Kabito Gautreaux: Bosch negoció con americanos a espaldas de Caamaño
Publicado: 23/04/2021
<p>A las 7:53 de la noche del 24 de abril de 1965, Donald Reid Cabral, empresario de casta y jefe civil de la conspiración contra el gobierno civilista del presidente Juan Bosch y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ocupaba el usurpado puesto de “presidente” de la República Dominicana.</p>
<p>“Presidente” de facto y en nombre de fuerzas oscuras. fue un golpista contra la democracia dominicana.</p>
<p>En ese momento, Reid Cabral tenía como único interés mantener contactos con la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica para continuar a sus órdenes. Y pedirle ayuda.<br />
Reid Cabral era “presidente” al frente de un malhadado triunvirato, pero él mismo no sabía a quién gobernaba, a esa hora. La gente estaba poblando las calles pidiendo armas para repudiarlo con todos sus apellidos. Y también a los invasores norteamericanos, su soporte.<br />
Reid Cabral ya no era presidente del capitán Mario Peña Taveras, ni de José Francisco Peña Gómez. Ni de los tenientes coroneles Giovanny Manuel Gutiérrez Ramírez y Pedro Augusto Álvarez Holguín; como tampoco lo era de los mayores doctor Juan María Lora Fernández y Eladio Ramírez Sánchez; ni del capitán José Aníbal Noboa Garnes. Estos eran los integrantes del primer grupo de militares conspiradores contra la osadía de Reid Cabral y su grupete. Por conspirar, estos oficiales habían sido citados al campamento 16 de Agosto por el general Marcos Rivera Cuesta para hacerlos prisioneros y cancelarlos. Se sabía que eran todos conspiradores contra el gobierno de Reid Cabral, como parte de una conspiración más grande.</p>
<p><img alt="Juan Bosch" src="https://i2.wp.com/www.reporteextra.com/wp-content/uploads/2020/12/juan-bosch-blanco-y-negro.jpg?resize=580%2C386&ssl=1" style="height:auto; margin-bottom:0px; width:580px" />Juan Bosch</p>
<p>El general Marcos Rivera Cuesta sí que estaba con Reid Cabral. Su orden de apresamiento fue una orden fallida que lo sembraría en la parte más oscura de la historia patria.<br />
El capitán Mario Peña Taveras daba un paso al frente de un primer grupo protagonista de los rebeldes que estaban dispuestos a defender la constitucionalidad. Y que pretendían la reposición de Juan Bosch preavisado, pero lejos, en Puerto Rico.</p>
<p>Los del grupo de Peña Taveras ya tenían presos al mayor Héctor García Tejada, Jefe de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército Nacional, G2, al mayor Pompeyo Vinicio Ruiz Serrano, G1, al general Marcos Rivera Cuesta y a todo el Estado Mayor sorprendido en el campamento 16 de agosto.</p>
<p>Un coronel norteamericano llegado hasta allí, atrevido, cuestionó al capitán Mario Peña Taveras, indagando por cuenta de la Embajada Estadounidense, sorprendida al inicio de los acontecimientos. Peña Taveras no estaba para preguntas necias: “Lo que está pasando aquí, es un problema de los dominicanos que va a ser resuelto por los dominicanos”.</p>
<p>El capitán Peña Taveras es quien confirma al doctor José Francisco Peña Gómez sobre el inicio de los operativos de los constitucionalistas en los cuarteles.</p>
<p>El grito anunciando lo que sucedía lo daría José Francisco Peña Gómez en el programa del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Tribuna Democrática, a través de Radio Comercial. Empezaba la tarde de aquel día.</p>
<p><img alt="Un tanque de guerra qje pertenecía a las tropas del CEFA" src="https://i1.wp.com/www.reporteextra.com/wp-content/uploads/2021/04/guerra-de-abril.jpg?resize=696%2C418&ssl=1" style="margin-bottom:0px; width:600px" />Un tanque de guerra qje pertenecía a las tropas del CEFA</p>
<p>El teniente coronel Hernando Ramírez estaba al mando de los rebeldes oficiales. Y le ordenó al capitán Héctor Lachapelle Díaz que tomara militarmente los controles de Radio Televisión Dominicana.</p>
<p>Los nombres de los locutores de la emisora oficial quedarían rubricados para la historia desde aquel instante: Luis Acosta Tejeda, Luis Armando Asunción, Mario Báez Asunción, Tomás Pujols Sanabia, José Antonio Núñez Fernández, Plinio Vargas Matos, Pedro Muñoz Batista, Pedro Pérez Vargas, Rafael Moya Valdez, Tito Campusano, Rafael Corporán de los Santos, Jaime López Brache, y el cantante y Fernando Casado estuvieron a la cabeza del grupo que tomó por asalto la emisora oficial.</p>
<p>El núcleo del protagonismo lo escenificaría la población, ya agolpada en las calles en tumulto. Al sonar la sirena de la estación de bomberos de la avenida Mella con Palo Hincado, determinaría la historia de la dignidad nacional que hoy, a los 56 años, se recuerda como la Guerra de Abril, contra Estados Unidos y sus lacayos nacionales.</p>
<p>Hacía cuestión de minutos que había empezado la Revolución de abril de 1965. De eso se cumplen, ahora, 56 años transcurridos. República Dominicana vive una época similar. Un gobierno democrático, presidido por un hombre y un equipo de gente sana, en un ambiente de dificultades para sortear un sistema democrático, y un futuro incierto. El Departamento de Estado norteamericano, siempre al acecho no desperdicia oportunidad para intimidar.</p>
<p><strong>Read Cabral a la orden de USA</strong></p>
<p>Lo que sí hacía Reid Cabral, minutos antes de las ocho de la noche, era informar a la Embajada Norteamericana que, según él, estaba organizando rodear para la toma del Campamento 27 de Febrero. Contaba con Elías Wessin y Wessin, emplazado en San Isidro, pero quien no hacía caso a Reid Cabral, a pesar de haberlo promovido a Mayor General.</p>
<p>Ya sabía ese “presidente” que seis buques de la Fuerza Anfibia Operativa del Caribe dirigidos por el USS Boxer, un porta helicópteros, estaba a la vista de la costa de Santo Domingo. Mil 500 infantes de marina artillados hasta los dientes era la fuerza a bordo de esos barcos. Eran una avanzada que traía carros de combate, vehículos blindados y artillería.</p>
<p>Es esa medianoche, cuando un osado coronel del Ejército de los Estados Unidos se presentó al Campamento 16 de Agosto para preguntarle al capitán Mario Peña Taveras sobre lo que estaba ocurriendo.</p>
<p>Y efectivamente, cuando Peña Taveras hablaba a los gringos en sus propio términos, aparecía el coronel Francisco Alberto Caamaño y un puñado de tropas asaltando la Intendencia del Ejército Nacional. Otros grupos de militares sublevados ocupaban distintas posiciones en la ciudad de Santo Domingo. Se iniciaba la marcha de la Revolución. Era la medianoche del 24 de Abril del 1965.</p>
<p><strong>El sirenazo</strong></p>
<p>Acabando de amanecer el 25 de abril, el teniente coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez ordena que las tropas sublevadas para mantener la constitucionalidad ocupen el centro de la capital. El mayor Manuel A. Núñez Noguera llega con las tropas al centro de la ciudad. Ordena que el Cuerpo de Bomberos, en la avenida Mella haga sonar la sirena. Y el alboroto de la población crece en pleno kilómetro Cero, y la extensión del Parque Independencia. En todo el país.</p>
<p>Antes del amanecer, “la embajada de Estados Unidos, trabajando a tiempo completo, y que horas antes había informado al Departamento de Estado que la situación del golpe de estado al golpista Donald Reid Cabral había fracasado, conoce todo lo contrario”. En esos momentos, tropas del batallón Mella estaban apoyando a los sublevados revolucionarios.<br />
T</p>
<p>odo eso, y más, lo cuenta Gerardo Sepúlveda, en su “Cronología: Revolución de Abril de 1965. Del 24 de abril al 25 de mayo”.</p>
<p><strong>Los americanos estaban equivocados</strong></p>
<p>El anhelado deseo del Departamento de Estado y su embajada en el país, era el de que los militares dominicanos lograran un acuerdo en medio de la guerra, para ellos mismos mantener la ocupación del territorio nacional bajo control de una Junta Militar. El invento fue rechazado en todo momento, bajo el rigor de los principios de la revolución constitucionalista. Y la decisión irrenunciable del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Bosch, en la lejanía, ya negociaba por su cuenta con el Departamento de Estado y terminaría pidiendo la rendición de Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien no murió de la rabia, porque tenía más hombría que rabia.</p>
<p><strong>¿Pero, qué ocurrió, entonces?</strong></p>
<p>Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Juan Bosch se caracterizó toda la vida por una debilidad de personalidad que lo empujaba a querer ser el primero, en todo.</p>
<p>La revolución de abril se originó en un intento por devolverlo a la presidencia de la República. El primer cargo público de la nación, lo que lo llenó de satisfacción personal, aunque otros le hicieran la parte más peligrosa del trabajo.</p>
<p>Terminó como en todo lo que se involucraba para ser el primero. Sólo pudo sostenerse en la presidencia dominicana, poquito menos que siete meses.</p>
<p>La población que lo escogió presidente lo quería devolver a la presidencia. Se armó la revolución. Bosch no estuvo ni un minuto al frente de la revolución. Pero desde el exterior, Puerto Rico, se empezó en seguir negociando como quien estaba a la cabeza. Llamaba a Caamaño, todos los días, para un coloquio de seguimiento entre jefes. Y por respeto al propósito declarado, todo se le informaba.</p>
<p>El rebú fue tan grande que se necesitaron muchos hombres y mujeres para negociar cómo devolverlo a la presidencia. Negociaban fórmulas, aquí. Pero, él, por su cuenta, negociaba, también allá. Aquí, negociaban entre todos, envueltos en un propósito de los Estados Unidos para crear, después de Bosch, una Junta Militar puesta por ellos.</p>
<p>Los guerreros de la dignidad, con Francis Caamaño a la cabeza se negaron con persistencia a ese propósito militarista norteamericano.</p>
<p>Un día, sólo bastaron quince minutos de intercambio entre Caamaño, aquí, y Bosch, por allá. La negociación que Bosch mantenía con los norteamericanos, por allá, terminó con la decisión de que aquella revolución, ya había terminado. Bosch creía que sólo el techo de la</p>
<p>Catedral de Santo Domingo impediría que los norteamericanos acabaran con Caamaño y con todo lo que se le oponía en el país.</p>
<p>Caamaño, con la responsabilidad de la presidencia constitucional encima, y la dirección de la guerra popular, cuando supo que Bosch le envió esa resolución, en un mensaje que traía el secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de Caamaño, coronel Rafael Fernández Domínguez, a bordo de un avión militar facilitado por el Departamento de Estado, no pudo más que saber que Bosch había negociado la revolución. Y estalló en ira.</p>
<p>Bosch había negociado con los yanquis, a espaldas de la comisión que negociaba en el país con todos, que había que terminar aquello. Para él, Bosch, ser candidato presidencial de nuevo, en 1966, era lo importante. Para, de nuevo, ser el primero de todos. Lo fue, pero fracasó, de nuevo, teniendo de frente como soporte a su interés, a su inveterado amigo Joaquín Balaguer.</p>
<p><strong>Que lo cuente el testigo</strong></p>
<p>Lo siguiente es expuesto según narración de Bonaparte Gautreaux Piñeyro, entrevistado por Julio Hazim, en su programa de televisión “Revista 110”, de fecha 18 de abril del 2021.</p>
<p>Gautreaux Piñeyro resalta que la verdad de las negociaciones para poner fin a la guerra y negociar la paz, “está toda contenida en un documento publicado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) que son las negociaciones entre la Comisión de la OEA, y nosotros”. Al decir “nosotros”, se refiere a la parte de los constitucionalistas en pie de lucha.</p>
<p>Agrega que “se levantaron actas muy precisas sobre esas conversaciones., y están publicadas. Lo que hacía la Comisión nuestra, era defender la dignidad nacional, porque sabíamos que militarmente no teníamos ningún recurso. No teníamos ninguna posibilidad desde el punto de vista militar”.</p>
<p>Advierte este testigo que conoció personalmente a Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1965, el día que el expresidente regresó de Puerto Rico.</p>
<p>“Resulta lo siguiente: Para nosotros, Juan Bosch era el presidente de la República, para los constitucionalistas. Para el Gobierno constitucionalista.</p>
<p>“Por la mañana, Juan Bosch llamaba, temprano. Quien tomaba el teléfono, era yo. A esa hora, ya Caamaño estaba, ahí. Entonces, cuando yo le pasaba la llamada a Caamaño, yo me quedaba oyendo, por orden de Caamaño. Yo participaba en eso, porque tan pronto Bosch cerraba el teléfono, todos los días, yo corría para donde Caamaño, y conversábamos. Yo opinaba y decía según el hilo del intercambio, mira, eso está bien, pero esto otro no me gusta.<br />
“Entonces, el día 3 de mayo, que es un día, una fecha fundamental, cuando Juan Bosch llama y yo lo saludo con respeto, como presidente, Bosch me responde: No, el presidente, ahora, es Caamaño. Dile a Caamaño que coja el teléfono.</p>
<p>“Comunico a Caamaño con el presidente Bosch. Ambos conversan, intercambian en una especie de discusión, durante diez o quince minutos. Fue sólo un intercambio de ideas.</p>
<p>“Caamaño insistía ante Bosch, que el presidente era Bosch. Decía Caamaño a Bosch que él no se había metido en eso, buscando puesto. El presidente es Usted, porque por Usted es que el pueblo ha peleado”, dice Gautreux Piñeyro, sin concluir su narración testimonial.</p>
<p>La Comisión que negociaba por la OEA nunca se afincó en su propuesta para que Bosch retornar a la presidencia. Gautreaux Piñeyro dice que “eso era imposible; entgre esos comisionados estaba una serie de gentes que fueron propuestos por los americanos; nosotros, también propusimos.</p>
<p>“El nombre de Antonio Guzmán lo propusimos nosotros. Lo propone Juan Bosch, desde Puerto Rico.</p>
<p>“A Héctor García Godoy lo proponen los americanos, por la vía que fuera. García Godoy era un hombre muy decente. Una estrella, abogado, jugador de softball, conocido en la comunidad”.</p>
<p>Avanzando en su narrativa, Gautreux Piñeyro recuerda que hubo una reunión, el 8 de julio, que fue determinante. Esto aparece, el acta de esa reunión, textualmente, en el libro que ya aludí, que editó la UASD.</p>
<p>“Reunión, que todavía recordar me provoca risa, se dijeron muchas estupideces. Era una reunión para decidir si se aceptaba a García Godoy. Al aceptar a Garcia Godoy se firmaría el armisticio.</p>
<p><img alt="Bonaparte Gautreaux Piñeyro y los lideres militares del 1965" src="https://i2.wp.com/www.reporteextra.com/wp-content/uploads/2021/04/bonaparte.jpg?resize=280%2C180&ssl=1" style="float:left; margin-bottom:0px; width:280px" />Bonaparte Gautreaux Piñeyro y los lideres militares del 1965</p>
<p>“Vienen las exposiciones y votaciones. Habla el Gabinete; hablan los militares constitucionalistas; y el coronel Lora Fernández argumenta que los militares eran apolíticos, y por lo tanto no votaron. Viene la votación de los partidos PRD y socialcristianos, quienes votaron que sí.</p>
<p>“Entonces, se para y habla el inolvidable Juan B. Mejía, hombre de vida ejemplar. Este, dice un discurso y propone que debíamos esperar la reunión de las Naciones Unidas, para que hagamos un pronunciamiento, allá. Estamos en julio, y para la reunión de la ONU faltaban agosto y septiembre…”</p>
<p>Gautreaux recuerda que García Godoy, tras ser aceptado como propuesta, toma posesión el 3 de septiembre. Era presidente provisional con el compromiso de que la Comisión de la OEA montara las elecciones. El proceso de negociación había durado cuatro meses, desde mayo, hasta septiembre.</p>
<p>En su narración dice que, en realidad, ese proceso duró más tiempo, porque “ellos siguieron matando a los constitucionalistas.</p>
<p>“Y en el gobierno de García Godoy, éste, no pudo hacer nada. Ese no fue más que un presidente títere de los americanos.</p>
<p>“Fueron nombrados muchos militares en el exterior. La idea era sacar del país a los constitucionalistas. Ellos los nombraban porque estaban de acuerdo con sacarlos del país por constitucionalistas”.</p>
<p>Sobre el acuerdo logrado de elecciones de nuevo con Bosch, nuevamente candidato y también con Balaguer de contraparte, dice Gautreux Piñeyro que “parece que eso fue lo más conveniente, desde el punto de vista de “la paz; esto quería decir la paz matando a los constitucionalistas, deportándolos, apresándolos, persiguiéndolos, acosándolos…”</p>
<p><img alt="" src="https://i2.wp.com/www.reporteextra.com/wp-content/uploads/2021/04/comando-san-carlos.jpg?resize=512%2C317&ssl=1" style="float:right; margin:0px 5px; width:512px" /></p>
<p>Al ser incidentado por Julio Hazim como entrevistador de su programa televisivo, Gautreux Piñeyro dijo no tener noticias de lo que pasó con Peña Gómez, en esos días. Dónde estaba. Pero que, si fue Peña Gómez quien dijo a los americanos que el PRD no estaba dirigiendo la revolución, eso fue incorrecto. “Se ensució fuera del cajón”, fue la expresión genuina de Gautreaux Piñeyro. Pero reafirmó que él no podía testimoniarlo, porque no lo sabía.</p>
<p>Acepta que, de alguna manera, su opinión sobre Juan Bosch, durante ese período, podría estar influida por la actitud y su opinión, de Caamaño sobre Bosch, expuesta tras sus intercambios telefónicos diarios con Juan Bosch.</p>
<p>“Llegamos al 3 de mayo, cuando Juan Bosch le sugiere a Caamaño la presidencia, y el Congreso Nacional se reúne en esa semana, y lo confirma en la presidencia. Se avanza hacia el 14 y 15 de mayo.</p>
<p>“Es cuando regresa al país, traído en un avión de los Estados Unidos, uniformado el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. El hombre no quería venir. Vino a regañadientes, tras Bosch darle más de cien órdenes. Fernández Domínguez argumentaba ante Bosch que no podría llegar al país, en un avión de los americanos.</p>
<p><strong>“Un mensaje infame…”</strong></p>
<p>“Pero viene. Y viene con un mensaje que manda Juan Bosch para Caamaño. Un mensaje infame…, repito la palabra por el peso que tiene: el mensaje que mandó Juan Bosch con Fernández Domínguez, era un mensaje infame.</p>
<p>“Cuando llega Fernández Domínguez, y lo reciben. Se hace una reunión del alto mando militar. Digo que para entrar a la oficina de Caamaño había que pararse en mi oficina. Por eso fue que yo vi, tantas cosas.</p>
<p><img alt="Héctor García Godoy" src="https://i0.wp.com/www.reporteextra.com/wp-content/uploads/2021/04/hector-garcia-godoy.jpg?resize=239%2C211&ssl=1" style="float:left; margin-bottom:0px; width:239px" />Héctor García Godoy</p>
<p>“Entonces, cuando salen de ahí, salen de ahí, con el hocico de este largo”, dice Gautreaux Piñeyro, rememorando, mientras señala lo largo de su brazo y su antebrazo. Dice que todos se fueron.</p>
<p>“Entonces, ya solos. Yo entro a donde Caamaño y cierro la puerta con seguro. Ya viene tú, con tus vainas”, dice que le espetó Caamaño. A lo que Gautreux Piñeyro le señaló a Caamaño que él, tenía que oírlo, ya que tenía esa confianza con Caamaño, porque él se la había dado.</p>
<p>Dice que cómo seguía preguntándole a Caamaño sobre lo que pasaba, el coronel Caamaño le dijo de forma no muy cómoda: “¿Qué es lo que tu quieres saber… qué quieres saber?”</p>
<p>“Quiero saber, porque Usted me dijo a mí, que esa pistola que Usted me regaló, que yo se la pedí, porque cuando se terminara esta vaina, yo debía de tener una cosa, un arma, para defenderme… entonces, Usted me dio una pistola.</p>
<p>“Entonces, yo quiero que Usted me diga lo que pasa, porque veo que todo el mundo sale con el hocicazo, de este tamaño, molesto. Y con los ojos colorados de la rabia”.</p>
<p>El coronel Caamaño le habría dicho, según Gautreaux Piñeyro: “¡Siéntate, ahí! Ese viejo tuyo, ese bandido…</p>
<p>“Me lo decía, así, porque el perredeísta civil que estaba, ahí, en la cúpula del Poder, era yo.”<br />
Gaurtreaux Piñeyro sigue narrando, reiterando las expresiones de Caamaño sobre Bosch tras recibir el mensaje enviado por Bosch con Fernández: “Ese viejo sucio, ¿tú sabe lo que mandó a decir…?, expresaba el coronel Caamaño.</p>
<p><strong>“No, yo no sé. Por eso le estoy preguntando…”, intercambió Gautreaux con Caamaño.</strong><br />
<strong>“Mandó a decir que nos rindamos. Y que nos alberguemos en la Catedral, que los americanos no van a romper ese edificio Patrimonio de la Humanidad…”.</strong></p>
<p>Gautreaux Piñeyro recuerda que le dijo a Caamaño: “Pero, cómo. ¿Qué es lo que Usted dice…, qué Bosch mandó a decir eso…?”</p>
<p>“Bosch mandó a decir eso, porque él, por allá, estaba negociando con los americanos. Y si no, ¿por qué mandó a Fernández Domínguez para acá…?</p>
<p>“El fue que mandó a Fernández Domínguez, porque estaba negociando con los americanos… y las cosas que se van a ir descubriendo sobre Juan Bosch, lo van a tumbar del altar en donde lo han puesto los ignorantes…</p>
<p>“Voy a repetir esa frase…, las cosas que se irán sabiendo de Juan Bosch, lo van a tumbar del altar en donde lo han puesto los ignorantes”.</p>
<p>No fue Juan Bosch quien mandó a pactar lo de García Godoy, porque “Juan Bosch no tenía que mandar ningún mensaje sobre eso…”</p>
<p>Gautreaux Piñeyro recuerda que él entró al PRD, en el año 1962. Pero no como militante, cuando entro con ese nivel, en 1964. Cuando regreso de Venezuela. En el gobierno sietemesino de Bosch, Gautreaux Piñeyro fue cónsul en La Guaira, nombrado por Bosch. Yo no lo conocía personalmente, pero el padre de Gautreaux y Bosch, estuvieron presos al mismo tiempo.</p>
<p>Esa historia de los motivos y la prisión de Bosch es otra historia. Tal vez, habrá que incluirla entre las cosas que Gautreaux Piñeyro dice que se irán sabiendo y que obligarán a bajar a Bosch del lugar donde lo han puesto los ignorantes.</p>
<p><strong>Quién era Kabito Gautreaux</strong></p>
<p>Bonaparte Gautreaux Piñeyro era asistente personal del Coronel Caamaño, jefe militar de los constitucionalistas alzados en armas.</p>
<p>En el reducto que ocupaba el presidente Caamaño, sólo había un aparato de teléfono. Y una extensión que Cabito Gautreaux mantenía en su oído permanentemente, por instrucción del propio Caamaño.</p>
<p>Eran segundos, minutos y horas difíciles. El presidente Caamaño con su inteligencia de guardia viejo y atento a sus responsabilidades no quería actuar sin testigos. Y Gautreaux Piñeyro fue el testigo escogido. Para que contara la historia a los 56 años transcurridos, con fidelidad militante.</p>
<p><strong>Todo entregado a la OEA</strong></p>
<p>El 3 de abril de 1965 asumió la presidencia de un Gobierno Provisional, Héctor García Godoy, producto de un acuerdo recogido en el Acta de Reconciliación Dominicana y el Acto Institucional. García Godoy, hombre “muy decente, como buen abogado”, era además, un títere de los Estados Unidos, condenado a no decidir nada.</p>
<p>La idea era, según dijo de inmediato García Godoy, crear un clima de tranquilidad para la celebración de elecciones libres…, y limpias, hasta llegar a un gobierno constitucional. Para ello, se puso en manos de la OEA.</p>
<p>El país caía así, en manos de la siempre partera de lo ignoto, la Organización de Estados Americanos, que desde aquel momento instaló su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en territorio nacional. Esta preparó nuevos comicios, a celebrarse con la Patria ocupada militarmente por estadounidenses, y por esta misma OEA.</p>