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¿Es estructural la embestida ultraderechista?

El conservadurismo ha sido factor para el abandono los servicios básicos. No hemos tenido un Estado Benefactor, pero sí un Estado (patrimonialista/clientelar) y un sector privado esencialmente evasor.

Publicado: 08/12/2023

¿Es estructural la embestida ultraderechista?

<h1><span style="font-size:13px">Por&nbsp;</span><a href="https://acento.com.do/autor/cesar.html" style="font-size: 13px;">C&eacute;sar P&eacute;rez</a></h1>

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<p>No se discute que estamos ante una sostenida embestida de la ultraderecha a nivel mundial, lo que se discute es si ese embate, que en varios pa&iacute;ses se convierte en poder, es epis&oacute;dico o si por el contrario tiene un car&aacute;cter estructural, fruto de un sostenido proceso de transformaciones pol&iacute;ticas, econ&oacute;micas y sociales que ha provocado una sustancial modificaci&oacute;n del pacto social que se estableci&oacute; en Europa en la segunda mitad del siglo 20 impulsado por sostenidas luchas sociales y pol&iacute;ticas. De ser as&iacute;, estar&iacute;amos estamos ante el despuntar de un nuevo orden social. Esa perspectiva de an&aacute;lisis no solamente es &uacute;til para tener conocimiento de ese fen&oacute;meno mundial, sino de la permanencia y da&ntilde;o del conservadurismo a la sociedad dominicana.</p>

<p>En Europa, el llamado Estado Benefactor dur&oacute; desde mediado de los a&ntilde;os 50, hasta mediados de los 70. Fue el periodo de las grandes conquistas sociales: jornadas laborales de ocho horas, inserci&oacute;n masiva de las clases trabajadoras en los servicios fundamentales, salud, educaci&oacute;n, transporte, vivienda, ocio y tiempo libre, jubilaci&oacute;n comparativamente temprana y pensiones que garantizaban una vejez relativamente segura. En esencia, esas conquistas fueron resultado de las luchas de los trabajadores. A partir, de la crisis del capitalista de finales de los 70, comienza el desmonte de esas conquistas por receta de economistas y pol&iacute;ticos conservadores. En esos desmontes no estuvieron ausentes algunos gobiernos de orientaci&oacute;n socialdem&oacute;crata.</p>

<p>Concomitantemente, se producen grandes transformaciones tecnol&oacute;gica en el sistema productivo que acent&uacute;a un proceso de reducci&oacute;n del peso espec&iacute;fico, en t&eacute;rminos del tama&ntilde;o y fuerza de la clase trabajadora, agudizando la deriva conservadora de la derecha en el manejo de la econom&iacute;a y del Estado, la cual no la han podido detener los espor&aacute;dicos surgimientos de gobiernos progresistas o de izquierda en Occidente. El rol de la clase trabajadora como impulsora de cambio se ha disminuido a su m&iacute;nima expresi&oacute;n, y no por casualidad es que donde m&aacute;s extensas y profundas fueron las conquistas sociales, m&aacute;s fuerte el movimiento de izquierda y m&aacute;s mayor la polarizaci&oacute;n, es donde m&aacute;s profundo (y exitoso) tiende a ser el actual embate del conservadurismo.</p>

<p>Italia es el pa&iacute;s que tuvo el m&aacute;s potente movimiento socialista del mundo, hoy es gobernado por una coalici&oacute;n de ultraderechistas y ultranacionalistas filonazis, el mayor partido de Francia es de esas tendencias, Espa&ntilde;a parec&iacute;a curada del ultraderechismo y hoy puede afirmarse lo contrario; en Chile la ultraderecha ha ganado las &uacute;ltimas elecciones, Argentina acaba de elegir un esperpento ultraderechista como presidente, El Salvador tiene el d&iacute;scolo Bukele. Algunas de esas ultraderechas creen en estado centralizado, otros lo contrario. Pero en fin de cuentas, de la sostenida p&eacute;rdida de la capacidad contractual de la fuerza del trabajo, de su identidad y fragmentaci&oacute;n debido a la virtualizaci&oacute;n del trabajo y del impacto mundial del fen&oacute;meno migratorio, emerge un nuevo orden social.</p>

<p>Eso estar&iacute;a indicando que la expansi&oacute;n del conservadurismo ultraderechista y ultranacionalista puede no ser epis&oacute;dico sino estructural. Viene de lejos y no necesariamente tendr&aacute; que expresarse igual en todos los pa&iacute;ses. El nuestro&nbsp;&nbsp; &nbsp;nunca ha tenido un movimiento progresista y de izquierda realmente s&oacute;lido en t&eacute;rminos de fuerza laboral organizada, presencia en las instituciones del Estado, ni en el mundo de la cultura, como en los mencionados y otros pa&iacute;ses. La derecha ha sido tenaz en el mantenimiento del poder y del conservadurismo. De los tres grandes l&iacute;deres pol&iacute;ticos de los &uacute;ltimos 60 a&ntilde;os, Balaguer, Bosch y Pe&ntilde;a G&oacute;mez, el primero gobern&oacute; veintid&oacute;s a&ntilde;os, el segundo siete meses y el tercero ni un solo d&iacute;a.</p>

<p>Bosch fue derrocado por su firme apego a la concepci&oacute;n de la democracia con contenido social y Pe&ntilde;a G&oacute;mez por sus or&iacute;genes &eacute;tnico y social. Balaguer reagrup&oacute; e integr&oacute; a su poder a la derecha que derroc&oacute; a Bosch y que fue rabiosa opositora al significado sociol&oacute;gico y pol&iacute;tico de Pe&ntilde;a G&oacute;mez, hasta hoy ha medrado en todos los gobiernos que hemos tenido, e influye en todas expresiones de una derecha que ha sido ciega a toda apertura hacia pol&iacute;ticas sociales m&iacute;nimamente inclusivas y a cualquier reforma sustantiva. Eso se refleja en que tenemos uno de los m&aacute;s bajos salarios de la regi&oacute;n, somos uno de los tres &uacute;nicos pa&iacute;ses de la zona donde se penaliza toda forma de interrupci&oacute;n del embarazo, de los peores niveles de sindicalizaci&oacute;n y de derechos humanos.</p>

<p>El conservadurismo ha sido factor para el abandono los servicios b&aacute;sicos. No hemos tenido un Estado Benefactor, pero s&iacute; un Estado Empleador (patrimonialista/clientelar) y un sector privado esencialmente evasor. A pesar de eso, en esta llamada onda ultraderechista, el conservadurismo dominicano discurre sin el llamativo ruido de otros pa&iacute;ses. Transcurre con relativa calma por la pr&aacute;cticamente inexistencia de un bloque alternativo m&aacute;s menos organizado, la terquedad de los sectores que eventualmente podr&iacute;an formarlo les impide ver la importancia del debate de las ideas, prefiriendo mantenerse en su &aacute;rea de confort, en una burbuja de ideas &uacute;tiles hace medio siglo, pero insuficientes para enfrentar un mundo cuyas transformaciones han sido tan potente que est&aacute;n delineando otro orden social.</p>

<p>Pensar ese nuevo orden es la &uacute;nica v&iacute;a que aproxime a propuestas y nuevas ideas para enfrentar un futuro que, como dice Mart&iacute;n Caparr&oacute;s: &ldquo;se ha convertido en una amenaza&rdquo;. Para todos.</p>

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