi&oacute; ir a buscarlo porque era menor de edad.&nbsp; El periodista s&iacute;&nbsp; amanecer&iacute;a preso. Y&nbsp; le dije al oficial que mi hijo tambi&eacute;n. Al d&iacute;a siguiente est&aacute;bamos&nbsp; frente a un Juzgado de Paz o similar,&nbsp; ubicado en la Avenida Mella.</p>

<p>&laquo;Mami, &iquest;vienes conmigo?&raquo;&nbsp;&nbsp; &iexcl;No!</p>

<p>El&nbsp; juez le pidi&oacute; su nombre.&nbsp; &laquo;Rafael Tom&aacute;s&nbsp; Fern&aacute;ndez Fern&aacute;ndez, se&ntilde;or&raquo;.</p>

<p>&laquo;&iexcl;Si&eacute;ntese Fern&aacute;ndez!&raquo;&nbsp;&nbsp; Y ese juez&nbsp; le ense&ntilde;&oacute;&nbsp; al hijo qui&eacute;n era su padre. &laquo;Joven, no puedo castigar a un hijo del coronel Fern&aacute;ndez Dominguez, pero debe usted jurar que honrar&aacute; su nombre&nbsp; con un buen comportamiento&raquo;.</p>

<p>Lleg&oacute; impresionado y&nbsp; repet&iacute;a: &laquo;mi padre si es grande&raquo;. A partir de ese d&iacute;a me acompa&ntilde;&oacute;&nbsp; a los pueblos y campos a difundir la vida de su pap&aacute; y a trabajar con nosotros; estaba deslumbrado.</p>

<p>Un d&iacute;a lleg&oacute; con su carga de besos y mimos.&nbsp;&nbsp; &laquo;Mami linda, tengo una sorpresa para ti&raquo;:</p>

<p><em><strong>El angel de mi padre</strong></em></p>

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