Un grupo de dominicanos florece en la tierra del hielo y el fuego
Publicado: 13/07/2025
En un país de apenas 388,790 habitantes y 103,125 kilómetros cuadrados, donde predominan los glaciares, los paisajes montañosos y la constante actividad volcánica, unas 20 familias dominicanas han echado raíces, apoyándose mutuamente y forjando una pequeña pero sólida comunidad.
Islandia, nación nórdica célebre por sus aguas termales, sus espectaculares auroras boreales y su arraigada cultura de respeto social y bienestar, se encuentra geográficamente aislada: no comparte fronteras terrestres y sus vecinos más cercanos son Noruega, Groenlandia y el Reino Unido. El país combina un alto nivel de vida con una de las democracias más estables del mundo, un sistema educativo gratuito y una economía moderna centrada en la energía renovable, la pesca y los servicios.
A 6,351 kilómetros en línea recta de su tierra natal, unos 40 dominicanos, distribuidos en al menos tres generaciones —y otros que ya han nacido en suelo islandés—, viven hoy integrados en la sociedad islandesa, participando activamente en distintas esferas de la vida económica y social.
Chefs, estilistas, reposteros, empresarios, docentes y boxeadores profesionales protagonizan historias de esfuerzo y superación, marcadas por los desafíos que supone emigrar: aprender un idioma tan ajeno como el islandés, adaptarse a inviernos extremos, a una cultura de pocas palabras y a una burocracia estricta pero funcional.
Pese al clima gélido y la distancia emocional que a veces impone la cultura local, muchos de estos dominicanos han encontrado en Islandia un lugar seguro, con oportunidades reales de progreso y con una comunidad que, aunque pequeña, ha sabido preservar el calor humano caribeño en medio del hielo.
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El caso de Evelyn Rodríguez
Una de esas historias es la de Evelyn Rodríguez, una dominicana que llegó por primera vez a Islandia en el año 2000 para visitar a una prima que más adelante se casó con un islandés en República Dominicana. Evelyn organizó esa boda, y luego conoció a quien se convertiría en su pareja.
"Vinimos por tres meses para conocer y visitar a mi prima hermana. Pero uno de los amigos del esposo de mi prima me estaba enamorando y terminamos siendo novios", recuerda con una sonrisa.
Rodríguez, quien vivió parte de su infancia en Mao, Valverde, y luego en Santo Domingo, se casó a los 21 años y se mudó a Akureyri, una ciudad al norte del país que, según ella, le recuerda a Santiago. Allí vivió hasta su divorcio en 2004.
Expandir imagenInfografía
Evelyn Rodríguez, una dominicana que llegó por primera vez a Islandia en el año 2000 (KARINA HERRERA)