En una época marcada por el endurecimiento de las políticas migratorias,
Publicado: 10/07/2025
el Papa Francisco dejó un mensaje claro: el auténtico cristianismo se demuestra en la acogida, no en la exclusión. “Una persona que solo piensa en construir muros y no en construir puentes no es cristiano”, afirmó en 2016, sentando un principio que sigue resonando en los debates actuales sobre migración y derechos humanos.v
Esta afirmación no solo fue un gesto teológico, sino una toma de posición ética frente a las políticas de deportación, discriminación y rechazo a los más vulnerables.
Carta urgente a los obispos de EE. UU.
En febrero de 2025, el Papa dirigió una carta contundente a los obispos de Estados Unidos, condenando el programa de deportaciones masivas impulsado por la administración del presidente Donald Trump. En ella, advierte que los muros —físicos, legales o administrativos— son estructuras de exclusión que hieren la dignidad humana.
“Deportar personas que huyen de la pobreza, la persecución o el colapso ambiental es una herida al cuerpo entero de la humanidad. Ninguna política puede ignorar su vulnerabilidad”, escribió Francisco a la Conferencia Episcopal Norteamericana.
Aunque reconoció el derecho soberano de los Estados Unidos a proteger sus fronteras, subrayó que tal derecho debe ejercerse con justicia y compasión. “Una verdadera democracia se mide por cómo trata a quienes no tienen poder ni voz”.
El caso dominicano: hospitales convertidos en fronteras
En la República Dominicana, las enseñanzas del Papa adquieren una urgencia particular. Desde la implementación de nuevos protocolos migratorios en hospitales públicos, mujeres haitianas en situación de parto o posparto están siendo detenidas y deportadas por no portar documentación de residentes.
El primer día del operativo, inspectores migratorios visitaron 33 hospitales y retuvieron a 87 mujeres embarazadas. La consecuencia: una caída de más del 30 % en la asistencia médica de parturientas haitianas, muchas de las cuales prefieren arriesgarse en casa antes que enfrentar una deportación en medio del parto.
“Aplicar castigos migratorios en espacios sagrados de cuidado como los hospitales no solo es inhumano, sino anticristiano y cruel”.
Cuando el discurso cristiano se contradice
Resulta profundamente contradictorio que gobiernos que se declaran cristianos promuevan prácticas que niegan asistencia médica básica a mujeres embarazadas y vulnerables. Esto contradice no solo los principios del Evangelio, sino también cualquier noción ética de dignidad humana.
“Una auténtica regla de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, especialmente los más pobres y marginados”, escribió Francisco en la que fuera su última carta a los obispos norteamericanos.
Un llamado a los líderes cristianos
A la luz de estas realidades, el mensaje del fenecido Papa Francisco es también una interpelación directa a los presidentes y funcionarios que, en nombre del cristianismo, promueven políticas de exclusión.
“No ceder a narrativas que discriminan y provocan sufrimiento innecesario… Con caridad y claridad estamos todos llamados a tender puentes que nos acerquen unos a otros, a evitar muros de ignominia”, insistió el Papa ante de fallecer.
¡Cristianos de palabra, no de acción!
Los hechos revelan una peligrosa brecha entre el discurso religioso y la práctica política. El Evangelio del Buen Samaritano —invocado por Francisco— exige cuidar al caído en el camino, no interrogarlo por su estatus migratorio.
Llamado a la acción: construir puentes, no excusas
Es momento de exigir coherencia. A los gobiernos que se proclaman cristianos, les corresponde demostrarlo con hechos: estableciendo corredores humanitarios, garantizando el acceso incondicional a la atención médica, y promoviendo leyes de regularización inclusiva.
La historia juzgará no solo nuestras creencias, sino las decisiones que tomamos frente al sufrimiento de los demás. Y en palabras del Papa Francisco, “la dignidad de la persona debe preceder a cualquier cálculo político o económico”.