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Refinería de metales preciosos del presidente Antonio Guzmán causó pérdidas millonari

Refinería de metales preciosos del presidente Antonio Guzmán causó pérdidas millonarias al Estado Historiador Moya Pons aporta datos sustanciales en su libro "El oro en la historia dominicana"

Publicado: 17/05/2017

Refinería de metales preciosos del presidente Antonio Guzmán causó pérdidas millonari

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<p>SANTO DOMINGO. Tuvo resultados fallidos y onerosos la operaci&oacute;n de una refiner&iacute;a de metales preciosos, la cual el presidente Antonio Guzm&aacute;n Fern&aacute;ndez hizo instalar en el pa&iacute;s, luego de que su gobierno nacionalizara la empresa minera la Rosario, en 1979.</p>

<p>Buena parte de intrahistoria de la fracasada planta de Pueblo Viejo es revelada por Frank Moya Pons en &ldquo;El oro en la historia dominicana&rdquo;, libro publicado en el 2016, en el que aporta sustanciales y amplias informaciones sobre la explotaci&oacute;n del apetecido metal, desde la colonizaci&oacute;n de la isla de Santo Domingo hasta los &uacute;ltimos a&ntilde;os, en que Rep&uacute;blica Dominicana mantiene un importante aprovechamiento de sus yacimientos aur&iacute;feros.</p>

<p>El reconocido historiador expresa que no tuvo &eacute;xito la iniciativa del presidente Guzm&aacute;n, quien &ldquo;contrariando las opiniones t&eacute;cnicas m&aacute;s autorizadas, y embriagado por su &eacute;xito en la compra de la Rosario, insisti&oacute; en instalar una refiner&iacute;a de oro y plata en Pueblo Viejo con la intenci&oacute;n de maximizar a&uacute;n m&aacute;s los beneficios de la empresa&rdquo; (p.275).</p>

<p>El mandatario hizo el anuncio sobre los planes de crear la refiner&iacute;a el 2 de marzo de 1980, y once meses despu&eacute;s, el 24 de febrero de 1981, inform&oacute; que hab&iacute;a contratado a la empresa inglesa Davy Mckee para que hiciera la instalaci&oacute;n.</p>

<p>&ldquo;Casi dos a&ntilde;os despu&eacute;s, a finales de 1982, la Rosario recib&iacute;a esas instalaciones, pero tanto sus t&eacute;cnicos como sus directores sab&iacute;an que esa refiner&iacute;a ser&iacute;a un fracaso debido a los altos costos de operaci&oacute;n&rdquo;, agrega el autor.</p>

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<p>En la obra se publica parte del informe final de la gesti&oacute;n del Consejo de Administraci&oacute;n 1982-1986, en el que se da cuenta de las opiniones coincidentes emitidas por las empresas extranjeras J. Aron (de EE.UU.) y la Valcambi (Suiza), refinadoras y compradoras del dor&eacute; de Pueblo Viejo, en relaci&oacute;n a las perspectivas de rentabilidad de la nueva planta.</p>
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<p>&ldquo;Las dos firmas consultadas coincidieron por separado en su opini&oacute;n sobre este asunto, no explic&aacute;ndose las razones que hab&iacute;an motivado al Gobierno dominicano a tomar la decisi&oacute;n de instalar esta refiner&iacute;a, dado que era obvio que el refinar metales preciosos en territorio dominicano ser&iacute;a m&aacute;s costoso que hacerlo en el extranjero, como se hab&iacute;a venido haciendo entonces&rdquo;, precisa.</p>

<p>En el documento mencionado consta que en todas las oportunidades en que fue presentado el &ldquo;asunto&rdquo; al Consejo de Administraci&oacute;n de la Rosario, la opini&oacute;n sobre la refiner&iacute;a era &ldquo;desfavorable&rdquo;.</p>

<p>No obstante, &ldquo;el gobernador del Banco Central imparti&oacute; instrucciones escritas a la Rosario Dominicana orden&aacute;ndole recibir la planta y ponerla a funcionar durante un per&iacute;odo de prueba de seis meses...&rdquo;, dice el autor m&aacute;s adelante.</p>

<p>Posteriormente, escribe Moya Pons, se determin&oacute; que el ritmo de producci&oacute;n y los costos de la refiner&iacute;a no eran satisfactorios. Entonces, la empresa contrat&oacute; un experto extranjero para que evaluara todo el proceso, junto al editor interno de la Rosario.</p>

<p>&ldquo;Ambos recomendaron interrumpir las operaciones de la refiner&iacute;a y volver a procesar el dor&eacute; fuera del pa&iacute;s, pues hacerlo en Estados Unidos, a trav&eacute;s de J. Aron y Co., costaba US$0.55 la onza, y en Suiza, con Valcambi, US$0.82, pero hacerlo con la planta nueva comprada por Guzm&aacute;n costaba US$1.32&rdquo;, puntualiza.</p>

<h2>&ldquo;Casi dos a&ntilde;os despu&eacute;s, a finales de 1982, la Rosario recib&iacute;a esas instalaciones, pero tanto sus t&eacute;cnicos como sus directores sab&iacute;an que esa refiner&iacute;a ser&iacute;a un fracaso debido a los altos costos de operaci&oacute;n&rdquo;, agrega Moya Pons.</h2>

<p><strong>Sin</strong><strong> Certificado de Buena Entrega</strong></p>

<p>Otro obst&aacute;culo al que se enfrent&oacute; la refiner&iacute;a fue que no consigui&oacute; el &ldquo;Certificado de Buena Entrega&rdquo;, requisito exigido para vender oro refinado en el mercado internacional de metales preciosos. Obtenerlo tomaba unos dos a&ntilde;os, &ldquo;si es que finalmente la calidad del metal refinado&rdquo; lo ameritaba, argumenta el autor.</p>

<p>Dado que no se obten&iacute;a la autorizaci&oacute;n, en &ldquo;el caso del oro refinado en Pueblo Viejo, el comprador deb&iacute;a volver a refinarlo en otra planta reconocida, con los gastos adicionales que esto conllevaba, para que los nuevos lingotes pudieran estar respaldados por la garant&iacute;a de su Certificado de Buena Entrega y as&iacute; cumplir con los requisitos del mercado internacional&rdquo;, acota Moya Pons.</p>

<p>El informe final de la gesti&oacute;n revela, igualmente: &ldquo;El 24 de agosto de 1983 se inform&oacute; en el Consejo de Administraci&oacute;n de Rosario que el hecho de mantener cerrada la Refiner&iacute;a costar&iacute;a alrededor de RD$600,000 mensuales, mientras que si se pon&iacute;a a funcionar, esto significar&iacute;a p&eacute;rdidas de RD$900,000.00 m&aacute;s, o sea, RD$1.4 millones adicionales a la carga financiera, se&ntilde;al&aacute;ndose adem&aacute;s que mientras la Refiner&iacute;a estuvo operando hubo un d&eacute;ficit de casi US$14.0 millones en el flujo de efectivo de la empresa&rdquo;.</p>

<p>Debido a las continuas p&eacute;rdidas, se lleg&oacute; entonces a la conclusi&oacute;n de que desde el punto de vista empresarial no era rentable operar la refiner&iacute;a de Pueblo Viejo.</p>

<p>&ldquo;A partir de agosto de 1983, la Refiner&iacute;a entr&oacute; en receso. Pero en vista de que no era aconsejable simplemente cerrarla, se le ha dado servicio permanente de mantenimiento para evitar su irreversible deterioro, invirti&eacute;ndose en ello RD$471, 993.00 hasta la fecha [8 de julio 1986]&rdquo;, dice el informe (p. 277).</p>

<p><strong>Compra de la Rosario </strong></p>

<p>Tras los devastadores efectos causados en el pa&iacute;s por el hurac&aacute;n David y la tormenta Federico, Guzm&aacute;n recibi&oacute; en privado consejos del padre Jos&eacute; Luis Alem&aacute;n, uno de sus asesores econ&oacute;micos, &ldquo;quien le recomend&oacute; aprovechar la coyuntura de crisis nacional para adquirir todas la acciones de la Rosario&rdquo;, sostiene Moya Pons, bas&aacute;ndose en una comunicaci&oacute;n personal que le dirigiera el religioso en 1984.</p>

<p>Despu&eacute;s de agotar un r&aacute;pido proceso de negociaci&oacute;n, el 17 de octubre de 1979 el gobernante anunci&oacute; la adquisici&oacute;n de las acciones, hecho que provoc&oacute; un &ldquo;jubilo nacional generalizado&rdquo;.</p>

<p><em><strong>Fuente:</strong></em><em> Moya Pons, Frank. El oro en la historia dominicana. Santo Domingo, publicaci&oacute;n de la Academia Dominicana de la Historia, Volumen CXI. Editora Amigo del Hogar, 2016. </em></p>

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