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En el sur de Puerto Rico nadie duerme un mes después del terremoto de magnitud 6,4

En el sur de Puerto Rico nadie duerme un mes después del terremoto de magnitud 6,4

Publicado: 07/02/2020

En el sur de Puerto Rico nadie duerme un mes después del terremoto de magnitud 6,4

<p>&ldquo;En Puerto Rico nadie duerme. Ac&aacute; nadie duerme dentro de las casas. Ac&aacute; no hay vida. Uno vive en una pesadilla constante&rdquo;.</p>

<p>Un mes despu&eacute;s de que un terremoto de magnitud 6,4 afectara al sur de la isla, Margie Orengo no logra salir de ese mal sue&ntilde;o que la afect&oacute; a ella y a sus compatriotas el 7 de enero, tal como explic&oacute; a Efe.</p>

<p>Todos ellos persiguen despertar de lo que quisieran hubiera sido un mal sue&ntilde;o que caus&oacute; miles de d&oacute;lares en desperfectos y dej&oacute; en la calle a cientos de personas, que desde entonces afrontan r&eacute;plicas diarias.</p>

<p>Estos habitantes ve&iacute;an c&oacute;mo en un par de segundos las estructuras que los guarecieron por meses, a&ntilde;os o d&eacute;cadas quedaban agrietadas completamente, perdi&eacute;ndolo todo y buscando alg&uacute;n lugar para pernoctar ese mismo d&iacute;a y pasada la noche a esperas del futuro suyo y el de sus familias.</p>

<p>Algunos de esos lugares donde pernoctan los ciudadanos de los municipios de Gu&aacute;nica, Ponce, Yauco, Guayanilla y Pe&ntilde;uelas se ubican en &aacute;reas abiertas, como pistas atl&eacute;ticas, estacionamientos o zonas verdes, mientras otros se refugian en escuelas o en carpas habilitadas por el Gobierno y la Guardia Nacional.</p>

<p>&ldquo;&iquest;Para d&oacute;nde nos vamos a ir?&rdquo;, cuestion&oacute; Nancy Castro a Efe frente a la tienda de campa&ntilde;a que su hijo le envi&oacute; desde Estados Unidos y mont&oacute; en la Pista Atl&eacute;tica Heriberto Cruz en Gu&aacute;nica.</p>

<p>&ldquo;Con esto que mi hijo me mand&oacute;, pues digo que es mi casa&rdquo;, asegur&oacute; Castro, quien en su caseta de acampar suple sus necesidades b&aacute;sicas y cuenta hasta con un computador port&aacute;til, donde dice que rebusca informaci&oacute;n de los temblores y hasta de c&oacute;mo construir una nueva vivienda resistente a sismos.</p>

<p>La actividad s&iacute;smica en la isla comenz&oacute; espec&iacute;ficamente el 28 de diciembre del a&ntilde;o pasado con un temblor de magnitud 5,1 con su epicentro al sur de Gu&aacute;nica, y una profundidad de un kil&oacute;metro.</p>

<p><img src="https://www.diariolibre.com/binrepository/546x364/0c0/546d350/none/10904/NNIA/e769529c4b5d126b1dfe02cf2d1c3aa166047295_13188406_20200207150442.jpg" /></p>

<p>Nancy Castro mientras descansa en su tienda de campa&ntilde;a instalada en las afueras de la Pista Atl&eacute;tica Heriberto Cruz, en Gu&aacute;nica.&nbsp;(&nbsp;EFE/ JORGE MU&Ntilde;IZ)</p>

<p>Este temblor llev&oacute; a Castro a dormir en el balc&oacute;n de su casa por cinco d&iacute;as.</p>

<p>Pero, el 6 de enero un nuevo temblor de magnitud 5,8 estremeci&oacute; el sur de la isla, provocando la ca&iacute;da de decenas de viviendas en Gu&aacute;nica, el sismo m&aacute;s notable hasta que lleg&oacute; el terremoto del d&iacute;a 7, que llev&oacute; a que miles de personas perdieran sus residencias, incluyendo la de Castro que ubica cerca de &#39;El Malec&oacute;n&#39; de Gu&aacute;nica.</p>

<p>&#39;Mi casa no es habitable. Cada vez que se mueve, se cae un pedazo de techo. Pr&aacute;cticamente no tengo casa&#39;, lament&oacute; Castro, quien cont&oacute; adem&aacute;s que debido a que sufre de los nervios, decidi&oacute; movilizarse a la pista atl&eacute;tica de Gu&aacute;nica, pues all&iacute;, seg&uacute;n dijo, siente menos los temblores.</p>

<p>En ese mismo lugar tambi&eacute;n pernoctan Marisol Echevarr&iacute;a P&eacute;rez junto al resto de su familia, incluyendo su hijo, Benjam&iacute;n V&eacute;lez Echevarr&iacute;a, y dos de sus cuatro hijos, los mellizos Yandriel Mari y Yandriel Liz, ambos de 4 a&ntilde;os.</p>

<p>Todos ellos forman parte de una decena de familias y residentes que tuvieron que desalojar forzosamente los 20 apartamentos que conforman el residencial p&uacute;blico Luis Mu&ntilde;oz Rivera, en Gu&aacute;nica, pues todas las estructuras est&aacute;n inhabitables, seg&uacute;n les informaron unos ingenieros estructurales.</p>

<p>&ldquo;Aqu&iacute; estamos a la espera de si nos van a dar un apartamento o nos mantendr&aacute;n aqu&iacute;&rdquo;, dijo Echevarr&iacute;a a Efe mientras le daba comida a los mellizos de una lata de ravioli que alguien les don&oacute; y su hijo llegaba de la calle trabajando para tratar de conseguir alg&uacute;n dinero para sostener a su familia.</p>

<p>&#39;No es lo mismo estar aqu&iacute; que en casa de uno. Aqu&iacute; estuvo lloviendo tres d&iacute;as lloviendo y cre&oacute; fango ah&iacute; al frente, de donde sale mucha peste&#39;, agreg&oacute; la mujer.</p>

<p>La pista atl&eacute;tica de Gu&aacute;nica tambi&eacute;n cuenta con servicios m&eacute;dicos, carpas con talleres de m&uacute;sica, en especial de los ritmos aut&oacute;ctonos de bomba y plena, artistas circenses ense&ntilde;&aacute;ndole a ni&ntilde;os a saber caminar sobre zancos, payasos, servicio de lavander&iacute;a y un &aacute;rea donde se recoge ropa donada para los damnificados.</p>

<p><img src="https://www.diariolibre.com/binrepository/546x364/0c0/546d350/none/10904/RBUA/8ef1faa7eb1287de34a394cb8c4fb4dcf7c35e11_13188399_20200207150447.jpg" /></p>

<p>Marisol Echevarr&iacute;a P&eacute;rez mientras da de comer a su nieta Yandriel Mari V&eacute;lez Nazario, de 4 a&ntilde;os.&nbsp;(&nbsp;EFE/ JORGE MU&Ntilde;IZ)</p>

<p>Y entre los voluntarios que ayudan con repartir la indumentaria donada est&aacute; Orengo, residente del Barrio La Luna, posiblemente la zona m&aacute;s afectada por los temblores en la isla por la derrumbamiento de decenas de residencias.</p>

<p>&ldquo;All&iacute; hay mucho desastre&rdquo;, cont&oacute; Orengo a Efe mientras visitaba a Castro y recordando la falta de sue&ntilde;o que los afecta.</p>

<p>&ldquo;&iquest;Hasta cu&aacute;ndo? Queremos un d&iacute;a normal, que uno pueda descansar, estar en paz. Que mis hijos y yo tengamos una vida normal, constante. En mi casa todo se derrumb&oacute;&rdquo;, a&ntilde;adi&oacute;.</p>

<p>En Ponce, mientras tanto, un peque&ntilde;o grupo de ciudadanos se aloja en el estacionamiento que comparten el Coliseo Juan &#39;Pach&iacute;n&#39; Vic&eacute;ns y el Estadio Francisco &#39;Paquito&#39; Montaner.</p>

<p>Entre esos hospedados est&aacute; Danylo Saciuk, un ucraniano residente en Ponce desde el a&ntilde;o 2007 y quien lleva pernoctando all&iacute; dentro de su autom&oacute;vil, pues seg&uacute;n afirm&oacute;, le brinda mayor seguridad que refugiarse dentro de una estructura de cemento.</p>

<p>&ldquo;&iquest;Porqu&eacute; nos quedamos aqu&iacute;? Porque es bien dif&iacute;cil alejarnos de lo que es nuestro&rdquo;, indic&oacute; Saciuk a Efe mientras mostraba su veh&iacute;culo, en el que duerme y guarda todas sus pertenencias.</p>

<p>&ldquo;Al menos que el sitio haya quedado completamente derrumbado, uno tiene esperanzas de reconstruir. No queremos estar cerca de estructuras altas y si es de noche, no tengamos ni adonde correr&rdquo;, agreg&oacute;.</p>

<p><img src="https://www.diariolibre.com/binrepository/546x364/0c7/546d350/none/10904/OHEH/49726792db07efbe5b48c3df6e335578a3507464_13188402_20200207150445.jpg" /></p>

<p>El ucraniano Danylo Saciuk mientras muestra su auto convertido en su nuevo hogar tras perder su vivienda en el terremoto del 7 de enero.&nbsp;(&nbsp;EFE/ JORGE MU&Ntilde;IZ)</p>

<p>Seg&uacute;n record&oacute; Saciuk, se aloja all&iacute; porque el apartamento en el que resid&iacute;a en el casco urbano de la llamada &#39;Ciudad se&ntilde;orial&#39; le brindaba inseguridad por los temblores.</p>

<p>&ldquo;Mir&eacute; el apartamento y dije: &#39;fue un placer vivir aqu&iacute;, pero me despido&#39;. As&iacute; mismo cog&iacute; mi bulto y baj&eacute; por las escaleras a las millas&rdquo;, relat&oacute; Saciuk, de 51 a&ntilde;os.</p>

<p>Saciuk dijo adem&aacute;s que donde &#39;vive&#39; ahora es &#39;un mill&oacute;n de veces m&aacute;s seguro&#39; que la Escuela Vocacional, que queda cerca a las instalaciones deportivas ya mencionadas y que otro problema que enfrenta es el espacio para alojar a todos los refugiados.</p>

<p>Previo a la actividad s&iacute;smica preparaba un proyecto de realidad aumentada para propon&eacute;rselo al Departamento de Educaci&oacute;n, confes&oacute; que tras los m&aacute;s de 3.400 temblores que se han registrado en el suroeste de la isla desde el 28 de diciembre, le teme a entrar a una estructura.</p>

<p>&ldquo;Si entro a alg&uacute;n edificio, analizo qu&eacute; har&iacute;a si hubiera un temblor. Ese tipo de pensar no lo ten&iacute;a antes. Ahora estoy m&aacute;s consciente de entrar e irme r&aacute;pido&rdquo;, relat&oacute;.</p>

<p>Saciuk recuerda adem&aacute;s que pudo haberse quedado a residir en casa de su madre, tambi&eacute;n residente en Ponce, &#39;pero cuando vi la necesidad, prefer&iacute; quedarme&#39;.</p>

<p>&#39;Vi tanta bondad, que eso me convenci&oacute; a quedarme&#39;, puntualiz&oacute;.</p>

<p>Mientras tanto, en el estacionamiento del estadio Municipal Mario &#39;&Ntilde;ato&#39; Ram&iacute;rez, en Yauco, se han alojado en casetas de acampar Edubina Morales y parte de su familia, entre ellas, su hija con su esposo de 34 a&ntilde;os y sus hijas de 14, 13, 11, 9 y 5 a&ntilde;os que perdieron su residencia en el sector Las Latas, en Gu&aacute;nica.</p>

<p>&ldquo;Mi casa en Yauco tiene muchas grietas y lo &uacute;nico que es servible es la sala. Necesitamos vivienda. Lo m&aacute;s necesario es la vivienda para que no estemos en estas situaciones. Parece que estamos en otro siglo. Es terrible, inhumano&rdquo;, dijo Morales a Efe.</p>

<p>&ldquo;Nunca &iacute;bamos a imaginar que estuvi&eacute;semos pasado por esto. Esto no lo esper&aacute;bamos as&iacute;. Los nenes no quieren regresar a la casa porque est&aacute;n traumatizados&rdquo;, admiti&oacute; Morales, quien cont&oacute; que las autoridades le han ofrecido residir en residenciales p&uacute;blicos o sitios lejanos de sus familias, pero se niegan a hacerlo.</p>

<p>Por: EFE/ Jorge J. Mu&ntilde;iz Ortiz</p>

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