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La generación periodística de la década de los sesenta

Me forjaron los ejemplos familiares, los maestros y sacerdotes que me tocaron, y aunque me hostilizaron en el seminario Santo Tomás por persistir en escuchar, sí religiosamente, las charlas radiofónicas de Juan Bosch, 1961-62, de allí salí dispuesto a militar en el equilibrio de los dos mandamientos, amar a Dios y al prójimo

Publicado: 24/08/2014

La generación periodística de la década de los sesenta

<p><strong>Discurso al recibir el Premio Nacional de Periodismo de manos del presidente Danilo Medina el 20 de agosto en el Palacio Nacional, excluyendo lo protocolar e incluyendo dos p&aacute;rrafos extraviados en la lectura, que aparecen en cursivas.</strong></p>

<p>SANTO DOMINGO, Rep&uacute;blica Dominicana.-Tengo que dar gracias a Dios y a la vida por todos los premios recibidos en una existencia que se aproxima peligrosamente a la curvita resbaladiza de los setenta. Tendr&iacute;a que dar gracias a tanta gente que es imposible identificarlas, como a todas las compa&ntilde;eras y compa&ntilde;eros del ejercicio period&iacute;stico de ya 46 a&ntilde;os. Siempre he querido vivir acompa&ntilde;ado, en proyectos colectivos, ya que no me ajustan los botes salvavidas individuales, convencido como Jos&eacute; Agust&iacute;n Goytisolo de que &ldquo;un hombre solo/ una mujer/ as&iacute; tomados de uno en uno/ son como polvo/ no son nada&rdquo;.</p>

<p>Si lo que hoy se me reconoce generosamente es el trabajo y un ejercicio profesional respetuoso de la &eacute;tica y consagrado a los principios fundamentales de la comunicaci&oacute;n, que empiezan por hacer com&uacute;n los bienes, los sue&ntilde;os y las luchas de los seres humanos, entonces este premio tiene muchos propietarios.</p>

<p><strong>Del carril y sus cicatrices</strong></p>

<p>Lo que he podido ser y hacer se lo debo en gran medida a mis or&iacute;genes junto a &ldquo;la ca&ntilde;a, la yerba y el mimbre&rdquo;, con los desfiladeros de miel y cristales marineros de los pueblos peque&ntilde;os y v&iacute;rgenes,&nbsp; que certific&oacute; el poeta nacional Pedro Mir. De esos carriles y sus cicatrices sali&oacute; mi impulso inicial. Y si sigo habitado por la insatisfacci&oacute;n y la decisi&oacute;n de luchar por lo que entiendo el bienestar colectivo, debe haber sido por herencia de la rebeld&iacute;a que corri&oacute; por la llanura oriental en la sangre de aquellos que, como Gregorio Urbano Gilbert, dieron ejemplo de aut&eacute;ntico sentimiento nacionalista. Aunque los manipuladores de la historia los llamaron gavilleros.</p>

<p>Me forjaron los ejemplos familiares, los maestros y sacerdotes que me tocaron, y aunque me hostilizaron en el seminario Santo Tom&aacute;s por persistir en escuchar, s&iacute; religiosamente, las charlas radiof&oacute;nicas de Juan Bosch, 1961-62, de all&iacute; sal&iacute; dispuesto a militar en el equilibrio de los dos mandamientos, amar a Dios y al pr&oacute;jimo.</p>

<p>El compromiso definitivo me lo impuso la revoluci&oacute;n constitucionalista. En ella dirig&iacute; mi primer peri&oacute;dico, el semanario Di&aacute;logo, cuando culminaba el primer a&ntilde;o universitario, mediante el cual los j&oacute;venes cat&oacute;licos defendimos los anhelos democr&aacute;ticos de nuestro pueblo y la soberan&iacute;a mancillada por la invasi&oacute;n extranjera. De aquella sangre, de esos d&iacute;as aciagos de dolor e impotencia, nacieron y se reprodujeron las energ&iacute;as libertarias de la generaci&oacute;n period&iacute;stica de los 60, de la que ser&iacute;a parte.</p>

<p>M&eacute;xico puso ingredientes importantes en mis esencias, especialmente cuando ca&iacute; en la Escuela de Periodismo, la Carlos Septi&eacute;n Garcia, fundada en 1949 por periodistas cat&oacute;licos, comprometidos con un ejercicio &eacute;tico y social. En el bosque de Chapultepec escuch&eacute; a Le&oacute;n Felipe, el sublime poeta espa&ntilde;ol del &eacute;xodo y del llanto, predicar: &ldquo;nadie fue ayer/ni va hoy/ni ir&aacute; ma&ntilde;ana hacia Dios/por este camino que yo voy/para cada hombre guarda/un rayo nuevo de luz el sol/y un camino virgen Dios&rdquo;.</p>

<p><strong>Primer tropiezo con el poder</strong></p>

<p>De regreso al pa&iacute;s, al comenzar el 1968, se me abrieron generosamente los caminos. Los periodistas profesionales eran solo unos pu&ntilde;ados salidos apresuradamente de la escuela de periodismo de la Universidad Aut&oacute;noma de Santo Domingo, y yo era el primer dominicano que hab&iacute;a completado una carrera de periodismo en el exterior.</p>

<p><img alt="Joaquín Balaguer junto a funcionarios." src="http://www.photoshelter.com/img-get/I0000PoXS_UbgeZ8/s/1000?1367858796.jpg" style="height:auto; margin:0px; width:auto" /></p>

<p>Joaqu&iacute;n Balaguer junto a funcionarios.</p>

<p>Apenas tomaba el pulso al pa&iacute;s cuando tuve el primer tropiezo con el poder.&nbsp; El presidente Balaguer celebraba la mitad de su primer gobierno y en una rueda de prensa televisada se me ocurri&oacute; recordarle sus dos compromisos b&aacute;sicos de campa&ntilde;a, que devolver&iacute;a la paz al pa&iacute;s y reducir&iacute;a el costo de la vida, indic&aacute;ndole que los continuos asesinatos pol&iacute;ticos y la elevaci&oacute;n del costo de la vida me induc&iacute;an a preguntarle si alcanzar&iacute;a sus dos objetivos b&aacute;sicos &ldquo;en los dos a&ntilde;os que le quedan&rdquo;. El mandatario reaccion&oacute; iracundo tratando de aplastarme. Creo que&nbsp; lo que m&aacute;s le molest&oacute; fue la impertinencia de decirle que le quedaban dos a&ntilde;os de gobierno. Aquel incidente me lanz&oacute; de repente al estrellato period&iacute;stico, porque me par&eacute; dos veces para sostenerle un animado di&aacute;logo, y al d&iacute;a siguiente muchos andaban preguntando de d&oacute;nde sali&oacute; el muchacho, 23 a&ntilde;os ten&iacute;a, que sac&oacute; de quicio a Balaguer. Ren&eacute; Fortunato en su documental La Violencia del Poder sintetiz&oacute; el impasse, que me dejar&iacute;a un sello.</p>

<p><em>Debo reconocer aqu&iacute; que durante casi todos los a&ntilde;os de sus gobiernos, Joaqu&iacute;n Balaguer ofreci&oacute; ruedas de prensa, a veces hasta dos por semana, y con frecuencia se le planteaban cuestiones conflictivas. El presidente Medina batea para un an&eacute;mico promedio de una en dos a&ntilde;os, la de ayer, y parece que no le fue mal, por lo que deber&iacute;a replicarla siquiera a una por mes.</em></p>

<p><em>Aquellos a&ntilde;os fueron muy dif&iacute;ciles para el ejercicio del periodismo, y para la libertad de expresi&oacute;n. En un ensayo&nbsp; sobre la contribuci&oacute;n del periodismo nacional a la democratizaci&oacute;n del pa&iacute;s, sostuve que el arrojo de los periodistas que mantuvieron la libertad de informaci&oacute;n y opini&oacute;n fue determinante de que la naci&oacute;n no cayera&nbsp; en otra dictadura, ya que&nbsp; se lleg&oacute; a prohibir entrevistar por radio y televisi&oacute;n a Juan Bosch, Francisco Pe&ntilde;a G&oacute;mez y Rafael Casimiro Castro. Y no hab&iacute;a libertad sindical, ni de manifestaciones pol&iacute;ticas, ni elecciones plurales. Contamos cientos de asesinatos y presos pol&iacute;ticos y miles de exiliados, con fuerzas armadas y policiales politizadas y un f&eacute;rreo control del Congreso y la justicia.</em></p>

<p><strong>Por la profesionalizaci&oacute;n</strong></p>

<p>A&uacute;n cuando casi siempre realizaba labores ejecutivas, primero en la radio y luego en peri&oacute;dicos y televisi&oacute;n, nunca abandon&eacute; la militancia en el Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), que en realidad era una asociaci&oacute;n. En esos a&ntilde;os no levant&aacute;bamos reivindicaciones laborales, y los conflictos en las empresas fueron m&aacute;s bien por razones &eacute;ticas y del ejercicio period&iacute;stico. Eramos tan celosos de la &eacute;tica profesional que en una asamblea destituimos la directiva porque recibieron apartamentos del ensanche Honduras de Balaguer.</p>

<p>En el Segundo Congreso Nacional de la Prensa, en 1974, lanzamos la plataforma de la profesionalizaci&oacute;n y colegiaci&oacute;n de los periodistas y de un c&oacute;digo de &eacute;tica profesional. El reconocimiento del periodismo como profesi&oacute;n se hab&iacute;a generalizado en el mundo occidental, y los colegios de periodistas hab&iacute;an contribuido a consolidar la libertad del ejercicio profesional y a elevar el nivel profesional y de vida de los periodistas. Conviv&iacute;an con los empresarios de la comunicaci&oacute;n.</p>

<p>Aqu&iacute; hubo una oposici&oacute;n tan absoluta que dividi&oacute; a los periodistas y a los peri&oacute;dicos, y durante a&ntilde;os el sector no fue modelo de di&aacute;logo, hasta que tras la democratizaci&oacute;n que se inici&oacute; en 1978 oblig&oacute; a transar. La ley original de colegiaci&oacute;n fue una transacci&oacute;n pactada, luego denunciada por la parte empresarial. Nunca hubo algo que impidiera la libre expresi&oacute;n y difusi&oacute;n. S&oacute;lo se condicionaba a la graduaci&oacute;n universitaria el ingreso como reportero o redactor. No as&iacute; a ning&uacute;n cargo ejecutivo, y jefes de secciones, ni a los articulistas, columnistas y colaboradores.</p>

<p>Lo que predominaba era elevar la condici&oacute;n profesional, comenzando con los que estaban en ejercicio. No era exclusi&oacute;n, sino inclusi&oacute;n y superaci&oacute;n, con normas &eacute;ticas. Y adem&aacute;s lo acompa&ntilde;amos de una contribuci&oacute;n del 1 por ciento del ingreso publicitario para superaci&oacute;n profesional y un instituto de protecci&oacute;n social.</p>

<p><strong>Perdida batalla de la &eacute;tica</strong></p>

<p>Me quem&eacute; en esas luchas, pues me toc&oacute; presidir la Comisi&oacute;n de Profesionalizaci&oacute;n y Colegiaci&oacute;n del SNPP desde su constituci&oacute;n en 1974 hasta la ley 148 de 1983. Pero los m&eacute;ritos fueron colectivos, como los de haber recorrido el pa&iacute;s haciendo cursillos de fin de semana para elevar la capacitaci&oacute;n de los periodistas.</p>

<p><img alt="El Maestro Rafael Núñez Grassals." src="http://www.photoshelter.com/img-get/I0000j2ikv0gAAdM/s/1000?1343255027.jpg" style="height:auto; margin:0px; width:auto" /></p>

<p>El Maestro Rafael N&uacute;&ntilde;ez Grassals.</p>

<p>Rindo homenaje a la memoria del padre Alberto Villaverde, al tambi&eacute;n jesuita Jos&eacute; Luis S&aacute;ez, y a los colegas Rafael N&uacute;&ntilde;ez Grassals y&nbsp; Emilio Herasme Pe&ntilde;a, as&iacute;&nbsp; como a Juan Manuel Garc&iacute;a y al entonces n&oacute;bel Manuel Quiterio Cede&ntilde;o que me acompa&ntilde;aron firmemente en esa misi&oacute;n formativa honor&iacute;fica. Casi todos coincid&iacute;amos en el mismo prop&oacute;sito desde las aulas de la UASD, como lo atestiguan cientos de egresados que se multiplicaron en la medida en que el periodismo era reconocido como profesi&oacute;n y varias universidades abrieron la carrera.</p>

<p>Se alcanz&oacute; la profesionalizaci&oacute;n, pero hemos perdido la batalla por la prevalencia de los principios &eacute;ticos. Hoy el periodismo est&aacute; afectado por graves confusiones y dependencias de las relaciones p&uacute;blicas, incentivadas por partidos y gobiernos y por sectores empresariales. No es s&oacute;lo en la informaci&oacute;n sobre los poderes p&uacute;blicos y los partidos, sino tambi&eacute;n en &aacute;mbitos deportivos, del arte y las sociales. Una proporci&oacute;n&nbsp; significativa de los periodistas y comentaristas de los peri&oacute;dicos, televisi&oacute;n y radio son asalariados del gobierno, los ayuntamientos, y otra instituciones estatales.</p>

<p><strong>Una materia pendiente</strong></p>

<p>Los periodistas son pluriempleados, con dobles y hasta triples jornadas de trabajo, porque la remuneraci&oacute;n empresarial se qued&oacute; muy distante de la p&uacute;blica. Una encuesta de Adalberto Grull&oacute;n y alumnos, con una muestra de los periodistas de los diarios y principales canales televisivos, arroja que el 39 por ciento tiene dos empleos formales y el 4 por ciento tres. El 29 por ciento trabaja 12 horas diarias y otro 20 por ciento algunas m&aacute;s. El promedio salarial de las reporteras&nbsp; de televisi&oacute;n es de 20 mil pesos. Pero cientos de ellos ganan entre 30 y 150 mil pesos en instituciones estatales.</p>

<p>Con la paga de las empresas period&iacute;sticas muy pocos pueden vivir dignamente, y el pluriempleo los empuja a la superficialidad, dificulta la investigaci&oacute;n y degrada el periodismo. Con todo, muchos periodistas hacen esfuerzo por cumplir su misi&oacute;n profesional. La libertad de informaci&oacute;n y prensa est&aacute;n en grave aprieto por esta situaci&oacute;n, que debe ser abordada francamente por los ejecutivos y propietarios&nbsp; de los medios y el Colegio de Periodistas.</p>

<p>Nunca predicamos neutralidad. Creemos, eso s&iacute;, en la objetividad, en el reconocimiento de la realidad m&aacute;s all&aacute; de nuestras preferencias, en el compromiso por desmenuzar los problemas y conflictos sociales, en el respeto por el derecho a la informaci&oacute;n, en la pluralidad y la diversidad. Proclamamos que todo comunicador tiene que promover la institucionalidad democr&aacute;tica, la justicia, equidad e inclusi&oacute;n social.</p>

<p><img alt="Orlando Martínez Howley." src="http://www.photoshelter.com/img-get/I00009.WUwaFC67E/s/1000?1300329834.jpg" style="height:auto; margin:0px; width:auto" /></p>

<p>Orlando Mart&iacute;nez Howley.</p>

<p>Dedico este premio a la legi&oacute;n period&iacute;stica de los 60, en especial a sus m&aacute;rtires Orlando Mart&iacute;nez y Gregorio Garc&iacute;a Castro. Aunque espero vivir unos cuantos a&ntilde;os m&aacute;s, estoy iniciando el retiro, por lo menos del cargo ejecutivo que hace m&aacute;s de 27 a&ntilde;os ejerzo en Teleantillas, del que ya solicit&eacute; relevo. Y no envejecer&eacute; ante las c&aacute;maras.-</p>

<p>Concluyendo con Le&oacute;n Felipe:</p>

<p><strong><em>Que no hagan callo las cosas</em></strong></p>

<p><strong><em>ni en el alma ni en el cuerpo.</em></strong><br />
<strong><em>Pasar por todo una vez,</em></strong></p>

<p><strong><em>una vez solo&nbsp; y ligero,</em></strong><br />
<strong><em>ligero, siempre ligero.</em></strong><br />
<strong><em>Sensibles a todo viento</em></strong><br />
<strong><em>y bajo todos los cielos,</em></strong><br />
<strong><em>poetas, nunca cantemos</em></strong><br />
<strong><em>la vida de un mismo pueblo</em></strong><br />
<strong><em>ni la flor de un solo huerto.</em></strong><br />
<strong><em>Que sean todos los pueblos</em></strong><br />
<strong><em>y todos los huertos nuestros.</em></strong></p>

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