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MI COVID ASINTOMÁTICO EN LA HABANA

Un testimonio necesario:

Publicado: 04/04/2021

MI COVID ASINTOMÁTICO EN LA HABANA

<p><strong>Un testimonio necesario:</strong></p>

<p><strong>MI COVID ASINTOM&Aacute;TICO EN LA HABANA</strong><br />
&nbsp;</p>

<p><em>Por Mar&iacute;a Augusta Calle</em><br />
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No tuve dolor de cabeza y articulaciones, tampoco fiebre, tos o decaimiento. Estoy en La Habana, me encuentro en proceso de recuperaci&oacute;n de mi salud y adem&aacute;s deb&iacute;a viajar, llegar&iacute;a a la casa de una gran amiga y compa&ntilde;era. El pa&iacute;s al que iba no requer&iacute;a la prueba PCR a los viajeros, sin embargo decid&iacute; hac&eacute;rmela. Esper&eacute; confiada el resultado. No ten&iacute;a indicios de estar contagiada, pues hab&iacute;a mantenido disciplinada y rigurosamente, las normas e instrucciones dadas por las autoridades sanitarias. Es m&aacute;s, la mascarilla o <strong><em>nasobuco*</em></strong>, trabajada en mancomunidad y entregada sin costo por mis vecinos organizados, la usaba religiosa y continuamente apenas cruzaba el dintel de mi puerta.<br />
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A las 48 horas recib&iacute; una llamada: el resultado dio positivo. La disposici&oacute;n fue clara: no salir de casa y esperar hasta que me contacten desde la Posta M&eacute;dica que atiende a las familias de mi sector. En poqu&iacute;simos minutos me llam&oacute; nuestra Doctora. Ella me pidi&oacute; que identifique a todas las personas con las que hab&iacute;a tenido contacto en la &uacute;ltima semana, me reiter&oacute; que no salga de mi vivienda y que vaya alistando algunos enseres personales, pues ser&iacute;a hospitalizada.<br />
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En algo m&aacute;s de una hora, a mi domicilio, lleg&oacute; la ambulancia con los param&eacute;dicos, para llevarme al internamiento. Con un estricto protocolo seguido por todo el personal m&eacute;dico, de limpieza y administrativo, me ingresaron al centro hospitalario y realizaron una bater&iacute;a de ex&aacute;menes de laboratorio, radiol&oacute;gicos y cl&iacute;nicos, siendo estos &uacute;ltimos recurrentes durante todos los d&iacute;as que estuve ingresada. No pod&iacute;a estar mejor atendida.<br />
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Mientras esto pasaba conmigo, todos mis contactos, incluidas obviamente mis anfitrionas de residencia y mis compa&ntilde;eras de oficina, hab&iacute;an sido debidamente contactadas por las postas m&eacute;dicas de sus respectivos sectores, el mismo d&iacute;a de mi hospitalizaci&oacute;n. Recibieron la disposici&oacute;n de permanecer en sus casas, no recibir visitas y usar la mascarilla o&nbsp;<em>nasobuco</em>, si es que compart&iacute;an un mismo espacio con cualquier miembro de la familia, situaci&oacute;n que en la medida de lo posible deb&iacute;a ser evitada.<br />
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Estuve internada varios d&iacute;as, tratando de ocupar mi tiempo para escapar de la angustia que me asaltaba al imaginar que, de un momento a otro, apareciese alg&uacute;n s&iacute;ntoma y que lo tenga que enfrentar sola, lejos de mi familia y mis monta&ntilde;as. Me tranquilizaba mucho la llamada diaria de la doctora que atiende la Posta M&eacute;dica de mi municipio para saber c&oacute;mo me sent&iacute;a en mi estado de salud y, de igual forma, me reconfortaban los saludos y &aacute;nimo&nbsp; que me daban mis familiares y amistades. Am&eacute; m&aacute;s que nunca el desarrollo tecnol&oacute;gico y la posibilidad moderna de comunicaci&oacute;n. En pocos d&iacute;as un nuevo PCR, negativo esta vez, abri&oacute; mi camino de regreso a casa, donde por varios d&iacute;as m&aacute;s deb&iacute; continuar en total aislamiento sanitario. Como es habitual aqu&iacute; para salir,&nbsp;<strong>solamente tuve que dar las gracias a todo el personal de salud y de servicios</strong>&nbsp;que me atendi&oacute; sol&iacute;citamente.<br />
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Era medio d&iacute;a cuando regres&eacute; y lejos de estar alegre, una angustia contenida mientras estuve hospitalizada se mezcl&oacute; con el enorme vac&iacute;o que sent&iacute; por estar sin mi familia. &iquest;C&oacute;mo har&iacute;a para comer? La preparaci&oacute;n del frustrado viaje supuso que deje totalmente limpia la cocina, no ten&iacute;a ni un pan. Salud&eacute; desde el jard&iacute;n a mis amigas que habitan en la segunda planta y me sent&eacute; en mi peque&ntilde;&iacute;sima sala peleando con mis ojos para que no salgan las l&aacute;grimas. No sab&iacute;a qu&eacute; hacer, estaba en una nebulosa hasta que la voz de Xiomara, una de las compa&ntilde;eras que viven en la parte superior, me trajo a la realidad: &nbsp;-&ldquo;Hola, bienvenida, mira, vamos a estar siempre con nasobuco, toma estos guantes, yo te dejo la comida en la mesa del jard&iacute;n, t&uacute; la llevas a tu casa y despu&eacute;s me dejas los platos ah&iacute; mismo&rdquo; , &ldquo;si necesitas algo hay que llamar a la delegada del Poder Popular, ella nos env&iacute;a un mensajero voluntario que nos trae todo lo que necesitamos, porque no podemos salir&rdquo;, &nbsp;&ldquo;sab&iacute;amos que ya ven&iacute;as, pues la Doctora de la Posta M&eacute;dica, nos ha estado informando todos los d&iacute;as de tu estado de salud&rdquo;. Al rato, son&oacute; el tel&eacute;fono, era Isabel, la due&ntilde;a de casa, que me dio la bienvenida y me dijo que me hab&iacute;an preparado una sopita para compartir. Entonces, volv&iacute; a la realidad, s&iacute;, a la realidad: nadie aqu&iacute; puede estar con el est&oacute;mago vac&iacute;o. &iexcl;Estoy en Cuba!<br />
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Si, estoy en Cuba, pa&iacute;s al que no le import&oacute; mi nacionalidad para darme el cuidado m&eacute;dico que nunca lo hubiera tenido en otro pa&iacute;s del mundo por mi condici&oacute;n asintom&aacute;tica. En esta Cuba tejida de solidaridad, donde, literalmente, su pueblo comparte lo que tiene y no lo que le sobra. En esta Cuba cuyo gobierno da atenci&oacute;n de salud, cient&iacute;fica y de calidad, gratuitamente, a toda la poblaci&oacute;n. En esta Cuba con un pueblo que resuelve estoicamente, cada d&iacute;a, desde hace m&aacute;s de 60 a&ntilde;os, las necesidades causadas por un brutal y cruel bloqueo y, adem&aacute;s, tiene la incre&iacute;ble capacidad de compartir, por ejemplo su ciencia m&eacute;dica y sus profesionales de la salud, con quien necesita y solicita. As&iacute; me reencontr&eacute; con mi humanidad profunda, agradeciendo a la vida la suerte de enfrentar a la pandemia en este pa&iacute;s Luz. &nbsp;<br />
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Un d&iacute;a, un com&uacute;n almuerzo se volvi&oacute; el m&aacute;s exquisito banquete que he tenido cuando, mirando la televisi&oacute;n, escuch&eacute; la noticia&nbsp; que se hab&iacute;a iniciado la fase III de los ensayos cl&iacute;nicos de dos candidatos vacunales cubanos: &ldquo;SOBERANA 02&rdquo; y &ldquo;ABDALA&rdquo;. Llevaban varios d&iacute;as aplicando la primera dosis de vacuna y placebo a 44 mil voluntarios en diferentes municipios de La Habana. No pude menos que sonre&iacute;r y dije para mis adentros:<em>&nbsp;de nuestra Am&eacute;rica Latina, solo en Cuba es posible</em>. Y es que la investigaci&oacute;n cient&iacute;fica hace de este peque&ntilde;o y asediado pa&iacute;s el primero, de Am&eacute;rica Latina y el Caribe, en tener cincos candidatos vacunales en etapas, tan avanzadas de desarrollo, que le acercan velozmente al lanzamiento de m&aacute;s de una vacuna contra la enfermedad que agobia al Planeta y a la inmunizaci&oacute;n universal de su poblaci&oacute;n. La admiraci&oacute;n sobre este hecho no la esconden ni los m&aacute;s grandes medios de prensa estadounidense.<br />
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La batalla contra el covid-19 en Cuba no es un punto luminoso aislado en medio de una noche obscura. Es todo un sistema, un entramado social, que permite la atenci&oacute;n de salud de la que he sido beneficiaria, no solamente con el cuidado hospitalario y a&uacute;n siendo paciente asintom&aacute;tica, sino con el modelo de atenci&oacute;n primaria gracias al cual se hace el seguimiento de cada habitante por los diferentes niveles de atenci&oacute;n. Ello implica un seguimiento m&eacute;dico a todas las personas que fueron mis contactos en los d&iacute;as en que yo pod&iacute;a transmitir la enfermedad, realizando el examen PCR a cada una de ellos y controlando, en aislamiento, sus probables s&iacute;ntomas.<br />
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En esta Cuba, el sistema de salud se conjuga con los sistemas pol&iacute;tico, cient&iacute;fico, educativo, comunicacional que se ejecutan, en gran parte, por la existencia de estructuras del Poder Popular y que son las que est&aacute;n atentas para subsanar las necesidades que tienen las personas sujetas a aislamiento Esa atenci&oacute;n, ya sist&eacute;mica, nace y se fortalece en un pueblo con natural y elevada conciencia solidaria. Una prueba de ello son sus <strong>Brigadas M&eacute;dicas &ldquo;Henry Reeve&rdquo; </strong>desplazadas a todos los pa&iacute;ses que las requirieron y que hoy, una parte de la agradecida humanidad, las han candidatizado para el Premio Nobel de la Paz. Aqu&iacute; tambi&eacute;n, y ya mismo, estar&aacute;n sus vacunas, que a m&aacute;s de inmunizar a la totalidad de los habitantes de la Isla, tambi&eacute;n ser&aacute;n utilizadas por aquellos pa&iacute;ses que las soliciten. Como adelanto vale mencionar que Cuba no exigi&oacute; a los pa&iacute;ses de la ALBA, -por ejemplo- &ldquo;convenios&rdquo; secretos ni cl&aacute;usulas de confidencialidad, ni entrega de activos intangibles. El acuerdo se firm&oacute; ante los ojos agradecidos y esperanzados de los habitantes de esos pa&iacute;ses, en un acto de alegr&iacute;a y solidaridad.<br />
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Mientras escribo estas letras, mi tel&eacute;fono me interrumpe con mensajes. All&aacute; en Ecuador, entre los Andes que a&ntilde;oraba en mi aislamiento, estaban mis amigos y compa&ntilde;eros, desesperados, buscando una cama hospitalaria para uno de los m&aacute;s valiosos y coherentes dirigentes ind&iacute;genas y agrarios de Chimborazo, el Pacho Coro, quien acaba de enterrar a su hijo, el Miguel, que se fue a vivir en Quito hace bastantes a&ntilde;os. Toda la familia se contagi&oacute; de covid. El Miguel, defensor de su pueblo y artista, relativamente joven, no resisti&oacute;. Y me entra la bronca y la impotencia. Mi covid asintom&aacute;tico&hellip; cuidado, su covid grave&hellip;&nbsp;<em>a la buena de dios</em>, como ocurri&oacute; con decenas de miles de mis coterr&aacute;neos. Dos pa&iacute;ses, dos sistemas. Pero hubo un tiempo, no muy lejano, en que tambi&eacute;n ah&iacute; enfrentamos epidemias con &eacute;xito, con atenci&oacute;n primaria, con un sistema de salud funcionando, con una movilizaci&oacute;n general de todas las estructuras estatales y con las puertas abiertas a la cooperaci&oacute;n solidaria, gracias a la voluntad pol&iacute;tica de un gobierno que apost&oacute; por la vida de la gente. Hubo un tiempo de soberan&iacute;a, justicia y dignidad que tiene que regresar.</p>

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<strong><em>*nasobuco:</em></strong> mascarila de tela que cubre nariz y boca. T&eacute;rmino bien cubano, pand&eacute;mico, concebido para quedarse... ya lo dir&aacute;, en su momento tard&iacute;o, hasta la Real&iacute;sima Academia de la Lengua.</p>

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