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Madre de Redondo Llenas: Otorgar el perdón depende de cada uno

Madre de Redondo Llenas: Otorgar el perdón depende de cada uno

Publicado: 06/05/2016

Madre de Redondo Llenas: Otorgar el perdón depende de cada uno

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<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">SANTO DOMINGO. A ra&iacute;z de la publicaci&oacute;n de Diario Libre titulada &ldquo;A veinte a&ntilde;os del asesinato de Jos&eacute; Llenas Aybar&rdquo;, la madre de Mario Jos&eacute; Redondo Llenas, principal implicado en el denominado &ldquo;Crimen del Siglo&rdquo;, envi&oacute; una carta a este medio, a trav&eacute;s de su cuenta de Facebook, en la que hace una reflexi&oacute;n sobre el perd&oacute;n.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Adem&aacute;s, considera que un hecho de esta magnitud, refiri&eacute;ndose a la muerte de su sobrino, debe convertirse en una lecci&oacute;n tanto para los condenados como para la sociedad.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">El ni&ntilde;o Jos&eacute; Rafael Llenas Aybar, de 12 a&ntilde;os de edad, fue asesinado de 34 pu&ntilde;aladas el 3 de mayo de 1996 por su primo Mario Jos&eacute; Redondo Llenas y Juan Manuel Molin&eacute; Rodr&iacute;guez, quienes fueron condenados a 30 y 20 a&ntilde;os de prisi&oacute;n, respectivamente.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;"><strong>A continuaci&oacute;n la carta &iacute;ntegra enviada por la se&ntilde;ora Nora Llenas:</strong></p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">&ldquo;Soy t&iacute;a de Jos&eacute; Rafael y madre de Mario Jos&eacute;, uno de los dos condenados por la tr&aacute;gica muerte de mi sobrino. Sufro por mi sobrino, por mi hijo, por mi cu&ntilde;ada, por mi hermano, por toda mi familia y por todos los que de alg&uacute;n modo nos acompa&ntilde;an en este camino de dolor infinito.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">En el d&iacute;a de hoy, le&iacute; en su columna del Diario Libre: A veinte A&ntilde;os... y me sent&iacute; obligada a compartirle un pedacito de lo que siento. No pretendo con mis palabras modificar su postura. A usted como a todos le respeto su forma de pensar.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">De mi hijo y sus responsabilidades prefiero que hable &eacute;l mismo. Ya &eacute;l no es el joven de 19 a&ntilde;os que una vez fue, lo he visto como adulto asumir su responsabilidad y pedir perd&oacute;n sin condiciones. Otorgar el perd&oacute;n, &eacute;l lo sabe muy bien, depende de cada uno y solo si las personas as&iacute; lo van decidiendo. Nadie est&aacute; obligado. Solo en Dios los seres humanos encontramos infinita misericordia, y eso, &eacute;l tambi&eacute;n lo sabe.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Habiendo pasado los &uacute;ltimos 20 a&ntilde;os visitando la c&aacute;rcel seguramente puede entender que he pensado mucho sobre el prop&oacute;sito del castigo y las expectativas que con m&aacute;s o menos conciencia, como v&iacute;ctimas, nos hacemos sobre la prisi&oacute;n. Ninguna forma de castigo puede reparar la muerte de mi sobrino Jos&eacute; Rafael. Sin embargo, no es menos cierto, que no todos los castigos producen los mismos resultados.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Algunas condenas, especialmente cuando los que deben cumplirlas son gente muy joven, pueden llegar a producir en el condenado un prop&oacute;sito de enmienda con efectos positivos mientras viva en el penal y una vez fuera tambi&eacute;n. Claro que eso no es casual, es necesario que intervenga el tratamiento oportuno y grandes dosis de generosidad social para brindar una segunda oportunidad a los que estamos predispuestos a rechazar. El asunto es que estos &uml;rechazados&uml; recuperan la libertad un d&iacute;a y entonces solo queda rogar que alguien se haya preocupado por ayudarlos a ser mejor persona porque la mayor&iacute;a de nosotros no tuvimos ni el tiempo y ni el &aacute;nimo de hacer algo distinto.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Desde el punto de vista m&aacute;s puro, creo que la reparaci&oacute;n perfecta no existe. Ni para lo simple como puede ser una palabra descompuesta, ni para lo infinitamente doloroso como es la p&eacute;rdida del tesoro que supone la vida. El arrepentimiento pertinente, el pedir perd&oacute;n de forma honesta y la evidencia de un prop&oacute;sito de enmienda pueden conducir a la v&iacute;ctima a una situaci&oacute;n donde se recuerda sin odio, pero a olvidar plenamente, ni siquiera es conveniente.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Ahora bien, desde el punto de vista del inter&eacute;s de toda la sociedad, no tengo dudas de que lo ideal es que se trabaje para un escenario en donde la falta de uno se llegue a convertir en la lecci&oacute;n de muchos. El condenado debe tener entre sus prop&oacute;sitos fundamentales hacerse y servir de instrumento en la prevenci&oacute;n. Coloc&aacute;ndose y prest&aacute;ndose para que los que construyen una mejor sociedad le saquen a las lecciones de sus corazones el mejor provecho posible. Ver&aacute;s, se podr&aacute; discutir si el preso sirve para algo o si merece una oportunidad, pero lo que no tiene discusi&oacute;n es que sirve para ejemplo y para eso, en lo que se resuelve todo lo dem&aacute;s.</p>
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<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">SANTO DOMINGO. A ra&iacute;z de la publicaci&oacute;n de Diario Libre titulada &ldquo;A veinte a&ntilde;os del asesinato de Jos&eacute; Llenas Aybar&rdquo;, la madre de Mario Jos&eacute; Redondo Llenas, principal implicado en el denominado &ldquo;Crimen del Siglo&rdquo;, envi&oacute; una carta a este medio, a trav&eacute;s de su cuenta de Facebook, en la que hace una reflexi&oacute;n sobre el perd&oacute;n.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Adem&aacute;s, considera que un hecho de esta magnitud, refiri&eacute;ndose a la muerte de su sobrino, debe convertirse en una lecci&oacute;n tanto para los condenados como para la sociedad.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">El ni&ntilde;o Jos&eacute; Rafael Llenas Aybar, de 12 a&ntilde;os de edad, fue asesinado de 34 pu&ntilde;aladas el 3 de mayo de 1996 por su primo Mario Jos&eacute; Redondo Llenas y Juan Manuel Molin&eacute; Rodr&iacute;guez, quienes fueron condenados a 30 y 20 a&ntilde;os de prisi&oacute;n, respectivamente.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;"><strong>A continuaci&oacute;n la carta &iacute;ntegra enviada por la se&ntilde;ora Nora Llenas:</strong></p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">&ldquo;Soy t&iacute;a de Jos&eacute; Rafael y madre de Mario Jos&eacute;, uno de los dos condenados por la tr&aacute;gica muerte de mi sobrino. Sufro por mi sobrino, por mi hijo, por mi cu&ntilde;ada, por mi hermano, por toda mi familia y por todos los que de alg&uacute;n modo nos acompa&ntilde;an en este camino de dolor infinito.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">En el d&iacute;a de hoy, le&iacute; en su columna del Diario Libre: A veinte A&ntilde;os... y me sent&iacute; obligada a compartirle un pedacito de lo que siento. No pretendo con mis palabras modificar su postura. A usted como a todos le respeto su forma de pensar.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">De mi hijo y sus responsabilidades prefiero que hable &eacute;l mismo. Ya &eacute;l no es el joven de 19 a&ntilde;os que una vez fue, lo he visto como adulto asumir su responsabilidad y pedir perd&oacute;n sin condiciones. Otorgar el perd&oacute;n, &eacute;l lo sabe muy bien, depende de cada uno y solo si las personas as&iacute; lo van decidiendo. Nadie est&aacute; obligado. Solo en Dios los seres humanos encontramos infinita misericordia, y eso, &eacute;l tambi&eacute;n lo sabe.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Habiendo pasado los &uacute;ltimos 20 a&ntilde;os visitando la c&aacute;rcel seguramente puede entender que he pensado mucho sobre el prop&oacute;sito del castigo y las expectativas que con m&aacute;s o menos conciencia, como v&iacute;ctimas, nos hacemos sobre la prisi&oacute;n. Ninguna forma de castigo puede reparar la muerte de mi sobrino Jos&eacute; Rafael. Sin embargo, no es menos cierto, que no todos los castigos producen los mismos resultados.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Algunas condenas, especialmente cuando los que deben cumplirlas son gente muy joven, pueden llegar a producir en el condenado un prop&oacute;sito de enmienda con efectos positivos mientras viva en el penal y una vez fuera tambi&eacute;n. Claro que eso no es casual, es necesario que intervenga el tratamiento oportuno y grandes dosis de generosidad social para brindar una segunda oportunidad a los que estamos predispuestos a rechazar. El asunto es que estos &uml;rechazados&uml; recuperan la libertad un d&iacute;a y entonces solo queda rogar que alguien se haya preocupado por ayudarlos a ser mejor persona porque la mayor&iacute;a de nosotros no tuvimos ni el tiempo y ni el &aacute;nimo de hacer algo distinto.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Desde el punto de vista m&aacute;s puro, creo que la reparaci&oacute;n perfecta no existe. Ni para lo simple como puede ser una palabra descompuesta, ni para lo infinitamente doloroso como es la p&eacute;rdida del tesoro que supone la vida. El arrepentimiento pertinente, el pedir perd&oacute;n de forma honesta y la evidencia de un prop&oacute;sito de enmienda pueden conducir a la v&iacute;ctima a una situaci&oacute;n donde se recuerda sin odio, pero a olvidar plenamente, ni siquiera es conveniente.</p>

<p style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px; margin: 10px 0px;">Ahora bien, desde el punto de vista del inter&eacute;s de toda la sociedad, no tengo dudas de que lo ideal es que se trabaje para un escenario en donde la falta de uno se llegue a convertir en la lecci&oacute;n de muchos. El condenado debe tener entre sus prop&oacute;sitos fundamentales hacerse y servir de instrumento en la prevenci&oacute;n. Coloc&aacute;ndose y prest&aacute;ndose para que los que construyen una mejor sociedad le saquen a las lecciones de sus corazones el mejor provecho posible. Ver&aacute;s, se podr&aacute; discutir si el preso sirve para algo o si merece una oportunidad, pero lo que no tiene discusi&oacute;n es que sirve para ejemplo y para eso, en lo que se resuelve todo lo dem&aacute;s.</p>
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