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Seis condiciones por las cuales David de los Santos hoy estuviera vivo

El asesinato de David de los Santos recrudece viejas heridas en la sociedad dominicana. Nos muestra de cerca el antiguo monstruo que parece ser inextinguible en los organismos policiales.

Publicado: 15/05/2022

Seis condiciones por las cuales David de los Santos hoy estuviera vivo

<p>Amigos y familiares de David de los Santos protestan frente a plaza comercial en demanda de justicia. Foto: Lounelsi Mateo</p>

<p>Los<a href="https://acento.com.do/actualidad/policia-asesino-grita-uno-de-los-acusados-de-matar-a-david-de-los-santos-9062403.html">&nbsp;cuerpos policiales</a>&nbsp;son de naturaleza represiva. De hecho, ninguno ha sido creado dentro de un clima de paz, sino como respuesta a contextos de violencia. Eso sucede aqu&iacute; y en la Cunchinchina. No resulta extra&ntilde;o que aun en las naciones m&aacute;s organizadas de vez en cuando estallen esc&aacute;ndalos de brutalidad policial. Esto incluye a la Rep&uacute;blica Dominicana. Ahora bien, en el caso de nuestro pa&iacute;s, la Polic&iacute;a no aplica la brutalidad como una excepci&oacute;n, sino como una constante. Parecer&iacute;a programada para resolver a palos. Polic&iacute;as serios y honestos por supuesto que los hay: agarre al mediod&iacute;a la l&aacute;mpara de Di&oacute;genes y seguramente uno que otro encontrar&aacute;, porque es tan amplio el espectro de la cr&aacute;pula, que tapa la luminosidad de los agentes que trabajan con honradez.</p>

<p>Por esta raz&oacute;n no se presenta como excepci&oacute;n el<a href="https://acento.com.do/actualidad/esto-fue-lo-que-paso-con-david-de-los-santos-mientras-estuvo-preso-9060563.html">&nbsp;asesinato del joven David de los Santos</a>. Tristemente se sabe que David era un joven graduado con honores universitarios. Buen hijo. Hombre de trabajo. Un ciudadano que en el momento de su arresto presentaba problemas mentales. Fue detenido ilegal y desconsideradamente por civiles en la plaza &Aacute;gora Mall y luego entregado a la Polic&iacute;a. De acuerdo con el Ministerio P&uacute;blico, los hombres de gris -los mismos cantados por Vaker&oacute;- lo encerraron de manera ilegal en una celda, con las manos esposadas en la espalda, a merced de un grupo de presos que, ante la presencia permisiva de un agente que filmaba la escena con su celular, lo golpearon hasta dejarlo al borde de la muerte. Aunque Radio Bemba ha realizado el registro de varios rumores, esto es todo lo que oficialmente se conoce sobre el caso y es de lo que se partir&aacute; en este art&iacute;culo.</p>

<p>Hay un grupo de implicados en manos del Ministerio P&uacute;blico. Quisiera uno saludar la acci&oacute;n reactiva, pero en realidad para ello no hay fuerza, por m&aacute;s que el presidente de la Rep&uacute;blica la resalte. Porque, en verdad &iquest;con qu&eacute; &aacute;nimo se puede aplaudir el resultado de un hecho asquerosamente brutal, que se muestra como una cuenta m&aacute;s del largu&iacute;simo rosario de abusos cotidianos y constantes de la Polic&iacute;a?</p>

<p>David de los Santos muri&oacute; debido a seis condiciones que se dieron en torno a sus dos apresamientos. Por supuesto, estamos evaluando a partir del pasado. Pero no olvidemos que de la larga l&iacute;nea de tiempo con que se cuenta, casi toda es absolutamente pasado, pues, si recordamos a san Agust&iacute;n, el futuro todav&iacute;a no existe, mientras que el presente es una pavesa fugaz e inestable entre lo sucedido y lo que a&uacute;n no sucede; el pasado, en virtud de la memoria, es lo &uacute;nico que muestra algo de firmeza temporal. En este sentido, apoyados en la experiencia sobre la manera de actuar de la polic&iacute;a dominicana, se&ntilde;alaremos seis condiciones que, de haberse dado al menos una, sin dudas David de los Santos hoy estuviese vivo entre nosotros.</p>

<p><img alt=" David de los Santos" src="https://acentos3.s3.us-east-2.amazonaws.com/media/storage02/uploads/2022/05/david-de-los-santos-2-full-728x410.webp" style="height:auto; margin:0px; width:728px" />David de los Santos</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #1: Si en la plaza comercial hubieran tenido la capacidad elemental de observar que se encontraban ante una persona que no actuaba con claridad mental</strong></p>

<p>Por los desplazamientos en el local comercial, que perfectamente pod&iacute;an ser observados por la seguridad privada, y por la manera en que David se comunicaba, estaba claro que&nbsp;<a href="https://acento.com.do/actualidad/el-caso-de-david-de-los-santos-desde-una-perspectiva-psiquiatrica-9061937.html">no se trataba de una persona en buen estado de salud mental</a>. La falta de inteligencia sustituy&oacute; al sentido com&uacute;n. En lugar de llamar al 911 o tratar de contactar a su familia, decidieron apresarlo, violando sus derechos constitucionales. Luego lo entregaron a la Polic&iacute;a, aun sin poseer elementos que probaran alguna culpabilidad. De haber llamado al 911 o haberlo conducido al exterior de la plaza, David hoy estuviera vivo.</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #2: Si los polic&iacute;as hubieran tenido la competencia elemental para advertir la situaci&oacute;n mental de David de los Santos</strong></p>

<p>Estaba claro que el apresado no presentaba coherencia mental. El tratamiento no fue el adecuado para el caso&hellip; a menos que no se hubiesen aparecido all&iacute; con otras instrucciones que actualmente desconocemos.</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #3: Si los polic&iacute;as hubieran tenido un m&iacute;nimo de humanidad y de pericia</strong></p>

<p>Pero se comportaron como bestias. Todo el mundo sabe que ante una persona con un cuadro de desajuste mental no se debe actuar con brutalidad, menos a&uacute;n si quienes intervienen son empleados de la seguridad p&uacute;blica, equipados para el uso de la fuerza. Los agentes tienen acceso a veh&iacute;culos, hospitales y mecanismos pac&iacute;ficos para tranquilizar a un ciudadano. A menos que ejecutaran un programa criminal predeterminado, los agentes actuantes mostraron una falta de humanidad y de pericia indignos de un profesional de la seguridad p&uacute;blica.</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #4: Si David no hubiese estado mentalmente afectado</strong></p>

<p>El estado mental de David constituy&oacute; un caldo de cultivo para el desencadenamiento de los hechos. Esta condici&oacute;n le imposibilit&oacute; velar por su propia integridad. La incapacidad de pensar y comunicarse de forma efectiva el impidieron defenderse. Si a esto se suma que ni los custodios de la plaza comercial ni los polic&iacute;as se asistieron de un interlocutor v&aacute;lido, est&aacute; claro que su suerte qued&oacute; en manos de una persona que no carec&iacute;a de la habilidad de defenderse.</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #5: Si David hubiera sido un delincuente com&uacute;n</strong></p>

<p>Si David de los Santos hubiese sido un delincuente com&uacute;n -que fue la forma en que lo trataron-, tan pronto realiz&oacute; la presunta amenaza hubiera escapado la plaza comercial para que no lo atraparan. En caso de haber sido delincuente com&uacute;n y haberse dejado atrapar, hubiese tratado de resolver el asunto sin ning&uacute;n contratiempo dando unos pesos para la cena a los agentes policiales, poniendo en pr&aacute;ctica la &ldquo;Estrategia de los 50 pesos&rdquo;, que ha causado tantos males a la dominicanidad decente y de la que nos ocuparemos en una ocasi&oacute;n futura. Otra opci&oacute;n hubiera sido confrontar a los polic&iacute;as. Asimismo, en caso de que estas estrategias le hubiesen fallado, una vez en la celda, la contextura f&iacute;sica y la cultura delincuencial hubiesen sido suficientes para impedir que sus atacantes se salieran con la suya. Bajo esta condici&oacute;n, David hoy estuviera entre los vivos.</p>

<p><strong>Condici&oacute;n #6: Si David de los Santos no hubiera tenido un tono de voz afeminado</strong></p>

<p>En las grabaciones, David muestra un tono de voz afeminado. Este es un rasgo socioling&uuml;&iacute;stico suficiente para que la gente prejuiciosa considere gay al hablante. Desde el estatus machista, estar ante un homosexual es semejante a encontrarse ante una mujer: por mayor nivel social o integral que demuestre, el macho se asumir&aacute; como el superior, aunque ni remotamente lo sea. Sobre todo, cuando se trata de un grupo de machos que poseen la ventaja de la fuerza; en especial si el afeminado se encuentra en desventaja mental y, sobre todo, si tiene las manos esposadas a la espalda. La posibilidad de que el hecho se manejara partiendo del prejuicio homof&oacute;bico, convierte el caso de David de los Santos en un crimen de odio. Dentro del horrible marco de este asesinato, esto es el componente m&aacute;s horrendo.</p>

<p><strong>Sumario</strong></p>

<p>El asesinato de David de los Santos recrudece viejas heridas en la sociedad dominicana. Nos muestra de cerca el antiguo monstruo que parece ser inextinguible en los organismos policiales. Los esbozos de respuestas inmediatas no convencen del todo. Uno es el manoseado discurso de la transformaci&oacute;n policial. Otro, la instalaci&oacute;n de c&aacute;maras de filmaci&oacute;n en las celdas (en un pa&iacute;s donde en&nbsp;<em>cualquier momento</em>se puede ir la luz). Tambi&eacute;n se ha hablado de la implementaci&oacute;n de un software que ser&iacute;a operado por agentes de esos que causan inseguridad en la ciudadan&iacute;a, con el simp&aacute;tico nombre de&nbsp;<em>Constantino</em>&hellip; Por cierto, si la Semi&oacute;tica tiene alg&uacute;n valor, Laura Tuan, en&nbsp;<em>El gran libro de los nombres</em>(2021)<em>,</em>se&ntilde;ala que el car&aacute;cter y destino de los Constantino incluyen los valores de la testarudez, la inflexibilidad, el exhibicionismo del sentido del deber, el estr&eacute;s y la incapacidad de apreciar el sentido humor&iacute;stico de la vida&hellip;</p>

<p>En suma, las respuestas oficiales no logran borrar la estela de terror que la seguridad p&uacute;blica provoca en la ciudadan&iacute;a. Ciertamente el gobierno est&aacute; ante una situaci&oacute;n que desborda sus capacidades. Estos, con otros rostros, son los mismos asesinos grises que eliminaron a Tony Seval. Se trata de una herencia maldita. Precisamente por esta raz&oacute;n cae mal que se trate de sacar provecho pol&iacute;tico con el anuncio de planes risibles de transformaci&oacute;n policial en los que pocos depositan sus esperanzas. En vista de que no existen f&oacute;rmulas m&aacute;gicas para resolver ese antiguo problema, en el que la Polic&iacute;a existe como una especie de mal necesario, tal vez lo menos que puede hacer el Estado es invertir en la responsabilidad moral de los agentes policiales, lo que implica cambios en los aspectos normativos, &eacute;ticos y materiales. Tambi&eacute;n es necesario tomar en serio el manejo de la salud mental en el contexto ciudadano. En este tenor, seg&uacute;n el doctor H&eacute;ctor Guerrero Heredia, el pa&iacute;s apenas cuenta con 200 psiquiatras, cuando el m&iacute;nimo requerido es 1,200. Y, lo m&aacute;s importante que puede hacer el Estado en el contexto actual es empoderar a la ciudan&iacute;a para que cuente con herramientas fiables que le permitan defender sus derechos ante cualquier intento de abuso policial, partiendo de que ante una persona decente que se encuentra dentro de la regla, el ciudadano debe ser la piedra y el polic&iacute;a el huevo.</p>

<p>En fin, el caso de David de los Santos repone sobre el tapete el rostro negativo de una Polic&iacute;a mal capacitada, venenos&iacute;sima, temible, brutal e injustamente empoderada, cargada de criminales que solamente parecen calmar su brutalidad con los 50 pesos de la cena sin importar de donde provengan. Presenta nuevamente un organismo con un yin yang desequilibrado en el que las licencias de los efectivos criminales sepultan las acciones de buena fe de los agentes que pretenden actuar dentro de las fronteras de la ley y de la sana humanidad. As&iacute; se configura un contexto de riesgo en el que solamente la suerte protege a la ciudadan&iacute;a honesta. Pero las condiciones de este contexto, dado su naturaleza azarosa, no se dan en todos los momentos. Por ejemplo, ninguna se dio en el caso de David de los Santos</p>

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