Turno Libre

Volviendo a Narciso González

¿Cómo es posible que los asesinos de Narciso González no estén en la cárcel? ¿Cuál es el símbolo de su desaparición, a través de los años transcurridos?

Publicado: 10/04/2014

Volviendo a Narciso González

<p>&iquest;C&oacute;mo es posible que los asesinos de Narciso Gonz&aacute;lez no est&eacute;n en la c&aacute;rcel?&nbsp; &iquest;Cu&aacute;l es el s&iacute;mbolo de su desaparici&oacute;n, a trav&eacute;s de los a&ntilde;os transcurridos?</p>

<p>Deber&iacute;a ser la derrota&nbsp; definitiva del autoritarismo. El autoritarismo ha funcionado uniformemente en la historia dominicana, como una coartada que anuncia o justifica operaciones represivas, destinadas a salvar el valor inmanente del &ldquo;orden&rdquo; o &ldquo;la paz&rdquo;.&nbsp; Las palabras &ldquo;orden&rdquo; y &ldquo;paz&rdquo; acumulan en la historia nacional, y en Latinoam&eacute;rica, los determinismos m&aacute;s siniestros del poder personal. De Lil&iacute;s a Balaguer, pasando por la cantata del trujillismo, las palabras &ldquo;orden&rdquo; y &ldquo;paz&rdquo; se vuelven un eufemismo en el que se encarama el sentido pr&aacute;ctico del manejo del poder, las sutilezas que justifican todos los excesos del mismo. No hay un d&eacute;spota en nuestra historia que no las haya empleado.</p>

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<p>La sociedad dominicana no debe permitir que la desaparici&oacute;n de Narciso Gonz&aacute;lez quede sin sanci&oacute;n, y todos deber&iacute;amos arrimar el hombro para que la fiscal, Yeni Berenice Reinoso, llegue al fondo de los hechos</p>
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<p>La sociedad dominicana tiene una maldita inclinaci&oacute;n hacia el olvido, que los poderes cultivan con esmero. Uno podr&iacute;a hacerse muchas preguntas semejantes. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&iquest;Cu&aacute;ntos calieses trujillistas pagaron por sus cr&iacute;menes? &iquest;Por qu&eacute; nunca se ha investigado la desaparici&oacute;n de Henry Segarra, y sus torturadores materiales e intelectuales llevados a los tribunales? &iquest;Qui&eacute;n esfum&oacute; a Guido Gil cruzando el puente de San Pedro de Macor&iacute;s, y por qu&eacute; el &ldquo;rameado general&rdquo; responsable nunca ha respondido por ello? &iquest;Qui&eacute;n le pas&oacute; la cuenta a los cr&iacute;menes de la &ldquo;banda color&aacute;&rdquo;?&nbsp; Es un prontuario muy largo, que indica nuestra preferencia por el olvido.&nbsp; La historia dominicana es un vasto territorio del silencio.&nbsp; En otras sociedades latinoamericanas, a las oleadas represivas del autoritarismo, les han seguido siempre sonados procesos judiciales. Con excepci&oacute;n del caso de las hermanas Mirabal (s&oacute;lo parcialmente) y el de Orlando Mart&iacute;nez (tambi&eacute;n parcialmente), toda la represi&oacute;n pol&iacute;tica y el crimen de Estado luego de la ca&iacute;da de Trujillo ha quedado impune.</p>

<p>Pero la desaparici&oacute;n de Narciso Gonz&aacute;lez es el sitio exacto de la regresi&oacute;n que todos cre&iacute;amos inconcebible. Fue un signo del poder desmemoriado que nos exig&iacute;a quedarnos estacionados en el miedo. Fue recuperar el estado triunfante del asesinato pol&iacute;tico, la impunidad, las angustias sin nombre de las desapariciones. El autoritarismo est&aacute; siempre agazapado&nbsp; entre bambalinas en la sociedad dominicana. Y todos deber&iacute;amos recordarlo.&nbsp; &iexcl;Hay que zarandear la memoria, obligarla a mirar la turbia historia del pasado inmediato, y no conformarse con el hecho consumado! &nbsp;Reflexionar sobre la amenaza arrogante de un orden que elimina la disidencia mediante el expediente del asesinato pol&iacute;tico; o que trivializa el crimen creando&nbsp; la opci&oacute;n falsa del suicidio, para encubrir a los verdaderos culpables. &iexcl;Narciso Gonz&aacute;lez deber&iacute;a ser el &uacute;ltimo m&aacute;rtir de&nbsp; la intolerancia&nbsp; del autoritarismo!&nbsp; Y no es posible que, a estas alturas, todo el estupor que provoc&oacute; su desaparici&oacute;n, se refugie en el silencio y la impunidad, como si fuera otra &ldquo;p&aacute;gina en blanco&rdquo;, que se sublima y dibuja en la indiferencia oficial.</p>

<p>Quienes fuimos amigos de Narciso Gonz&aacute;lez conoc&iacute;amos su car&aacute;cter. Gritaba al hablar, su vida resabiosa era un juego de espejos de sus trajines justicieros, de sus sue&ntilde;os de igualdad, de su discurso iracundo contra la soberbia del poder. Un ser indoblegable, un esp&iacute;ritu indomable y rebelde ante la desigualdad y la injusticia de la sociedad que le toc&oacute; vivir.&nbsp; A ra&iacute;z de la ca&iacute;da del trujillato, su padre ten&iacute;a una peleter&iacute;a en la calle Hermanos Pinz&oacute;n, por Villa Consuelo. Era una familia marcada por el antitrujillismo, y los &ldquo;paleros de Bal&aacute;&rdquo;, grupo de choque de los remanentes trujillistas, incendiaron el negocio familiar.&nbsp; Recuerdo como ahora el rostro de Narciso, las llamaradas iluminando su cara, el fr&iacute;o espanto de quienes entonces &eacute;ramos muchachos despertando a la vida. Despu&eacute;s fuimos compa&ntilde;eros de trabajo en la Universidad por largos a&ntilde;os, y soy testigo de sus afanes y su enorme vocaci&oacute;n por la justicia. Vivi&oacute; bramando por los dem&aacute;s, su sacrificio es un vivo testimonio de desprendimiento.</p>

<p>La sociedad dominicana no debe permitir que la desaparici&oacute;n de Narciso Gonz&aacute;lez quede sin sanci&oacute;n, y todos deber&iacute;amos arrimar el hombro para que la fiscal, Yeni Berenice Reinoso, llegue al fondo de los hechos. &iexcl;Ya es tiempo de renunciar a esa maldita inclinaci&oacute;n al olvido!</p>

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