común unidad de intenciones simples, 

donde todo, era de todos, de todas y quedaba tiempo para mirar los ríos, no solo los peces observar las nubes, no sólo los pájaros 
honrar la tierra, no sólo sus frutos

Los siguientes que llegaron conquistadores se decían, colonizadores los llamó la historia invasores en realidad fueron 
Y ultrajaron, violaron, exterminaron. 

Los  que vinieron más tarde, protectores se nombraron,   invasores fue su nombre verdadero
Y tomaron, ocuparon, usurparon, asaltaron, pretendiendo humillar a un pueblo que confuso se observaba las manos desnudas, empolvados los pies, 
 Mientras los herederos de los que segundo al…
] Isabel Cepeda: De poetas comprometidos

Los que fueron señalados con el don de la palabra, con el propósito cierto de darle voz, verbo, habla, a los suspiros de un pueblo que ayer su voz alzaba y hoy su lamento calla 

En este tiempo malsano donde la cultura manda que se olviden los resabios, que se premia a los corruptos, que se aplauda a los que sentados en la mesa del gran festín de reparto dejen caer las migajas,  en fin, que se cualquierice el alma

Tiempo maldito el que toca 
cuando el capital se impone, 
Ayer el canto de los poetas fue trueno, poniendo fuego al oprobio, a la muerte y su guadaña
También levantó el poeta la voz al equiparar la banda que la democracia prendió en traje blanco impoluto que sí se acercaban un palmo las narices delicadas, náuseas violentas provocaba el olor a sangre 
y carne carbonizada cuyos residuos quedaban en tan impecables fachas. 

Hoy el mismo pueblo malherido,  que ayer tuvo sus cadenas,  luego látigo en la espalda después espada  en el cuello y pólvora en pecho o frente y que ahora tiene “derecho “
a languidecer el hambre, a  trabajar sin resuello, ya sea formal su contrato o informal como hoy se llama, igual se destroza el alma, igual desapareciendo va la vida que adelgaza y aunque alargue algunos años 
siempre termina llorando 
el desconsuelo es por dentro, no hay tiempo que de respiro, este trabajador incansable, constructor del capital va marchando lerdo el paso, cosas de sobreviviente, desalentado o risueño, asumiendo su designio igual la vida le pasa.

Oh cruel! dudoso designio 
es señalado a unos cuantos, cuál herramienta de este oficio desquiciante sólo palabras y metáforas usa, hace y deshace
con contenidos dolientes, pluma en mano, cual justiciera espada. 

Pobre de este ser que algunos llaman poeta que la vida va empujando cuál si el mundo un poema de inmensa pesadumbre se tratase. 

Cuando ya han muerto casi todos los poetas reales y sólo nos quedan los recuerdos de la voz queda de un Mir llamando....
“... a parir la tierra.... “ 
o repitiendo a gritos 
....”que no pueden morir ciertas, ciertas mariposas...”

De Dalton que profanó  el silencio cuando sintió su derrota: 
....”la vida paga su precio con tu sangre”

O a Neruda con su faz mi abuelo legendario 
....”y el estupor del pueblo vio caer a los muertos con furia y con dolor ....”

O al irrepetible Benedetti que ante la muerte inminente del comandante infinito:
....”así estamos, consternados y rabiosos”

Oh poetas legendarios!

Cuánto quisiéramos algunos ir a beber con frecuencia de su inagotable fuente.

Pero hoy, aún sobrando causas que le canten el dolor, las penas nuevas y las injusticias en sus miles de matices 
las luces nos deslumbran hasta el alma, 
se nos callan muchas veces las razones, 
se nos quedan mudas las metáforas 

Que va a ser  de nosotros y nosotras?
No nos va a bastar el tiempo para poder poner las adecuadas palabras con ropaje de poema cuando nos somete sin piedad el capital, 
sus cadenas y su mundo de sirenas. 

Donde habrá un cementerio con algún rosal aunque silvestre fuera, donde las almas de los poetas que no tuvieron paz en el respiro descansen en silencio de sus quejumbrosas penas...