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En el 54 aniversario de la batalla del Hotel Matúm

En el 54 aniversario de la batalla del Hotel Matúm

Publicado: 21/12/2019

En el 54 aniversario de la batalla del Hotel Matúm

<p>Se conmemora hoy el 54 aniversario de la batalla del Matum, valerosa reafirmaci&oacute;n de la dignidad patria encarnada por los dignos soldados constitucionalistas que bajo el liderazgo del Coronel Francisco Alberto Caama&ntilde;o De&ntilde;&oacute;, en desiguales condiciones, llenaron una nueva p&aacute;gina de gloria en la defensa inquebrantable de nuestra libertad y nuestra democracia.<img src="https://acento.com.do/wp-content/uploads/Batalla-hotel-Mat%C3%BAn-en-Santiago-1965-2.jpg" /></p>

<p>Siempre ser&aacute; importante recrear, especialmente para las nuevas generaciones, tan memorables acontecimientos. S&oacute;lo de este modo ser&aacute; posible valorar verdaderamente nuestras conquistas democr&aacute;ticas, d&eacute;biles a&uacute;n, haciendo conciencia clara de donde venimos; de la sangre, el sudor y las l&aacute;grimas que ha costado alcanzar lo que hoy tenemos y trabajar con responsabilidad y esp&iacute;ritu de cuerpo en lo mucho que a&uacute;n nos resta por construir.</p>

<p>Aquel domingo 19 de diciembre, a las 4: 30 a.m. de la madrugada, se trasladan los militares constitucionalistas, hacia la ciudad de Santiago a fines de rendir tributo a la memoria insigne del Coronel Rafael Fern&aacute;ndez Dom&iacute;nguez, muerto siete meses antes cuando intent&oacute; tomar el Palacio Nacional y desalojar a sus ileg&iacute;timos ocupantes, acompa&ntilde;ado de Juan Miguel Rom&aacute;n, Ilio Capocci, muertos tambi&eacute;n en la ocasi&oacute;n y otros legendarios combatientes</p>

<p>Ninguna previsi&oacute;n era poca. El viernes 17 de diciembre, dos d&iacute;as antes de trasladarse a Santiago, el Presidente H&eacute;ctor Garc&iacute;a Godoy invit&oacute; a Caama&ntilde;o para reunirse en su despacho y ponerlo al corriente del complot que se tramaba en la ocasi&oacute;n para asesinarle. Se afirma, incluso, que trat&oacute; de disuadirle para que no hiciera el viaje consciente del alto riesgo que corr&iacute;a.</p>

<p>Pero Caama&ntilde;o sent&iacute;a en lo m&aacute;s hondo el ineludible deber moral de homenajear a Fern&aacute;ndez Dom&iacute;nguez, ya que como revelara a principios de noviembre al Dr. Salvador Jorge Blanco, a quien encomendara organizar los preparativos en Santiago: &ldquo;<em>aquel 19 de mayo la guerra no nos permiti&oacute; llegar a su tumba en Santiago. Pero ahora podemos hacerlo</em>&rdquo;. (Salvador Jorge Blanco. Guerra, Revoluci&oacute;n y Paz. P&aacute;g. 187).</p>

<p>La autorizada advertencia del Presidente Garc&iacute;a Godoy, explica la medida adoptada por el h&eacute;roe de abril instruyendo a la caravana salir desde la Avenida George Washington (en el momento 24 de abril) en grupo de dos o tres, pero a la distancia de un kil&oacute;metro, de suerte que pudieran disponer de un campo m&aacute;s expedito en caso de verse precisados a repeler cualquier ataque o emboscada que se le tendiera durante el trayecto y poder prestarse mutuamente oportuno apoyo.</p>

<p>Se adopt&oacute;, adem&aacute;s, como medida prudencial, que Caama&ntilde;o no encabezara la caravana y tampoco estuviera al frente de la misma ning&uacute;n miembro de la familia Fern&aacute;ndez, por lo que tomaron como medida mimetizarse en diferentes veh&iacute;culos, entre ellos carros de concho, para tornar m&aacute;s dif&iacute;ciles las posibilidades de agresi&oacute;n.</p>

<p><img src="https://ssl.c.photoshelter.com/img-get/I00003qF1I1mCrAI/s/500/I00003qF1I1mCrAI.jpg" style="border-style:none; float:right; width:367px" />Rafael Fern&aacute;ndez Dom&iacute;nguez, y Juan Bosch</p>

<p>Cabe destacar, en este contexto, el asedio continuo de que eran v&iacute;ctima los militares constitucionalistas que participaron en la insurrecci&oacute;n armada de abril de 1965. El d&iacute;a anterior, un cerco militar en actitud arbitraria rode&oacute; al Capit&aacute;n Mario Pe&ntilde;a Taveras y sus acompa&ntilde;antes al momento de encontrarse en un caser&iacute;o de Sabaneta, San Juan de la Maguana, donde se encontraba visitando a sus familiares.</p>

<p>Dos oficiales y un grupo importante de alistados marcharon en formaci&oacute;n de ataque contra ellos. Tanto el Capit&aacute;n Pe&ntilde;a Taveras como los militares que le acompa&ntilde;aron fueron conducidos donde el Comandante del ej&eacute;rcito Coronel P&eacute;rez Guill&eacute;n al tiempo de despojarles de sus armas que tiempo despu&eacute;s le ser&iacute;an devueltas.</p>

<p>Conviene tener presente, adem&aacute;s, que sectores cavernarios, civiles y militares, conspiraban contra el fr&aacute;gil gobierno del Presidente Garc&iacute;a Godoy, procurando sembrar en tan dif&iacute;ciles circunstancias el caos y la confusi&oacute;n con el prop&oacute;sito de impedir la celebraci&oacute;n de los comicios previstos para efectuarse en junio de 1966 conforme quedara consignado en el Acta Institucional, base constitucional provisoria pactada por los sectores en conflicto para poner fin a la guerra de abril.&nbsp;</p>

<p>Reinaba una insidiosa campa&ntilde;a de desorientaci&oacute;n en la que se tildaba a Garc&iacute;a Godoy de ser pro comunista y se lanzaban panfletos en los cuarteles militares con tales insinuaciones. Oportuno es precisar que en tan complejo contexto se produjo el intento de golpe de estado que desde Santiago fue orquestado por el dirigente de Uni&oacute;n C&iacute;vica Dr. Tom&aacute;s Alcib&iacute;ades Espinosa bajo el alegato de que el gobierno de Garc&iacute;a Godoy se inclinaba a favorecer a sectores de tendencia comunista. Era el mismo guion de los golpistas de 1963.</p>

<p>Culminada la misa celebrada a las 7:00 a.m. en la Iglesia Nuestra Se&ntilde;ora de la Altagracia, de Santiago, se trasladan hacia el cementerio municipal de la 30 de marzo hasta el pante&oacute;n familiar donde reposaban los restos del Coronel Fern&aacute;ndez Dom&iacute;nguez. Acogiendo la recomendaci&oacute;n de Garc&iacute;a Godoy, Caama&ntilde;o marcha en su veh&iacute;culo hasta el campo santo, no obstante, sugerencias de que caminara a pie junto a los participantes.</p>

<p>Ya desde antes de arribar al cementerio, hab&iacute;a iniciado la hostilidad hacia Caama&ntilde;o y los constitucionalistas que le acompa&ntilde;aban. Una bomba de p&oacute;lvora blanca, metida entre una caja de zapatos, fue hallada pr&oacute;ximo a la cripta donde reposaban los restos de Fern&aacute;ndez Dom&iacute;nguez en el cementerio de la avenida 30 de marzo. Era el lugar exacto desde el cual tomar&iacute;an la palabra los oradores, la cual fue oportunamente desactivada por los hombres rana al mando del coronel Manuel Montes Arache.&nbsp;</p>

<p>Desde el hotel Oriente, situado apenas a una cuadra del cementerio, dos militares pertenecientes a la Fuerza A&eacute;rea dispararon hacia donde se encontraban los concurrentes en el momento en que el Comandante H&eacute;ctor Aristy pronunciaba su discurso, logrando escapar a la persecuci&oacute;n de los hombres rana que intentaron apresarle.&nbsp;&nbsp;Dejaron abandonados dos fusiles autom&aacute;ticos marcas Fal, uno de los cuales ten&iacute;a en su ca&ntilde;&oacute;n una granada lista para ser disparada.</p>

<p>Refiere Emilio Ludovino Fern&aacute;ndez, testigo presencial de los acontecimientos, en su obra &ldquo;Ya es hora de hablar&rdquo; (P&aacute;g. 84), refiere que durante el discurso de Aristy &ldquo;sobre la tumba hab&iacute;a unos civiles con banderas y pancartas comunistas que ven&iacute;an de fuera del cementerio&rdquo;. Aunque en aquellos d&iacute;as, el san Benito de comunista, conforme la polarizaci&oacute;n de la guerra fr&iacute;a, era aplicado a todo aquel que profesaba ideas liberales y democr&aacute;ticas, este factor pudo haber incidido en exacerbar la indisposici&oacute;n de los militares regulares hacia los constitucionalistas.</p>

<p>Ante el aumento de la tensi&oacute;n, Caama&ntilde;o ordena el inmediato traslado hacia el Hotel Matum donde desayunar&iacute;an y participar&iacute;an en un almuerzo preparado en la ocasi&oacute;n por el comit&eacute; organizador.</p>

<p>A las 9:45 a.m., hora exacta que registra en un interesante relato la periodista Aleyda Fern&aacute;ndez, quien vivi&oacute; aquellas horas de horror, comenz&oacute; el ataque de los soldados de la Fuerza A&eacute;rea desde el monumento a los h&eacute;roes de la Restauraci&oacute;n contra Caama&ntilde;o y sus acompa&ntilde;antes. Aquel despachaba desde la habitaci&oacute;n 19 del segundo piso con el Dr. Pedro Manuel Casals Victoria al momento de iniciados los ataques mientras el Coronel Montes Arache y los militares constitucionalistas se encontraban en la planta baja.</p>

<p><img alt="" src="https://acento.com.do/wp-content/uploads/Batalla-hotel-Mat%C3%BAn-en-Santiago-1965-1-700x427.jpg" style="border-style:none; float:left; margin:0px auto; width:600px" /></p>

<p>Los sitiadores utilizaron veh&iacute;culos blindados (tanques MAX y L-60) as&iacute; como ametralladoras de 50 y 30 mil&iacute;metros y profuso tiroteo de fusiles autom&aacute;ticos. La desproporci&oacute;n era abismal, si se tiene en cuenta que los escoltas de los militares constitucionalistas apenas portaban 47 armas largas, entre ellas 11 sub-ametralladoras Thompson, seg&uacute;n el informe que el 21 de diciembre rindiera Caama&ntilde;o al Presidente Garc&iacute;a Godoy, pero apenas pudieron utilizar 30 de ellas, recuperadas en medio de aquel horror dantesco, dado que dichas armas hab&iacute;an quedados en el ba&uacute;l de los veh&iacute;culos al momento de iniciarse el artero ataque.</p>

<p>De ah&iacute; la expresi&oacute;n de Caama&ntilde;o al Presidente Garc&iacute;a Godoy en su referido informe &ldquo;<em>solamente el valor y el arrojo de los hombres que defend&iacute;an sus vidas contra una muerte inminente, puedo evitar la masacre que se avecinaba</em>&rdquo;.</p>

<p>Los sacerdotes Pedro Pablo B&aacute;ez (El Padre Pin), el entonces Presb&iacute;tero y Rector del Seminario Menor San P&iacute;o X Juan Antonio Flores Santana, el Padre Gilberto Jim&eacute;nez, Juan Jos&eacute; Cerceda, Emilio Lapayese y Miguel Angel Otura, procuraron llevar consuelo a los situados y&nbsp;&nbsp;mediar entrevist&aacute;ndose con los con los jefes de la Polic&iacute;a, El Ej&eacute;rcito, la Fuerza A&eacute;rea y con el coronel Caama&ntilde;o, pero el cese de hostilidades fue ef&iacute;mero.</p>

<p>Destacada participaci&oacute;n tuvieron en el auxilio a los heridos prestigiosos m&eacute;dicos de Santiago como el Doctor Pedro Jorge Blanco, el Dr. Frank Joseph Thom&eacute;n y otros galenos, as&iacute; como la Cruz Roja.</p>

<p>El Lic. Marcos Cabral Berm&uacute;dez, hermano de Do&ntilde;a Amelia Cabral Vicini, logr&oacute; trasladarse junto a Pedro Mar&iacute;a Jorge Arias, padre de Salvador Jorge Blanco, hasta las oficinas del peri&oacute;dico El Caribe que a la saz&oacute;n dirig&iacute;a el periodista Yoryi P&eacute;rez. Desde all&iacute; el Lic. Cabral logr&oacute; contacto con su hermana, solicit&aacute;ndole encarecidamente comunicarse con el Presidente Garc&iacute;a Godoy, lo que efectivamente hizo, a fines de exponerle la gravedad de lo que acontec&iacute;a.</p>

<p>Similares gestiones hizo tambi&eacute;n desde el Mat&uacute;m el Dr. Pedro Manuel Casals Victoria, por instrucciones de Caama&ntilde;o, ya que su prima Matilde Pastoriza estaba casada con el Presidente Garc&iacute;a Godoy.</p>

<p>Profunda suspicacia genera a&uacute;n hoy el confuso papel jugado por la tristemente c&eacute;lebre Fuerza Interamericana de Paz(FIP) en aquellos momentos aciagos. El Presidente Garc&iacute;a Godoy les solicit&oacute; intervenir para procurar poner fin al conflicto.</p>

<p>Las tropas, comandadas por el Teniente Coronel Costa, y conformada por unos 350 soldados aproximadamente, llegaron a la base a&eacute;rea de Santiago Coronel Minaya aproximadamente a la 1:30 p.m y fue dos horas despu&eacute;s, gracias a la intervenci&oacute;n del c&oacute;nsul y de los eclesi&aacute;sticos, que se aperson&oacute; hasta el escenario de los hechos en el hotel Matum acompa&ntilde;ado de su traductor y su ayudante el Segundo Teniente Mart&iacute;nez Hoffitz. &iquest;Acci&oacute;n premeditada hasta que finalizara el aniquilamiento de los constitucionalistas?</p>

<p>En los intentos de negociar una salida a las hostilidades, el C&oacute;nsul norteamericano en Santiago, Se&ntilde;or Scott, pide a Caama&ntilde;o le permitiera evacuar a los 18 ciudadanos norteamericanos que se encontraban en hotel al momento de acaecer los sucesos, entre ellos un grupo de t&eacute;cnicos que asesoraban labores agr&iacute;colas en el Cibao y otros del personal art&iacute;stico del circo que por esos d&iacute;as estaba ubicado en el &aacute;rea monumental, pedimento que Caama&ntilde;o responsablemente se neg&oacute; a complacer, expresando que no &ldquo;<em>hab&iacute;a raz&oacute;n para hacer discrimen por nacionalidad entre quienes siendo iguales corr&iacute;an iguales riesgos, y adem&aacute;s, porque no pod&iacute;a garantizar sus vidas fuera del hotel y me sent&iacute;a responsable de su seguridad&rdquo;.</em></p>

<p>Ante la promesa de la FIP de que ser&iacute;an traslados a Santo Domingo con plena garant&iacute;a de sus vidas, los constitucionalistas abandonan parcialmente sus posiciones defensivas, pero cuando ya Costa y Scott salieron del Matum, los ataques se tornaron m&aacute;s despiadados. La intenci&oacute;n manifiesta de las tropas regulares era lograr a cualquier precio una rendici&oacute;n indigna de los constitucionalistas.</p>

<p>Hasta el mismo Costa fue atacado, debiendo repeler la agresi&oacute;n. Luego revelar&iacute;a, seg&uacute;n consigna Casals Victoria, que Bruce Palmer, el Comandante de la FIP, no estaba dispuesto a aceptar que se pactara una tregua pero tampoco una evacuaci&oacute;n, por lo que asqueado desobedeci&oacute; sus &oacute;rdenes. Debido en parte a su testimonio, tiempo despu&eacute;s, Palmer ser&iacute;a relevado de su posici&oacute;n de Comandante.</p>

<p>El genuino prop&oacute;sito era el aniquilamiento por lo que el enfrentamiento se extendi&oacute; hasta las 5:00 p.m de la tarde. Como dijera al d&iacute;a siguiente en un memorable editorial Don Rafael Herrera: &ldquo;<em>Una vor&aacute;gine de locura y muerte azot&oacute; ayer a Santiago</em>&rdquo;. Al tiempo que los efectivos de la Fuerza A&eacute;rea ejecutaban su cerco infernal, testigos pudieron escuchar su consigna sangrienta plet&oacute;rica de soberbia: &iexcl;<em>Que no quede uno vivo</em>!</p>

<p>Contrastaba esta terrible arenga, con la tesis sustentada por el entonces Ministro de Las Fuerzas Armadas Rivera Caminero, de que lo acontecido en Santiago era resultado de un plan que ten&iacute;a por prop&oacute;sito lograr &ldquo;<em>un distanciamiento&rdquo; entre el presidente provisional y los institutos castrenses</em>&rdquo;. De esos d&iacute;as se registran sus absurdas acusaciones contra Bosch de tener un cuartel en su casa.</p>

<p>Por los constitucionalistas resultaron muertos el Coronel Juan Mar&iacute;a Lora Fern&aacute;ndez, Jefe de Estado Mayor del Ej&eacute;rcito Constitucionalista y el sargento de la Marina de guerra Domingo B&aacute;ez Pe&ntilde;a. Lora fue muerto al ser alcanzado por los fragmentos de una granada disparada desde un tanque&nbsp;&nbsp;AM-X en momentos en que al verle avanzar intent&oacute; colocar una bala en la mirilla del conductor.</p>

<p>Las bajas sufridas por los militares atacantes fueron considerables. Una fuente de la Cruz Roja indicaba alrededor de unos 60 muertos.</p>

<p>La postura del Coronel Caama&ntilde;o puso de manifiesto su entereza y madurez de l&iacute;der, ya probado en los cruentos azares b&eacute;licos de meses atr&aacute;s, al hacer un llamamiento a la serenidad y a deponer la violencia. Conforme afirmara, &ldquo;&hellip;<em>los dominicanos debemos probar que, si somos un pueblo bravo, somos tambi&eacute;n un pueblo sin odios</em>&rdquo;.</p>

<p>Para el Profesor Bosch en su mensaje de aquellos d&iacute;as: &ldquo;<em>hechos como el de Santiago no producen ya miedo sino indignaci&oacute;n en el pueblo dominicano y descr&eacute;dito para nuestro pa&iacute;s en el extranjero. En medio de una intervenci&oacute;n extranjera, usar las armas de la Rep&uacute;blica para atacar a militares dominicanos no es lo que Am&eacute;rica espera de nosotros</em>&rdquo;, mostrando su esperanza, como l&iacute;der del PRD, de que: &ldquo;<em>se corte de una vez y para siempre el r&iacute;o de sangre que viene acabando con la Rep&uacute;blica desde hace 35 a&ntilde;os</em>&rdquo;.</p>

<p>Para Balaguer y el Partido Reformista en su comunicado de entonces, los referidos sucesos del Matum:&nbsp;<em>&ldquo;constituyen una prueba dolorosa de que el pa&iacute;s se halla todav&iacute;a lejos del clima de concordia y conciliaci&oacute;n que se requiere para la reconstrucci&oacute;n de la econom&iacute;a y para el restablecimiento de la paz moral y el sosiego de la familia dominicana</em>&hellip;<em>han recrudecido las pasiones pol&iacute;ticas haciendo m&aacute;s dif&iacute;cil que resta&ntilde;en las heridas abiertas por la pasada guerra civil en la sociedad dominicana</em>&rdquo;.</p>

<p>En Santo Domingo, los acontecimientos del Matum provocaron inmediata reacci&oacute;n de la juventud estudiantil revolucionaria. Am&iacute;n Abel y Diomedes Mercedes, en su calidad de dirigentes de la FED, pidieron al pueblo lanzarse a las calles y le invitaron a una manifestaci&oacute;n a celebrarse en el parque independencia, la que debido a las condiciones reinantes no pudo materializarse.</p>

<p>Hicieron su llamamiento desde Radio Guarachita, a pesar de la resistencia de su propietario Radham&eacute;s Aracena, ya que un primer intento al efecto no pudo materializarse desde Radio Comercial, propiedad del empresario Jos&eacute; Brea Pe&ntilde;a.</p>

<p>Se dirigieron luego al cuerpo de bomberos, donde obligaron a que se tocara la sirena al tiempo que provocaron roturas en los cables telef&oacute;nicos de la FIP para bloquear su comunicaci&oacute;n. Grupos de j&oacute;venes ocuparon por breve lapso de tiempo los destacamentos policiales de la avenida Teniente Amado Garc&iacute;a Guerrero y de la calle Bartolom&eacute; Col&oacute;n, esquina Tunti C&aacute;ceres.</p>

<p>Mediante el decreto no. 464 del 20 de diciembre de 1965 fue constituida la comisi&oacute;n encargada de investigar los hechos integrada por el entonces Vicepresidente de la Rep&uacute;blica y Ministro de Interior y Polic&iacute;a Manuel Joaqu&iacute;n Castillo, el Dr. Gustavo G&oacute;mez Ceara, Procurador General de la Rep&uacute;blica y el Doctor Fidel M&eacute;ndez N&uacute;&ntilde;ez, Ministro sin Cartera.</p>

<p>A pesar de rendir su informe, las condiciones de precariedad institucional en que se encontraba en gobierno y el pa&iacute;s, en real estado de intervenci&oacute;n, no permitieron que los hechos acontecidos tuvieran la sanci&oacute;n condigna. En el guion de los intereses interventores, sutiles propiciadores de lo ocurrido de la mano con oscuras fuerzas internas, ninguna intenci&oacute;n sincera pod&iacute;a existir encaminada a tal prop&oacute;sito.</p>

<p>Al conmemorar estos dolorosos y aleccionadores acontecimientos, late en el alma reflexiva un pensamiento: ojal&aacute; que nunca jam&aacute;s la guerra sea el camino para procurar zanjar nuestras diferencias. Que la metralla nunca sustituya la palabra. Que el di&aacute;logo constructivo aliente siempre senderos de entendimiento. Hacer la guerra, en la que todos perdemos, ser&aacute; siempre m&aacute;s f&aacute;cil que hacer la paz.</p>

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