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El Estado y su fallo: ¿Por qué no hemos avanzado en el Bienestar Social?

1. La Justicia, un Derecho Inalcanzable

Publicado: 05/01/2025

El Estado y su fallo: ¿Por qué no hemos avanzado en el Bienestar Social?

<p>La raz&oacute;n de existir de cualquier Estado deber&iacute;a ser, en primer lugar, la elevaci&oacute;n del bienestar de su poblaci&oacute;n. Esto se traduce en la creaci&oacute;n de empleos, salarios dignos y suficientes para cubrir las necesidades b&aacute;sicas de los ciudadanos, as&iacute; como en la provisi&oacute;n de servicios p&uacute;blicos de calidad. Sin embargo, la realidad en Rep&uacute;blica Dominicana, es que el Estado ha fallado rotundamente en cumplir con estos objetivos fundamentales.</p>

<p><strong>1. La Justicia, un Derecho Inalcanzable</strong></p>

<p>El primer factor que explica este incumplimiento es la falta de un sistema de justicia eficiente y confiable. Un sistema judicial que garantice el imperio de la ley y la igualdad ante ella es esencial para el desarrollo de cualquier naci&oacute;n. Sin embargo, en la Rep&uacute;blica Dominicana, como en muchos otros pa&iacute;ses de la regi&oacute;n, la justicia est&aacute; profundamente afectada por la corrupci&oacute;n, la ineficiencia y la falta de independencia. Esto permite que los poderosos, aquellos con recursos y conexiones, sigan actuando impunemente, mientras que las clases m&aacute;s desfavorecidas se ven relegadas a un sistema judicial lento y desprotegido.</p>

<p>La justicia no es solo un pilar de la democracia, sino tambi&eacute;n un elemento clave para la estabilidad econ&oacute;mica y el progreso social. Sin justicia, las inversiones no fluyen, los derechos no se protegen y la desigualdad se profundiza.</p>

<p><strong>2. La Concentraci&oacute;n de la Riqueza y el Despojo de lo P&uacute;blico</strong></p>

<p>Otro factor que ha impedido el progreso en la Rep&uacute;blica Dominicana es la creciente concentraci&oacute;n de la riqueza en manos de unos pocos. En lugar de que los recursos p&uacute;blicos sean distribuidos de manera equitativa, estos van a parar a los sectores que m&aacute;s poder tienen, perpetuando un c&iacute;rculo vicioso de pobreza para la mayor&iacute;a. Un ejemplo claro de esta situaci&oacute;n es el caso de las tierras del CEA, que han sido objeto de despojo y acaparamiento por parte de elites econ&oacute;micas, mientras los campesinos y peque&ntilde;os productores se ven desplazados.</p>

<p>Este fen&oacute;meno es una forma de injusticia econ&oacute;mica que no solo impide el acceso a los recursos, sino que tambi&eacute;n frena el desarrollo de nuevos sectores productivos. Cuando una peque&ntilde;a &eacute;lite controla los recursos de todos, el pa&iacute;s se ve privado de una verdadera diversificaci&oacute;n econ&oacute;mica y se limita su capacidad de crecimiento sostenible.</p>

<p><strong>3. El Bloqueo a Sectores Productivos Emergentes</strong></p>

<p>La tercera raz&oacute;n de la falta de progreso es la monopolizaci&oacute;n de sectores clave de la econom&iacute;a, como la importaci&oacute;n y distribuci&oacute;n de bienes. En la Rep&uacute;blica Dominicana, la oligarqu&iacute;a nacional importadora ha jugado un papel crucial en este fen&oacute;meno. En lugar de fomentar el desarrollo de sectores productivos nacionales, como la pesca o la agroindustria, se sigue apostando por la importaci&oacute;n masiva de productos que podr&iacute;an ser producidos localmente.</p>

<p>Este control olig&aacute;rquico asfixia el emprendimiento y la innovaci&oacute;n, limitando las oportunidades de trabajo y la creaci&oacute;n de valor en el pa&iacute;s. Sectores como la pesca, que podr&iacute;an generar empleos y desarrollar cadenas de valor internas, se ven empobrecidos por la competencia desleal de productos importados, muchas veces subsidiados o con precios artificialmente bajos. Lo mismo ocurre con el el sector agroindustrial, donde las grandes importadoras han logrado que la producci&oacute;n local quede relegada a un segundo plano, a pesar de tener el potencial para abastecer el mercado nacional y exportar al extranjero.</p>

<p><strong>Conclusi&oacute;n: Un Estado que No Cumple su Rol</strong></p>

<p>La raz&oacute;n por la cual hemos fracasado en elevar el bienestar de la poblaci&oacute;n es clara: un sistema de justicia ineficaz, la concentraci&oacute;n de la riqueza en pocas manos y la obstrucci&oacute;n al desarrollo de sectores productivos emergentes. Estos problemas estructurales impiden que el Estado cumpla con su funci&oacute;n esencial, que es garantizar una vida digna para todos sus ciudadanos.</p>

<p>Si el pa&iacute;s desea realmente cambiar su rumbo, es necesario reformar estas estructuras que perpet&uacute;an la desigualdad. Esto requiere una voluntad pol&iacute;tica firme para garantizar el acceso a la justicia, redistribuir la riqueza de manera m&aacute;s equitativa y apoyar a los sectores productivos locales en lugar de seguir dependiendo de la importaci&oacute;n. Solo con un verdadero cambio en estos aspectos se podr&aacute; alcanzar el bienestar y la prosperidad que todos los dominicanos merecen.</p>

<p>De existir mejor distribuci&oacute;n de la riqueza, existiera m&aacute;s dinamismo econ&oacute;mico, mejor clima de negocio, mayor nivel de circulante, m&aacute;s producci&oacute;n, y por tanto los que hoy acaparan todo, terminar&iacute;an ganando m&aacute;s, sin exponerse a explosiones sociales. Lo que refleja que el mal, es producido por una mentalidad feudal, incapaz de entender los procesos sociopol&iacute;ticos.</p>

<p><strong>El autor preside la Corriente Quisqueya Potencia &ndash;PRM</strong></p>

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