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Imprudente guerra contra las bajas tasas de interés

Los gobiernos debieran ser cautelosos cuando critican a los bancos centrales.

Publicado: 25/10/2016

Imprudente guerra contra las bajas tasas de interés

<p>Numerosos representantes de influyentes intereses y formadores de opini&oacute;n detestan las actuales tasas de inter&eacute;s ultrabajas. Y tambi&eacute;n est&aacute;n claros acerca de qui&eacute;nes son los culpables: los bancos centrales. Theresa May, la primera ministra brit&aacute;nica, se ha unido a la refriega con el argumento de que &ldquo;aunque la pol&iacute;tica monetaria . . . proporcion&oacute; la medicina de emergencia necesaria despu&eacute;s de la crisis financiera, tenemos que reconocer que ha habido algunos efectos secundarios negativos. Las personas con activos se han enriquecido m&aacute;s. Las personas sin ellos han sufrido. Las personas con hipotecas se han encontrado con que sus deudas son m&aacute;s asequibles. Las personas con ahorros se han encontrado m&aacute;s empobrecidas. Tiene que darse un cambio&rdquo;.</p>

<p>Entonces, &iquest;c&oacute;mo pudiera el gobierno llevar a cabo dicho cambio? La respuesta no es obvia. Tal y como lo indic&oacute; Ben Broadbent, el vicegobernador del Banco de Inglaterra, los tipos de inter&eacute;s reales a largo plazo han ca&iacute;do a cero (o a por debajo de cero) durante el &uacute;ltimo cuarto de siglo. Adem&aacute;s, como lo se&ntilde;ala el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflaci&oacute;n subyacente de precios al consumidor ha sido persistentemente d&eacute;bil en las econom&iacute;as de altos ingresos. El Sr. Broadbent argument&oacute;: &ldquo;Con la inflaci&oacute;n relativamente estable en todos estos pa&iacute;ses, es dif&iacute;cil creer que los bancos centrales estuvieran haciendo algo m&aacute;s que . . . seguir una disminuci&oacute;n similar en la tasa de inter&eacute;s neutral&rdquo;.</p>

<p>Entonces, a primera vista, los bancos centrales est&aacute;n simplemente siguiendo las fuerzas econ&oacute;micas reales, teniendo en cuenta, tal como debieran hacerlo, la reciente debilidad de la demanda provocada por la crisis financiera y la excesiva acumulaci&oacute;n de deuda privada que la precedi&oacute;. Una indicaci&oacute;n de esta debilidad de la demanda es la persistencia de los super&aacute;vits financieros (exceso de ingreso con respecto a los gastos) en los sectores privados de las econom&iacute;as de altos ingresos &mdash; sobre todo en Jap&oacute;n, en Alemania y en la eurozona &mdash; a pesar de la existencia de tasas de inter&eacute;s ultrabajas. Por esta raz&oacute;n, el Banco de Jap&oacute;n y el Banco Central Europeo se han mantenido particularmente agresivos.</p>

<p>Tomando en cuenta estos antecedentes &mdash; las continuas reducciones de las tasas de inter&eacute;s reales, la cr&oacute;nicamente baja inflaci&oacute;n y la d&eacute;bil demanda privada &mdash; &iquest;existe un conjunto de pol&iacute;ticas alternativo cre&iacute;ble?</p>

<p>Un tipo de objeci&oacute;n a las presentes pol&iacute;ticas es b&aacute;sicamente una resonante queja: las bajas tasas de inter&eacute;s socavan los modelos de negocio de los bancos y de las compa&ntilde;&iacute;as de seguros; reducen los ingresos de los ahorradores; devastan la solvencia de los planes de pensiones; aumentan los precios de los activos; y agudizan la desigualdad. Tal y como lo indic&oacute; recientemente Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra, la pol&iacute;tica monetaria tiene consecuencias distributivas pero &ldquo;es el gobierno m&aacute;s amplio el que tiene que compensarlas si as&iacute; lo desea&rdquo;. Si el gobierno debiera o no utilizar recursos p&uacute;blicos para compensar a las personas que tienen grandes cantidades en cuentas de ahorro es dudoso. &Eacute;stas son dif&iacute;cilmente las m&aacute;s pobres. Adem&aacute;s, en la medida en que las tasas bajas promueven la recuperaci&oacute;n, casi todas las personas se benefician.</p>

<p>Las consecuencias distributivas de las pol&iacute;ticas monetarias posteriores a la crisis tambi&eacute;n son complejas. Desde la crisis, en el Reino Unido la distribuci&oacute;n del ingreso parece haberse vuelto menos desigual, pero la distribuci&oacute;n de la riqueza se ha vuelto todav&iacute;a m&aacute;s desigual. Las tasas de inter&eacute;s m&aacute;s bajas no tienen por qu&eacute; empeorar los d&eacute;ficits de pensiones; eso depende de lo que ocurra con el valor de los activos de los fondos de pensiones. Normalmente, unas tasas de inter&eacute;s m&aacute;s bajas debieran aumentar el valor de los activos. Lo que reducir&iacute;a tanto las tasas de inter&eacute;s como los precios reales de los activos es un mayor pesimismo acerca de las perspectivas econ&oacute;micas. Los bancos centrales no causan tal pesimismo, pero tratan de compensarlo. Por &uacute;ltimo, el impacto de las tasas bajas, incluso el de las tasas nominales negativas, sobre los modelos de negocio de los intermediarios financieros se puede manejar s&oacute;lo cambiando esos modelos o eliminando completamente la necesidad de tales tasas bajas.</p>

<p>Un conjunto de objeciones m&aacute;s convincente es que el marco de la pol&iacute;tica o la visi&oacute;n de c&oacute;mo funciona la pol&iacute;tica monetaria est&aacute; equivocado.</p>

<p>El n&uacute;cleo del sistema es la fijaci&oacute;n de metas de inflaci&oacute;n, la cual puede de hecho ocasionar problemas, particularmente si el impacto de la pol&iacute;tica monetaria sobre las finanzas no se toma en cuenta, como ocurri&oacute; antes de la crisis. Pero es imposible creer que la deflaci&oacute;n facilitar&iacute;a la gesti&oacute;n de una econom&iacute;a mundial caracterizada por una demanda cr&oacute;nicamente d&eacute;bil. Por el contrario, la deflaci&oacute;n pudiera hacer que las tasas nominales altamente negativas fueran necesarias. Eso ser&iacute;a pr&aacute;ctica y pol&iacute;ticamente dif&iacute;cil. No s&oacute;lo mantener la inflaci&oacute;n objetivo, sino lograrla, es esencial.</p>

<p>Algunas personas incluso argumentan que las tasas bajas debilitan la demanda por reducir el gasto, estancar el crecimiento de la productividad y estimular el endeudamiento privado. Sin embargo, no existe una raz&oacute;n clara por la que las tasas bajas deban reducir el gasto agregado, ya que simplemente desplazan los ingresos de los acreedores a los deudores. Las tasas bajas tambi&eacute;n hacen que los pr&eacute;stamos sean m&aacute;s asequibles. Eso deber&iacute;a estimular la inversi&oacute;n y, por lo tanto, aumentar el crecimiento de la productividad.</p>

<p>Las tasas bajas de hecho tienen como prop&oacute;sito hacer que las deudas sean m&aacute;s soportables, y fomentar el endeudamiento y el gasto. Si a los gobiernos no les gusta este mecanismo, necesitan reemplazar el endeudamiento privado con el p&uacute;blico, idealmente en apoyo de las inversiones en infraestructuras. Adem&aacute;s, necesitan reformas estructurales, particularmente en materia de impuestos, para promover la inversi&oacute;n privada y desalentar el ahorro. Entre los grandes pa&iacute;ses de altos ingresos, Alemania y Jap&oacute;n son los que m&aacute;s necesitan este tipo de reformas estructurales.</p>

<p>Lo que la Sra. May ha hecho hasta ahora es causar confusi&oacute;n. Es un error que un jefe de Estado critique a un banco central en sus esfuerzos por lograr el objetivo que el gobierno mismo le ha fijado. Por otra parte, no existe una buena raz&oacute;n para creer que el Banco de Inglaterra est&aacute; siguiendo su mandato de una manera equivocada. Sin embargo, si el gobierno quiere cambiar ese mandato, entonces se requiere un cuidadoso an&aacute;lisis. Todos los cambios acarrean grandes riesgos. Los comentarios insustanciales son simplemente una forma equivocada de comenzar el proceso, especialmente teniendo en cuenta el &ldquo;Brexit&rdquo;. Por &uacute;ltimo, si el gobierno quiere proteger a los perdedores de la pol&iacute;tica monetaria, debe sopesar otras demandas sobre sus escasos recursos.</p>

<p>Sin embargo, si el gobierno quiere aligerar la carga de la pol&iacute;tica monetaria, clamemos &ldquo;Aleluya&rdquo;. Ya era hora de que los gobiernos examinaran la combinaci&oacute;n de pol&iacute;tica fiscal, reestructuraci&oacute;n de deuda y reformas estructurales que pudiera ayudar a los bancos centrales a producir el vigoroso crecimiento econ&oacute;mico que la econom&iacute;a mundial todav&iacute;a necesita</p>

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