Turno Libre

Lecciones de la historia para "la primavera chilena"

Las interrogantes sobre lo ocurrido estas semanas en las calles de Chile van a generar quebraderos de cabeza por mucho tiempo. Por ejemplo,

Publicado: 27/11/2019

Lecciones de la historia para "la primavera chilena"

<p>Las interrogantes sobre lo ocurrido estas semanas en las calles de Chile van a generar quebraderos de cabeza por mucho tiempo. Por ejemplo, &iquest;c&oacute;mo vamos a bautizar a estas hermosas y sublimes jornadas de levantamiento popular? Hay varios candidatos a chapa oficial: el 18-O, el octubre chileno, la rebeli&oacute;n de les patipelades o el mentholatum contrataca. En lo personal, me quedar&iacute;a con &ldquo;la invasi&oacute;n de los alien&iacute;genas&rdquo;, pero probablemente alguien, en alguna epifan&iacute;a de sobredosis de vodka, ya se convirti&oacute; en titular de los derechos de ese nombre. S&oacute;lo para entendernos, perm&iacute;taseme hablar de la &ldquo;primavera chilena&rdquo;.</p>

<p>Tambi&eacute;n de seguro dar&aacute;n muchos dolores de cabeza las preguntas por las causas: &iquest;por qu&eacute; ahora? &iquest;Falt&oacute; mundial y t&iacute;tulos de Copa Am&eacute;rica para mantener narcotizadas a las masas? &iquest;Qu&eacute; papel le cupo a la estrepitosa derrota del movimiento estudiantil del 2011 y las frustraciones de una neutralizaci&oacute;n y anulaci&oacute;n de su potencial transformador a trav&eacute;s de la institucionalizaci&oacute;n, parlamentarizaci&oacute;n y consiguiente disoluci&oacute;n de su agenda? &iquest;Cu&aacute;nta explicaci&oacute;n real aporta la met&aacute;fora de &ldquo;la olla de presi&oacute;n&rdquo; o la tesis de &ldquo;el malestar&rdquo;? &iquest;O estaremos m&aacute;s bien frente a una suerte de &ldquo;segundo movimiento&rdquo; para la &ldquo;autoprotecci&oacute;n de la sociedad&rdquo; del que habla Karl Polanyi? &iquest;Tiene alguna relaci&oacute;n este estallido con el evidente agotamiento, ya terminal, del r&eacute;gimen econ&oacute;mico vigente, como hab&iacute;a ocurrido antes con los levantamientos de 1848 y 1968 en Francia? &iquest;Estamos ante una catarsis coyuntural o la profundidad, alcance y duraci&oacute;n del levantamiento permite ya hablar de la emergencia de una nueva subjetividad, que se est&aacute; haciendo refractaria a los mecanismos de introyecci&oacute;n del orden neoliberal?</p>

<p>Estas preguntas, que han sido profusamente abordadas por las toneladas de an&aacute;lisis publicados en todo tipo de medios, son necesarias para explicar lo ocurrido en las &uacute;ltimas tres semanas. Es decir, son preguntas fundamentales para nuestra comprensi&oacute;n te&oacute;rica, anal&iacute;tica. Pero, en la actualidad, las interrogantes m&aacute;s urgentes y apremiantes son de car&aacute;cter pr&aacute;ctico: &iquest;cu&aacute;l es la situaci&oacute;n actual? Dada esa situaci&oacute;n, &iquest;qu&eacute; cabe esperar que ocurra? Y en base a eso, &iquest;qu&eacute; debemos hacer quienes buscamos que toda esta primavera chilena termine cuajando en otra sociedad, otro Estado, otra econom&iacute;a para Chile?</p>

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<p>Este peque&ntilde;o texto pretende esbozar algunas respuestas a estas interrogantes pr&aacute;cticas. Pero no de forma especulativa, abstracta. Al contrario. Hurga gen&eacute;ricamente en la historia de eventos similares para extraer algunas claves de interpretaci&oacute;n y, sobre todo, para extraer lecciones pr&aacute;cticas. &iquest;Qu&eacute; eventos similares? Los estallidos sociales. Lo que est&aacute; ocurriendo hoy en Chile no es, todav&iacute;a, una rebeli&oacute;n, una insurrecci&oacute;n o una revoluci&oacute;n. Es un estallido social. De lo que hagamos nosotres de aqu&iacute; en adelante va a depender si lo transformamos en uno de esos procesos. Mientras tanto, es necesario aprender de los estallidos sociales y sus distintos avatares y azares. Y eso se logra revisando y analizando su historia.</p>

<p>En la historia se pueden identificar cinco tipos de estallido social seg&uacute;n la forma de su resoluci&oacute;n:</p>

<p><strong>1. Estallidos sociales aplastados violentamente por los aparatos represivos&nbsp;</strong>. La reacci&oacute;n b&aacute;sica de todo r&eacute;gimen de dominaci&oacute;n frente a un estallido social es el intento de sofocarlo a trav&eacute;s de los aparatos represivos del Estado. Pr&aacute;cticamente no se conoce uno que no haya sido objeto de alguna respuesta de fuerza. En algunos casos la reacci&oacute;n represiva es seguida, complementada y/o sustituida posteriormente por procesos sociales y pol&iacute;ticos distintos: negociaciones, acuerdos, eventos constituyentes, etc. Pero la reacci&oacute;n primera y b&aacute;sica de todo r&eacute;gimen de dominaci&oacute;n es intentar terminar con los estallidos a trav&eacute;s de la represi&oacute;n violenta. Este es, por as&iacute; decirlo, el &ldquo;nivel cero&rdquo; de (re)acci&oacute;n.</p>

<p>Tanto en los pa&iacute;ses centrales como en las periferias del sistema mundial, las sociedades que se encuentran en las primeras etapas de desarrollo capitalista, que muchas veces tienen reg&iacute;menes de dominaci&oacute;n no liberales (monarqu&iacute;as, absolutismos, autoritarismos de toda clase, sin parlamentos), por regla general s&oacute;lo cuentan con el recurso de la violencia del Estado para acabar con los estallidos. Y en no pocas ocasiones ha resultado suficiente, como ocurri&oacute; en Alemania (1918 &ndash; 1919), cuando la socialdemocracia de Friedrich Ebert mand&oacute; a los grupos de choque paramilirares de la derecha (los&nbsp;<em>freikorps</em>) a aplastar a los/as trabajadores/as y su vanguardia, el partido comunista alem&aacute;n.</p>

<p><strong>2. Grandes estallidos con demandas acotadas resueltas por el Estado&nbsp;</strong>. Una segunda forma de resoluci&oacute;n es la que aplaca los estallidos con la entrega de una respuesta a la principal demanda que los motiv&oacute;. Por regla general, cuando se logra desactivar de esta manera, sus consecuencias sociales y pol&iacute;ticas son escasas o nulas: entregada la soluci&oacute;n por el Estado, todo el mundo abandona las calles y vuelve a sus casas. Ejemplos tenemos m&aacute;s de alguno en Chile: la &ldquo;revoluci&oacute;n de la chaucha&rdquo; y la &ldquo;Batalla de Santiago&rdquo;, que han dado vueltas estas semanas en la boca y la pluma de cuanto inspirado/a int&eacute;rprete ha cre&iacute;do poder explicar con analog&iacute;as hist&oacute;ricas simples la complejidad de lo que est&aacute; pasando ahora. Vistas hoy las cosas, por supuesto, la igualaci&oacute;n de esta primavera chilena con esos otros dos eventos es un desprop&oacute;sito. Pero valgan ambos para ilustrar este segundo tipo o formato de resoluci&oacute;n de un estallido.</p>

<p><strong>3. Grandes estallidos sociales con escasas o nulas consecuencias, que mueren por desgaste o agotamiento&nbsp;</strong>. Pocos eventos del siglo XX han calado tanto en el imaginario contempor&aacute;neo como el &ldquo;mayo franc&eacute;s&rdquo;, con toda su mitolog&iacute;a, todos sus clich&eacute;s y todas las tesis delirantes que ha inspirado, sobre todo en la(s) izquierda(s). La historia es m&aacute;s o menos conocida: un par de peque&ntilde;as protestas contra el procesamiento de un grupo de estudiantes de Nanterre por manifestarse contra la Guerra de Vietnam se convirti&oacute;, en una semana, en una guerrilla urbana y una huelga general, la m&aacute;s grande hasta entonces en Occidente: adhirieron, se estima, cerca de 10 millones de trabajadores y trabajadoras.</p>

<p>Mientras dur&oacute; el estallido, no s&oacute;lo varias de las calles de Par&iacute;s estuvieron bajo control estudiantil, especialmente en el Barrio Latino; adem&aacute;s, las f&aacute;bricas quedaron bajo control obrero. Y por nada m&aacute;s, analistas de diversa laya auguraron el fin no s&oacute;lo de la Quinta Rep&uacute;blica, sino del capitalismo en su conjunto. Y no falt&oacute; el que, como Castoriadis, profetiz&oacute; que el mayo franc&eacute;s supon&iacute;a incluso el fin de la civilizaci&oacute;n Occidental tal como se la conoc&iacute;a.</p>

<p>Sin embargo, pese a las profec&iacute;as, el mayo franc&eacute;s termin&oacute; en nada. O casi nada: alguna que otra transformaci&oacute;n en el sistema educativo franc&eacute;s hizo posible. Pero para el volumen y extensi&oacute;n del estallido, sus logros fueron irrisorios. A la larga, y como bien se&ntilde;alan Arrighi, Hopkins y Wallerstein, el estallido de 1968 fue un fracaso hist&oacute;rico; inaugur&oacute; la era de &ldquo;los nuevos movimientos sociales&rdquo;, pero, tras 40 d&iacute;as de intensas movilizaciones y luchas callejeras, no consigui&oacute; nada, algo que, seg&uacute;n esos mismos autores, ya hab&iacute;a ocurrido con el otro gran estallido mundial, el de 1848. Pero para lo que nos importa, este caso ilustra que un gran, un enorme estallido social puede terminar en la total y absoluta intrascendencia pol&iacute;tica, social y econ&oacute;mica por desgaste, por falta de visi&oacute;n o conducci&oacute;n pol&iacute;tica, por escasa claridad de objetivos, por ausencia de proyecto, por exceso de exuberancia expresiva pero nulo sentido pr&aacute;ctico.</p>

<p><strong>4. Grandes estallidos neutralizados por acuerdos o &ldquo;pactos sociales&rdquo; celebrados entre &eacute;lites o c&uacute;pulas.&nbsp;</strong>El cuarto tipo de resoluci&oacute;n es probablemente el m&aacute;s habitual en las hipercomplejas sociedades modernas y contempor&aacute;neas: un acuerdo o pacto entre dirigencias o facciones de las elites que pone fin a las disputas entre ellas y hace posible la consolidaci&oacute;n de una mayor&iacute;a pol&iacute;tica para enfrentar y neutralizar las movilizaciones populares. Dos son los ejemplos t&iacute;picos de este formato de resoluci&oacute;n: los estallidos de 1848 en Francia y Alemania, profusamente analizados por Marx. En ambos casos, los movimientos populares hicieron tambalear a los respectivos reg&iacute;menes pol&iacute;ticos; y en ambos casos, fueron desactivados gracias a un pacto o alianza entre burgues&iacute;as, peque&ntilde;as burgues&iacute;as y clases terratenientes (&ldquo;el partido del orden&rdquo; llam&oacute; Marx a esta alianza en la Francia de 1848-1851). En el caso franc&eacute;s, el pacto sacrific&oacute; el r&eacute;gimen pol&iacute;tico para salvar el r&eacute;gimen econ&oacute;mico; en el alem&aacute;n, qued&oacute; todo igual.</p>

<p>Con salvedades y matices (algunos no tan matizados), una resoluci&oacute;n similar se produjo en el &ldquo;pacto transicional&rdquo; chileno: las grandes movilizaciones conocidas como &ldquo;jornadas de protestas nacionales&rdquo; (que, en t&eacute;rminos estrictos, no fueron un &ldquo;estallido&rdquo;, sino m&aacute;s bien movilizaciones coordinadas y planificadas), junto al fortalecimiento de la resistencia militar contra la dictadura, abrieron la posibilidad de negociar la as&iacute; llamada &ldquo;transici&oacute;n&rdquo;: militares, antigua oligarqu&iacute;a y nuevas grandes burgues&iacute;as entregar&iacute;an el gobierno a cambio de quedarse con el poder (real); y, por supuesto, tambi&eacute;n a cambio de impunidad para los cr&iacute;menes de la dictadura. El pacto supon&iacute;a, adem&aacute;s, que las c&uacute;pulas de la entonces oposici&oacute;n iban a dejar el r&eacute;gimen neoliberal intacto a cambio de poder gobernar; ah&iacute; est&aacute; Ricardo Lagos en la Franja del No anunciando que &ldquo;el sistema econ&oacute;mico no est&aacute; en cuesti&oacute;n&rdquo;, que no lo iban a tocar. Y este es precisamente el &ldquo;pacto&rdquo;, la transaca, que nos tiene hoy en las calles.</p>

<p><strong>5. Grandes estallidos como inicios de ciclos de transiciones hist&oacute;ricas o revoluciones&nbsp;</strong>. Muchos estallidos sociales en la historia moderna han terminado sin consecuencias inmediatas. A primera vista, parecen ajustarse al formato de resoluci&oacute;n descrito en el punto cuarto. Sin embargo, por efecto de m&uacute;ltiples factores, terminan generando las condiciones para una derrota posterior al bloque hegem&oacute;nico-dominante y, por esa v&iacute;a, para el inicio de una transici&oacute;n hacia un nuevo Estado y/o un nuevo r&eacute;gimen econ&oacute;mico. En otras palabras, el estallido es una suerte de apertura de un proceso constituyente &iquest;Por qu&eacute;? B&aacute;sicamente porque, en algunos casos, el estallido genera o expresa, a modo de s&iacute;ntoma, una fractura en el Estado, entendido en el sentido gramsciano de &ldquo;s&iacute;ntesis&rdquo; de las clases sociales, de totalidad de la sociedad. El estallido pone en evidencia que no existe tal &ldquo;s&iacute;ntesis&rdquo; y que, por lo tanto, no estamos ante lo que Ren&eacute; Zavaleta Mercado llamaba un &ldquo;Estado real&rdquo;, sino ante un &ldquo;Estado aparente&rdquo;: un Estado que fracasa en la imposici&oacute;n de un orden leg&iacute;timo por su incapacidad de hacer s&iacute;ntesis de las clases sociales.</p>

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<p>En gran parte de los casos, cuando un Estado aparente queda desnudo, el estallido es seguido por una crisis org&aacute;nica. Y eso abre un ciclo de transici&oacute;n, de oscilaci&oacute;n ca&oacute;tica en el sistema hist&oacute;rico en cuesti&oacute;n que, tarde o temprano, termina en un punto de bifurcaci&oacute;n: o se reconstituye/restaura definitivamente el&nbsp;<em>ancien r&eacute;gime</em>&nbsp;(con todos los parches necesarios, por supuesto) o se quiebra la estructura del sistema, que, mediante un acto constituyente, termina dando un salto cualitativo hacia otro tipo de formaci&oacute;n u organizaci&oacute;n del Estado y/o la econom&iacute;a. En los sistemas hist&oacute;ricos, la salida del punto de bifurcaci&oacute;n depende b&aacute;sicamente de la pugna entre fuerzas reaccionarias o restauradoras, de un lado, y fuerzas revolucionarias, rupturistas y/o constuyentes, del otro, de cu&aacute;les sean capaces de imponerse a las otras. En la pr&aacute;ctica, eso significa que la fase de oscilaci&oacute;n ca&oacute;tica es o supone un proceso de tensionamiento de fuerzas, que termina resolvi&eacute;ndose en un momento dial&eacute;ctico de confrontaci&oacute;n. Si el estallido social inicia el ciclo de oscilaci&oacute;n, la confrontaci&oacute;n lo cierra. Evidentemente, la confrontaci&oacute;n se resuelve en favor de quien tenga mayor fuerza. Por ello, este ciclo es tambi&eacute;n una fase de acumulaci&oacute;n y articulaci&oacute;n de fuerzas.</p>

<p>Ejemplos de resoluci&oacute;n de un estallido social por esta v&iacute;a abundan, entre ellos las dos revoluciones emblem&aacute;ticas de la modernidad: la revoluci&oacute;n francesa y la revoluci&oacute;n rusa. Ambas comenzaron con estallidos sociales que se resolvieron meses despu&eacute;s a trav&eacute;s de un tensionamiento de fuerzas, y la resoluci&oacute;n, en ambos casos, decant&oacute; en la transici&oacute;n de un Estado a otro, aunque s&oacute;lo en el caso ruso ocurri&oacute; un cambio de modo de producci&oacute;n.</p>

<p>Pero no son los &uacute;nicos ejemplos. En Venezuela, el Caracazo (1989) termin&oacute; con un largo ciclo de oscilaci&oacute;n ca&oacute;tica en 1998, cuando Hugo Ch&aacute;vez lleg&oacute; a la presidencia. En Bolivia, el ciclo de oscilaci&oacute;n abierto por el estallido de febrero de 2003 sigui&oacute;, primero, en octubre de ese a&ntilde;o con el derrocamiento de S&aacute;nchez de Lozada en la &ldquo;guerra del gas&rdquo;, y termin&oacute;, luego, con la elecci&oacute;n de Evo Morales en 2005. En ambos casos, el tensionamiento de fuerzas asumi&oacute; la forma de disputa electoral. Y en todos los casos nombrados, el estallido abri&oacute; un proceso constituyente.</p>

<p>&iquest;Qu&eacute; formato de resoluci&oacute;n est&aacute; siguiendo el estallido chileno? Por el momento, ya sabemos que no es el 1 ni el 2. Ni la represi&oacute;n ultraviolenta ni la reducci&oacute;n del precio del pasaje de metro lograron contenerlo. En consecuencia, el estallido podr&iacute;a estar siguiendo cualquiera de las 3 &uacute;ltimas formas. Pero&hellip; &iquest;cu&aacute;l exactamente? En este minuto, ninguna. O, m&aacute;s bien, todas. Como no se ha producido a&uacute;n, la resoluci&oacute;n del estallido no s&oacute;lo est&aacute; en proceso, en construcci&oacute;n, sino tambi&eacute;n en disputa. &iquest;Entre quienes? Tres grandes actores se han conformado en el escenario abierto por las movilizaciones. El primero es el actor &ldquo;restaurador&rdquo;, constituido por el gobierno, su coalici&oacute;n y el partido del orden. El segundo es el actor &ldquo;institucionalista&rdquo;, conformado por el PC, el Frente Amplio, referentes de la concertaci&oacute;n que no se han articulado en el partido del orden, y todas las organizaciones sociales ligadas a estas fuerzas pol&iacute;ticas y que se han agrupado en algo que han llamado &ldquo;unidad social&rdquo;. Finalmente, est&aacute; en proceso de conformaci&oacute;n y desarrollo el actor &ldquo;rupturista&rdquo;, constituyente, que agrupa a organizaciones y personas activamente participantes en las movilizaciones.</p>

<p>Cada uno de estos tres actores apuesta y maniobra para propiciar una forma de resoluci&oacute;n: el gobierno, junto a sus socios de la Alianza y la Concertaci&oacute;n, apuesta por una resoluci&oacute;n que da&ntilde;e lo menos posible al Estado y al r&eacute;gimen neoliberal (tipo 3 de resoluci&oacute;n); los/as &ldquo;institucionalistas&rdquo; estaban apostando por un &ldquo;nuevo pacto social&rdquo; (tipo 4); y el actor rupturista apunta a llevar esto hasta un punto de bifurcaci&oacute;n constituyente (tipo 5). Finalmente, el actor que se imponga en esta pugna definir&aacute; el tipo de resoluci&oacute;n.</p>

<p>Hasta el 15 de noviembre cada actor estuvo en esa cruzada de imponerse a los otros: el gobierno ganando tiempo con propuestas y medidas insulsas para neutralizar al movimiento por la v&iacute;a del desgaste; el actor institucionalista tratando de neutralizarlo por la v&iacute;a de la institucionalizaci&oacute;n y parlamentarizaci&oacute;n de la energ&iacute;a transformadora del estallido, para lo cual levant&oacute; &ldquo;cabildos&rdquo; que buscaban sacar de las calles a las personas movilizadas; y el actor de ruptura luchando en las calles mientras, paralelamente, se organizaba y articulaba en un gran sujeto constituyente.</p>

<p>El 15 de noviembre, sin embargo, se produjo el primer punto de inflexi&oacute;n: el actor de ruptura obtuvo su primer triunfo al obligar a los otros a aceptar que el 18 de octubre se inaugur&oacute; un proceso constituyente. La resignaci&oacute;n de los otros dos actores se plasm&oacute; en una alianza (&ldquo;pacto para la paz&rdquo;, la llamaron) que los une en un objetivo: hacer que el proceso constituyente da&ntilde;e lo menos posible al poder constituido, que es a la vez econ&oacute;mico y pol&iacute;tico. Con esto se inici&oacute; un nuevo momento en este proceso constituyente: el momento de la disputa entre el sujeto constituyente y el poder constituido.</p>

<p>Las tareas fundamentales que este momento le impone al sujeto constituyente es evitar que el repliegue del poder constituido logre neutralizar por desgaste o institucionalizaci&oacute;n la energ&iacute;a social transformadora que hoy est&aacute; en las calles. Es decir, hacer que el proceso constituyente llegue a un punto de bifurcaci&oacute;n. Eso, por supuesto, requiere acumular y hacer crecer la fuerza propia. Y, para hacer eso, lamentablemente nadie ha encontrado otra f&oacute;rmula distinta a la organizaci&oacute;n y la articulaci&oacute;n, lo que, en las circunstancias actuales, exige acompa&ntilde;ar la lucha en la calle con el levantamiento de organizaciones en los territorios, en los liceos, en los lugares de trabajo, y luego articular esas iniciativas con otras similares para as&iacute; vertebrar una fuerza grande y robusta, capaz de hacerse cargo de la tarea constituyente y de imponerse al poder constituido. Por lo tanto, sin dejar la movilizaci&oacute;n y la lucha callejera, es urgente reforzar y dinamizar las instancias y los espacios de organizaci&oacute;n popular.</p>

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<p>En este momento, la forma de organizaci&oacute;n que se ha dado el movimiento popular en las calles es la de las asambleas autoconvocadas, que deben su existencia, sus objetivos y sus agendas a lo que acuerden sus integrantes, y no a los intereses de quienes buscan neutralizar este estallido.</p>

<p>En las distintas regiones del pa&iacute;s se est&aacute;n articulando y uniendo las distintas asambleas territoriales en Asambleas Provinciales o Regionales Autoconvocadas. Y para el 23 de noviembre est&aacute; prevista la constituci&oacute;n de la Asamblea Autoconvocada Nacional, que va a reunir a las distintas asambleas regionales.</p>

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<p>La instalaci&oacute;n y articulaci&oacute;n de las asambleas autoconvocadas es el camino que se ha dado el movimiento popular para convertirse en sujeto constituyente. Es urgente que todos los territorios movilizados dinamicen la conformaci&oacute;n de estas asambleas para fortalecer este sujeto.</p>

<p>[1]&nbsp;Soci&oacute;logo. Director de Investigaciones del Centro de Estudios para la Igualdad y la Democracia &ndash; CEID (Santiago, Chile). Integrante de El Trokinche, colectivo de pensamiento anticapitalista. Integrante de la Comisi&oacute;n de Profesionales y T&eacute;cnicos/as de la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadoras. Twitter: @ego_ipse</p>

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