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OPINION: Leonel y el legado histórico de Balaguer

El doctor Leonel Fernández acaba de hacer, si es exacta la reseña periodística de un acto de proselitismo en el que fungió como orador principal, la mejor apología reivindicatoria que se le ha hecho al doctor Joaquín Balaguer como político y estadista

Publicado: 27/01/2015

OPINION: Leonel y el legado histórico de Balaguer

<p>El doctor Leonel Fern&aacute;ndez acaba de hacer, si es exacta la rese&ntilde;a period&iacute;stica de un acto de pr<span style="font-size:13px; line-height:1.6em">oselitismo en el que fungi&oacute; como orador principal, la mejor apolog&iacute;a reivindicatoria que se le ha hecho al doctor Joaqu&iacute;n Balaguer como pol&iacute;tico y estadista desde fuera de su ya decr&eacute;pita capilla partidista: le otorg&oacute; pasaporte de validez a la c&eacute;lebre expresi&oacute;n de &eacute;ste en el sentido de que el pa&iacute;s que le entregaba a aquel en 1996 era &ldquo;como un avi&oacute;n listo para despegar&rdquo;.</span></p>

<p><a href="http://almomento.net/wp-content/uploads/2014/11/sA2D7SaDA5LUIS_R_DECAMPS_R.jpg"><img alt="EL AUTOR es abogado y catedrático universitariop. Reside en Santo Domingo." src="http://almomento.net/wp-content/uploads/2014/11/sA2D7SaDA5LUIS_R_DECAMPS_R.jpg" style="height:auto; margin-bottom:20px; width:235px" /></a></p>

<p>EL AUTOR es abogado y catedr&aacute;tico universitariop. Reside en Santo Domingo.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;En la misma direcci&oacute;n conceptual, el ex mandatario, obviando seguramente adrede cualquier otro costado de las gestiones gubernativas reformistas, enfatiz&oacute; que el caudillo de Navarrete&nbsp;&ldquo;hizo extraordinarios aportes al desarrollo y el progreso de la naci&oacute;n, principalmente con la construcci&oacute;n de importantes obras de infraestructura&rdquo;,&nbsp;y que &ldquo;la nueva generaci&oacute;n, representada por el PLD, hizo realidad lo dicho por Balaguer, al triplicar el Producto Interno Bruto (PIB) de la naci&oacute;n, generando as&iacute; un hecho sin precedentes en la historia del pa&iacute;s&rdquo;.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;(Es probable que alguien responda a lo afirmado en el primer p&aacute;rrafo de estas notas invocando el desvar&iacute;o congresual de 2003 que erigi&oacute; a Balaguer en &ldquo;Padre de la Democracia&rdquo;, pero los alcances de este conato de reivindicaci&oacute;n -contenido como ripio de una pieza votada y promulgada por sus antiguos adversarios perrede&iacute;stas en un arrebato de politiquer&iacute;a reeleccionista, pero que a&uacute;n hoy se asimila como una tomadura de pelo- no guarda ning&uacute;n parecido con el de Fern&aacute;ndez: &eacute;ste entra&ntilde;a mucho m&aacute;s que un mero intento de borrar de un lenguetazo -que no de un plumazo- todo el tramo de la historia dominicana que comienza en 1966 y termina en 1996).</p>

<p>&nbsp; &nbsp;Como si dij&eacute;ramos: Balaguer, con sus fruct&iacute;feras y paradigm&aacute;ticas ejecutorias (o &ldquo;extraordinarios aportes al desarrollo y el progreso de la naci&oacute;n&rdquo;)&nbsp;sent&oacute; las bases de la prosperidad y el bienestar de los dominicanos, y los gobiernos del PLD, en calidad de herederos de &eacute;ste (los pelede&iacute;stas, seg&uacute;n parece insinuar Fern&aacute;ndez, constituyen hoy &ldquo;la nueva generaci&oacute;n&rdquo; del balaguerismo) han convertido esta media isla en un verdadero para&iacute;so terrenal&hellip; En consecuencia, a reformistas y pelede&iacute;stas (unos balagueristas de ayer y otros de hoy) les debemos la sociedad id&iacute;lica (inclusiva, con instituciones ejemplares, educada y civilista, absolutamente incorrupta, sin pobres, libre de delincuencia, con una salud p&uacute;blica envidiable, exenta de apagones, justa, solidaria, etc&eacute;tera, etc&eacute;tera) en la que vivimos&hellip;. (&iexcl;Aleluya! &iexcl;Aleluya! &iexcl;Aleluya!).</p>

<p>&nbsp; &nbsp;(Insistamos, como quiera: se puede decir cualquier cosa en defensa de Balaguer -inclusive sin importar que sea con el fin de buscar justificaci&oacute;n para las acciones propias que antes se abominaban-, pero la Historia siempre presenta un problema insoluble para cuneros, conversos y tr&aacute;nsfugas del pensamiento y la actuaci&oacute;n pol&iacute;ticos: est&aacute; escrita, y si bien puede ser objeto de ocultamientos, tergiversaciones y hasta tachaduras parciales, no se puede borrar: permanece intacta y disponible en textos y archivos para todo aquel que desee saber lo que realmente ocurri&oacute;&hellip; Claro -exc&uacute;senme de nuevo-, si es que interesa).</p>

<p>&nbsp; &nbsp;Ahora bien, &iquest;todo eso que afirma el Fern&aacute;ndez responde a la verdad? &iquest;Las administraciones de Balaguer pueden ser consideradas simple y llanamente bienhechoras para la sociedad dominicana en general? &iquest;No tienen esas administraciones grandes nubarrones y sombras que litigan con sus luces? &iquest;Le entreg&oacute; Balaguer a Fern&aacute;ndez un pa&iacute;s al que s&oacute;lo hab&iacute;a que hacerlo &ldquo;despegar&rdquo; y virtualmente ponerle el &ldquo;piloto autom&aacute;tico&rdquo;? &iquest;La democracia dominicana tiene la &ldquo;extraordinaria&rdquo; deuda de gratitud con el l&iacute;der reformista que le &ldquo;reconocieron&rdquo; los legisladores dominicanos como contrabando pol&iacute;tico y que ahora proclama el presidente del PLD como verdad hist&oacute;rica?</p>

<p>&nbsp; &nbsp;En t&eacute;rminos estrictamente pr&aacute;cticos la respuesta en principio no parece muy grata para los alegatos de Fern&aacute;ndez: si todo eso es cierto (es decir, si Balaguer fue una &ldquo;chuler&iacute;a&rdquo; como gobernante y dej&oacute; en 1996 un Estado sano, una econom&iacute;a en buena marcha y una sociedad sin mayores dificultades), entonces el gobierno que &eacute;l encabez&oacute; entre 1996 y 2000 fue un estrepitoso fracaso, pues en este per&iacute;odo no s&oacute;lo se deprimieron todos los indicadores econ&oacute;micos fundamentales de la naci&oacute;n (hasta el punto de que la deuda p&uacute;blica interna se quintuplic&oacute;, las arcas del Banco Central quedaron exhaustas y los pelede&iacute;stas en el poder fueron estigmatizados como &ldquo;comesolos&rdquo; y corruptos) sino que reprob&oacute; la evaluaci&oacute;n popular: el PLD fue contundentemente derrotado en las elecciones del &uacute;ltimo a&ntilde;o.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;(No ignoro los argumentos a contrario en el sentido apuntado: en aquel primer gobierno del doctor Fern&aacute;ndez se acometieron reformas pol&iacute;ticas, hubo &ldquo;estabilidad macroecon&oacute;mica&rdquo; y todav&iacute;a el grueso de los balagueristas del PRSC no hab&iacute;an oficiado su conversi&oacute;n en pelede&iacute;stas&hellip; Los alegatos pudieran ser admisibles o no, pero los hechos son los hechos: los dominicanos estuvieron tan frustrados con esa administraci&oacute;n que el PRD aplast&oacute; al PLD en las elecciones de 1998 con un 51.34% contra el 30.38% de los sufragios, en las de 2000 con 49.87 frente a 24.94 y en las de 2002 con 42.41 versus 28.81, y probablemente lo hubiera hecho tambi&eacute;n en 2004 si no se le atraviesa en el camino la hidra de siete cabezas de Baninter&hellip; &iquest;Moraleja? O el l&iacute;der reformista no dej&oacute; el pa&iacute;s como dijo, o el l&iacute;der pelede&iacute;sta hizo un tollo de gobierno&hellip; Escoja usted lo que mejor le acomode).</p>

<p>&nbsp; &nbsp;La verdad hist&oacute;rica, de todos modos, dista bastante de lo que sostiene Fern&aacute;ndez: el pensamiento pol&igrave;tico de Balaguer fue en t&eacute;rminos filos&oacute;ficos, por as&iacute; decirlo, una &ldquo;ideolog&iacute;a de la transici&oacute;n&rdquo;, y no s&oacute;lo debido a que se perfil&oacute; entre la agon&iacute;a de la dictadura de Trujillo y el nacimiento de la democracia sino tambi&eacute;n -y fundamentalmente- porque a la postre implic&oacute; -tanto en sus tendencias conceptuales como en sus aspectos operativos- un virtual maridaje de la racionalidad de la primera con la de la segunda&hellip; Esto le permiti&oacute; gobernar como un d&eacute;spota ilustrado entre 1966 y 1978, y como un dem&oacute;crata de post&iacute;n entre 1986 y 1996.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;(No debe confundirse el concepto de ideolog&iacute;a con el de doctrina: donde quiera que haya un conjunto mas o menos organizado de creencias o ideas -aunque sean instintivas o primitivas- hay una ideolog&iacute;a, pero para que &eacute;sta alcance la estatura de la doctrina requiere un cierto nivel de elaboraci&oacute;n y sistematizaci&oacute;n conceptuales, es decir, convertirse en un cuerpo de concepciones basadas en reflexiones y razonamientos organizados e intelectualmente le&iacute;bles y &ldquo;trabajables&rdquo;&hellip; Todos tenemos una o varias ideolog&iacute;as, pero no todos abrazamos una doctrina).</p>

<p>&nbsp; &nbsp;Acaso por ello, la visi&oacute;n balaguerista de la pol&iacute;tica y el Estado, a diferencia de lo que creen pros&eacute;litos y adversarios, se encuentra m&aacute;s a tono con los preceptos de Azor&iacute;n que con los de Maquiavelo -incluyendo las nostalgias culturales human&iacute;sticas y los arrestos totalitarios-, y muchos de sus reclamos de &ldquo;sentido pr&aacute;ctico&rdquo; son simples ejercicios de politiquer&iacute;a en el contexto de una estructura de ideas adscrita en buena parte a los dogmas del conservadurismo y a los viejos criterios sobre el gobierno como &ldquo;fuente fundamental&rdquo; de la autoridad social&hellip; No en vano Balaguer, en tanto animal pol&iacute;tico, naci&oacute;, vivi&oacute; y muri&oacute; en el centro o en las cercan&iacute;as del poder.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;El balaguerismo fue, en esencia, una ideolog&iacute;a pol&iacute;tica que se qued&oacute; a medio camino entre el despotismo y el liberalismo, y en tal virtud dio a la luz gobiernos que en los decenios de los a&ntilde;os sesenta, setenta y ochenta desempe&ntilde;aron con &ldquo;&eacute;xito&rdquo; en la Rep&uacute;blica Dominicana el rol de &ldquo;reg&iacute;menes de seguridad nacional&rdquo; (pautado por los intereses estadounidenses en el marco de la Guerra Fr&iacute;a) que en casi toda la Am&eacute;rica les correspondi&oacute; a las dictaduras militares, y en los decenios de los ochenta y los noventa asumieron la catadura democr&aacute;tica que exig&iacute;an la quiebra del modelo comunista y la racionalidad pol&iacute;tica advenida tras la ca&iacute;da del muro de Berlin&hellip; Por eso, Balaguer afirm&oacute; en la &eacute;poca que &eacute;l no hab&iacute;a cambiado &ldquo;sino las circunstancias&rdquo;.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;Convencido de que esos asertos no son ajenos al entendimiento de todo el que sigui&oacute; aunque fuese desde las gradas la pol&iacute;tica continental de la segunda mitad del siglo XX, las consideraciones de Fern&aacute;ndez acerca de lo que ha acontecido en el pa&iacute;s en las dos &uacute;ltimas d&eacute;cadas me han martillado la sesera en un sentido que podr&iacute;a ser imputado de nost&aacute;lgico por quienes se afanan actualmente en olvidar la historia reciente del pa&iacute;s: al margen de lo que opinen ahora los viejos dirigentes morados que tanto combatieron los gobiernos de Balaguer, puedo asegurar sin temor a equivocarme que el profesor Juan Bosch, donde quiera que se encuentre, debe estar echando chispas ante semejantes aseveraciones de su disc&iacute;pulo predilecto.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;La raz&oacute;n de ello es simple: el boschismo (con sus diversos matices y representaciones directas o indirectas, pero siempre a partir de una cosmovisi&oacute;n basada en el humanismo liberal y enfilado hacia el bien com&uacute;n) y el balaguerismo (con sus m&uacute;ltiples perfiles y encarnaciones directas o indirectas, pero siempre desde una cosmovisi&oacute;n fundamentada en el individualismo conservador y proyectado hacia la pol&iacute;tica de clientela) fueron las ideolog&iacute;as nacionales dominantes en la sociedad dominicana desde el ajusticiamiento de Rafael L. Trujillo hasta la formaci&oacute;n del Frente Patri&oacute;tico en 1966, y se enfrentaron tanto en el plano de la &eacute;tica y del pensamiento social como en el terreno de la pol&iacute;tica y de la lucha electoral. Muy escasos ciudadanos no estuvieron involucrados de alguna manera en ese enfrentamiento.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;Desde luego, el balaguerismo definitivamente ha triunfado en la sociedad dominicana sobre el boschismo y las restantes ideolog&iacute;as del periodo hist&oacute;rico citado (asumido como de democracia, pero a&uacute;n con elementales tareas pendientes), y esa victoria parece m&aacute;s relacionada con su propio &ldquo;realismo&rdquo; o &ldquo;pragmatismo&rdquo; frente al manejo del Estado que con sus m&eacute;ritos como sustento de una proyecto nacional verdaderamente inclusivo, bienhechor y liberador: organizado pol&iacute;tica y conceptualmente alrededor del conservadurismo, a la postre, sin embargo, sedujo hasta a sus m&aacute;s enconados adversarios liberales con base en la concesi&oacute;n de los privilegios (l&eacute;ase: las mieles del poder, el progreso individual o la satisfacci&oacute;n de ciertas frivolidades y vanidades de la vida material) que exaltan y satisfacen a la voluble e impresionable naturaleza humana.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;En bastantes sentidos, pues, el balaguerismo como ideolog&iacute;a ha resultado hist&oacute;ricamente redimido en un proceso que se inici&oacute; cuando el PLD puso la historia dominicana patas arriba al pactar en 1996 con el PRSC, pero que luego involucr&oacute; tambi&eacute;n al PRD: ya no se consideran cuestionables -por ejemplo- sus aberraciones trujillistas, su manejo err&aacute;tico de los problemas nacionales, sus cr&iacute;menes de Estado, sus funcionarios civiles y militares abusadores y corruptos, o su proclividad a la represi&oacute;n y a la yugulaci&oacute;n de la libertad&hellip; Ahora se asimilan como parte de la &ldquo;pol&iacute;tica real&rdquo; (no importa lo justo sino lo conveniente) y se exhiben como muestras del &ldquo;genio&rdquo; y la &ldquo;habilidad&rdquo; de Balaguer&hellip; Por supuesto, no huelga recordar, sin mala fe alguna, que esas mismas consideraciones son aplicables (de cara a sus particulares &ldquo;circunstancias&rdquo; y &ldquo;conveniencias&rdquo;) a Hitler, Stalin, Somoza, Idi Am&iacute;n Dada, los terroristas del Estado Isl&aacute;mico o al mism&iacute;simo se&ntilde;or Luzbel.</p>

<p>&nbsp; &nbsp;La pregunta, finalmente, se cae de la mata: &iquest;es que el doctor Fern&aacute;ndez, a plena conciencia, ha decidido erigirse en el reivindicador hist&oacute;rico del balaguerismo? Cuesta creerlo, a no dudar, pues si es cierto que la vuelta de tuerca en la ideolog&iacute;a y el &ldquo;uso&rdquo; del poder se puede &ldquo;entender&rdquo; a la luz de los &ldquo;nuevos tiempos&rdquo;, es imposible obviar que hasta la consigna &ldquo;Ni rob&oacute; ni mat&oacute;&rdquo; (sin necesidad de darle ninguna interpretaci&oacute;n) sonaba m&aacute;s a acusaci&oacute;n contra el jefe reformista que a promoci&oacute;n del l&iacute;der pelede&iacute;sta&hellip; Y como ese mismo doctor Fern&aacute;ndez la repiti&oacute;, explic&oacute; y justific&oacute; tanto en su momento, a&uacute;n hay, valga la insistencia, alg&uacute;n derecho al escepticismo: &iquest;es convicci&oacute;n nueva o es demagogia de la vieja? M&aacute;s puntos suspensivos&hellip;</p>

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