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La estrategia de la incertidumbre

Avanza el calendario y los candidatos que hace meses eran pro activos en las calles y en las redes parecen pasmados.

Publicado: 28/11/2019

La estrategia de la incertidumbre

<p>Avanza el calendario y los candidatos que hace meses eran&nbsp; proactivos en las calles y en las redes parecen pasmados. Ante el anunciado momento cumbre los sorprende la inercia.</p>

<p>Hace falta el pistoletazo de salida para la carrera electoral de las elecciones del 16 de febrero y las del 17 de mayo del venidero a&ntilde;o, sin contar la que se proyecta como segura segunda vuelta que ser&iacute;a celebrada el 28 de junio de 2020.</p>

<p>La incertidumbre est&aacute; en las calles, en los discursos, en las proyecciones. Los m&aacute;s avezados futur&oacute;logos de la pol&iacute;tica se confiesan confundidos. Por un lado tenemos los plazos de ley y los administrativos establecidos por la Junta Central Electoral, ambos r&iacute;gidos y en el caso de los constitucionalizados fatales. El tiempo y el espacio han resultado precarios para las malquerencias y las demostraciones de acrobacias de algunos actores pol&iacute;ticos: desdecirse, trasegar ideas, traficar lealtades, exponer ante terceros miserias humanas inconfesables.</p>

<p>El proselitismo no se ha detenido nunca. Asistimos a lo electoral lo mismo que la cotidiana esencia de actividades triviales. El pol&iacute;tico que va a misa no es un fiel creyente, su asistencia obedece a un plan para dejarse ver de la feligres&iacute;a o acordar favores con el padre o el pastor. Igual sucede si va estadio de b&eacute;isbol, por ejemplo. A ese nivel de descreimiento hemos llevado la pol&iacute;tica.</p>

<p>Por eso la reglamentaci&oacute;n en la promoci&oacute;n electoral fue tan atacada cuando la enfermiza necesidad de &ldquo;estar presente&rdquo; o darse a conocer se vio amenazada con los l&iacute;mites de la publicidad.</p>

<p>Nadie tiene certeza hoy de que el proceso sea m&aacute;s equitativo, plural y di&aacute;fano, sostenida en las mutiladas legislaciones que promov&iacute;an solucionar tantos problemas pero que han venido a generar tantos otros: la Ley Org&aacute;nica de R&eacute;gimen Electoral (Ley 15-19) y la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Pol&iacute;ticos (Ley 33-18).</p>

<p>La incertidumbre se aprovecha como estrategia. Alguien debe beneficiarse de que a estas alturas nada est&eacute; definido. Las cartas est&aacute;n sobre la mesa y el tiempo corriendo. No hay vaticinio posible si a&uacute;n no sabemos cu&aacute;ntas fuerzas pol&iacute;ticas converger&aacute;n a las elecciones, si a&uacute;n no sabemos si ser&aacute;n aceptados o no candidatos presidenciales a pesar de ser postulados por partidos pol&iacute;ticos y su las alianzas se conformaran v&aacute;lidamente con los renunciantes de sus parcelas pol&iacute;ticas originarias.</p>

<p>As&iacute; se auguran alianzas y bloques de ins&oacute;litas convergencias. Los intereses que los dividieron hoy han de hacerlos coincidir. Mientras eso sucede recorren las calles aspirantes que no conocen sus plazas, se cuestionan sin respuestas estructuras zonales de partidos que no saben qui&eacute;nes estar&aacute;n en la boleta, y quedan pendientes alianzas que desaf&iacute;an el espacio, la l&oacute;gica, el sentido.</p>

<p>La incertidumbre puede ser la estrategia pero no estoy seguro. &iquest;Paradoja?</p>

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